capitulo 28

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—Esto... Es un malentendido... —El hombre señaló a Tao Ran—. Él es un...

Qiao Ye, con una actitud salvaje, se aproximó nuevamente y le golpeó la nariz. Pronto se escuchó un sonido similar a un crack y comenzó a fluirle sangre por la cara. En ese momento, Jia Mingxuan también apareció en el baño. Era conocido por todos, que los jóvenes amigos de Qiao eran impulsivos y actuaban de una manera completamente diferente a su edad. Cuando llegaron y vieron que Qiao Ye golpeaba a una persona, no intentaron persuadirlo. Parecían más bien preocupados por la sangre que tenía en los nudillos.

—Oye, ¿qué pasó? —dijo Tang Hao mientras se aproximaba a revisarlo—. ¿Te lastimaste?

Qiao Ye frunció el ceño fríamente.

—Es un hijo de puta, nada más. —Tao Ran estaba todavía detrás de él, por lo que Qiao no tuvo más remedio que calmarse un poco para no asustarlo—. No tengas miedo, vamos a limpiar todo este desastre.

Jia Mingxuan parecía feliz de escuchar sus palabras. Rápidamente, se acercó al hombre y le aplastó la cabeza de manera violenta.

—Pobre cosita grasienta. ¿Te metiste en el chiquero equivocado?

El hombre comenzó a vomitar, agachó la cabeza y se quedó sin aliento. Las manos y los pies de Tao Ran están fríos, su rostro se torna pálido de inmediato mientras escucha decir a Qiao:

—¿Puedes hacer que esto parezca un accidente? Tengo que irme ahora.

Qiao Ye no teme causar problemas, pero si le incomoda pensar que este grupo de personas lograra asustar a Tao Ran tanto como para ocasionar que ya no saliera con él en otra oportunidad. Un amigo suyo, el que estaba más próximo a la puerta, suspiró la frase:

—Está bien.

Cuando salen por la puerta, el golpe frío de la noche parece ralentizar las acciones y las palabras de Tao Ran. Sus parpados temblaron.

—¿Qué hora es?

Qiao Ye sacó su teléfono móvil.

—Doce y media.

La cabeza de Tao Ran se tambaleó y pegó contra su propio hombro, pero antes de cerrar los ojos como tanto deseaba, pudo preguntar primero:

—¿Qué pasa con mi teléfono?

—Ya no tenía batería. —Tang Hao le tendió la mano, le entregó su celular y le dio unas palmaditas en la cabeza a Tao Ran—. No veo por qué tu hermano te está asustando tanto, no eres una chica. A esta edad, es algo normal ir a casa en la madrugada. ¿Qué dices? ¿Vamos a otro lugar ahora?

Qiao Ye suspiró, y negó con la cabeza.

—Voy a llevarlo a casa.

Tao Ran siguió casi colgando de Qiao Ye. Ambos se mantuvieron muy silenciosos durante mucho tiempo hasta que Tao Ran dijo:

—Lo siento, por mi culpa tu cumpleaños no fue bueno.

Qiao abrió la boca, pero no tuvo el valor de contarle la verdad.

—¿Te llevo a tu casa? Tal vez es demasiado tarde. ¿Quieres quedarte en los dormitorios de la escuela hoy?

Ran negó con la cabeza y pronto su frente pegó contra la ventana del automóvil, tenía la cara absolutamente pálida. Incluso los labios.

—Voy a estar bien...

Esta vez no hay atascos en la carretera y les lleva aproximadamente veinte minutos cruzar todo el barrio. El movimiento del McLaren es demasiado fuerte y Tao no siente la emoción del inicio, todo lo que pude percibir su estómago es una terrible sensación de nauseas. Qiao Ye escuchó las arcadas de Tao Ran, se estacionó y se bajó del auto junto con Tao. Ambos se sentaron bajo un árbol verde, a minutos de llegar al viaducto principal. Le frotó la espalda con la palma de la mano.

—¿Quieres vomitar?

Tao Ran negó con la cabeza.

—Quiero ir a casa, tengo que regresar.

—Tómate un descanso. —Qiao Ye detuvo a Tao Ran cuando notó que ya se había puesto de pie—. ¡Déjame llevarte!

Tao sonrió y dijo:

—Realmente estoy bien, no importa.

—... De acuerdo. —Qiao sujetó su rostro con ambas manos y le obligó a mirarle—. Pero, escúchame, podemos llegar a la escuela rápidamente desde aquí, tomar el desayuno mañana temprano, dormir de nuevo y entrar al menos a una clase después. Tal vez te preocupa que no nos dejen pasar ahora, pero créeme… ¡Vamos a entrar como si nada!

Tao Ran aceptó.

✤✤✤✤✤✤

Tan pronto como entró en el dormitorio, lo primero que hizo fue poner a cargar su teléfono móvil. Sin embargo, su esfuerzo físico había sido demasiado grande esa noche y además estaba todavía lo suficientemente borracho como para no saber lo que estaba haciendo. No había dormido en el sofá nunca, pero logró caer profundamente dormido incluso antes de que se encendiera la pantalla del celular.

Tao Ran había estado durmiendo hasta la mañana siguiente, se levantó a las siete y se frotó violentamente la cara utilizando un pedazo de jabón. Se lavó los dientes y corrió escaleras abajo. Lao Wang estaba esperando en el mismo lugar de siempre.

—Pequeño maestro. ¿A dónde fuiste anoche? Estaba muy preocupado, lo busqué en todas partes. —Lao Wang finalmente reflejó un poco de cansancio en su mirada, pero su tono todavía era grave—. El señor Zekun me dijo que nunca pudo localizarlo.

Tao Ran no dijo nada. Al encender el teléfono celular, pudo notar la infinita cantidad de llamadas perdidas que tuvo anoche. De Wang Shu tiene más de una docena, de Li Zekun solo tiene dos. Una es a las diez y la otra a las doce y media. Tao Ran se sintió ligeramente decepcionado por eso y ahora casi no tiene cerebro para devolverle la llamada. Se mordió el labio inferior profundamente y pronto se sintió un poco asustado. Sabe que está equivocado y sabe que no tiene derecho a enojarse por la vana preocupación que le profesa, pero ya lo está. Además, teme que Li Zekun se enoje por esto y vuelva a comportarse distante.

Lao Wang, mientras tanto, solo piensa que Tao es como todos los niños de su edad. Posiblemente estuvo jugando tanto con sus compañeros de clase que olvidó la hora. No es gran cosa, así que trató de consolarlo un poco.

—El señor está preocupado por usted, en serio. Si te sientes incomodo ahora, puedes hacerle otra llamada después de estudiar.

—Gracias, señor Wang.

Tao Ran apenas sonrió, le dio las gracias, y volvió a la escuela rápidamente.

Nadie se vuelve a encontrar.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt