Capítulo 1

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Un chico de quince años caminaba por todo el centro comercial buscando el regalo de cumpleaños perfecto para su mejor amigo. Estaba en el centro comercial solo, aunque en realidad no tan así. Su papá lo esperaba en el área de las comidas del lugar. Este chico se llamaba Yang Jeongin, tenía quince años, su cabello era de un lindo color chocolate, tenía ojos grande y brillantes, su piel era clara y sus dientes estaba perfectos luego de haber dejado los frenos hace unas tres semanas. Estaba casi tan alto como su papá querido y bueno, le encantaba. Otra cosa que le encantaba era el gran parecido que tenía con su papá. Definitivamente había sacado su gran belleza.

La razón por la que casi se encontraba corriendo por el centro comercial era porque ese día era el cumpleaños de su mejor amigo y pues no es un mal amigo. Le había comprado el regalo a su amigo con semanas de anticipación, desde que este le dijo que haría una fiesta, pero lo colocó en mal lugar y se cayó. La hermosa bola de cristal con paisaje de Australia que había comprado para su mejor amigo murió de la manera más trágica posible esa mañana. Ahora solo esperaba poder encontrar la misma bola en la tienda en la que la había comprado. Por suerte así había sido, la había encontrado, y la tomó de inmediato. Le pidió al vendedor que le envolviera la esfera ya que estaba falto de tiempo y definitivamente no podría hacerlo él. Su papá apenas y lo llevaría a la fiesta.

Cuando tuvo todo listo salió a toda prisa de la tienda, pero con cuidado ya que no quería que la esfera se cayera tal y como lo hizo la otra en la mañana. Cuando llegó con su papá le sonrió y este lo hizo de vuelta para luego levantarse para así los dos juntos caminar al auto.

El papá de Jeongin era hermoso. Era un hombre de treinta y un años que llevaba el cabello negro y su ojos eran igual de brillantes que los de Jeongin, de ahí los había sacado el menor. Su piel era un poco más oscura que la de su hijo, tenía un lunar en su nariz, era un poco más alto que el menor y tenía una linda sonrisa que siempre brindaba a su hermoso hijo. Así de hermoso era su papá Lee Minho.

Cuando estuvieron en el auto, Jeongin se abrochó el cinturón de seguridad y abrazó el regalo como si su vida dependiera de ello. No iba a permitir que la nueva esfera cayera también. Su papá lo vio, rió un poco para luego abrocharse también y finalmente encender el auto para a los segundos arrancar.

-Sabes que hoy tengo que hacer unas cosas y con el pequeño inconveniente ya me atrasé un poco. Sé que dije que conocería a tu amigo hoy cuando te dejara en la fiesta, pero lo haré luego de que termine ya que te dejaré en la entrada y me iré a hacer lo que debo hacer. Solo no le digas a tu padre que las cosas resultaron así. Se enojará mucho si se entera que te dejé solo en la casa de un "desconocido". -hace las comillas aprovechando que estaban en una luz roja. -Dijiste que termina a las siete. ¿No es así? Estaré ahí quince minutos después de eso. Espero que a tu amigo no le moleste.

-Para nada. Ya sabes, vive con su tío cool y soltero. Aún no lo conozco, pero con lo que dice de él debe ser muy comprensivo. Ya sabes lo que dicen de los tíos millonarios y solteros. -dice y Minho se ríe. -Es una lástima que la única tía que tengo sea tan amargada.

-La hermana de tu padre no es amargada. -dice tratando de defenderla, pero al voltear el rostro unos segundos ve la cara incrédula de su hijo. -Bien. Si es amargada.

-Pues obvio. Me regaló un billete de cien dólares a los cuatro años. ¿Quién hace eso? Es decir, ahora se lo agradezco, pero a esa edad esperaba más un peluche gigante en forma de perro a cien dólares. Ni siquiera sabía lo que era el dinero. ¡Me lo metí a la boca y ya no hizo nada para evitarlo! Creo que ella quería que muriera atragantado.

-No digas eso. -se vuelve a reír un poco y da una vuelta hacia la derecha tal y como le dice el GPS. -¿La casa del final?

-Si. -Jeongin dice eso y asiente frenéticamente. -Vaya. Luce mejor que en las fotos que me mostró Felix.

AgainWhere stories live. Discover now