Capítulo 28: Hieren a Matías.

1.3K 45 0
                                    

Se escucho una detonación, yo cerré los ojos esperando lo peor. Escuche como algo se estrellaba en el suelo. Me obligue a abrir los ojos. Madison estaba a salvo aún atada a la silla. Corrí donde ella la desate y la quité de ese lugar. La abrace como si mi vida dependiera de ello.

—Te amo mi vida eres mi mundo—dije dándole un beso en la mejilla. Abrieron la puesta y me aliste a disparar sin importar que me quitaran la vida al intentarlo, ya la tenía a ella entre mis brazos, ya nada mas me importaba.

—Hey tranquila soy yo—dijo Martín—Dios ¿qué le pasó a él? —fue ahí donde me di cuenta que Matias estaba recostado en la cama con una herida en su brazo.

—Llévate a Madison—él asistió y tomó en brazos a Madison—Martín si yo muero hoy por favor llevatela lejos y nunca la dejes sola prometemelo—él me miro y luego miro al pequeño cuerpo que estaba cargando.

—Emma se que vas a vivir después de todo yo también te entrene—me sonrió—. Lo prometo nunca lo dejaré sola—dijo para luego salir de la habitación.

—Emma vete con ellos yo estaré bien—. Matias intento sonreír pero solo hizo una mueca horrible.

—Me voy a ir pero te llevaré conmigo, eres el padre de Madison y no te abandonare, saldremos juntos de esto.

—Tú eres su madre, ella te necesita más a ti que a mi, solo correrás más peligro al estar a mi lado.

—Hay que hacer un torniquete para intentar parar el sangrado—le quité el cinturón a Matías.

—Una vez soñé que me quitabas la ropa pero nunca lo soñé de esta forma, te quieres acostar con un herido— soltó una pequeña carcajada.

—Idiota—dije entre dientes poniendo el cinturón arriba de la herida en su brazo.

—Sabes la próxima vez procura mejorar al saber cual cable es cual—dijo esbozando una sonrisa.

—Matias no habrá próxima vez, vamos a estar bien, además hice lo mejor que pude, no trabajo bajo presión y menos sabiendo que mi hija o tú corren peligro me asusto tanto que me dolía tan solo pensar que perdería a uno de ustedes—me calle cuando me di cuenta lo que había dicho, Matías sonrió con es tipo de sonrisa la cual te hace mojarte las bragas de cualquier chica.

—Sabes que eres la mujer de mi vida—dijo para luego pegarme a su cuerpo con su único brazo bueno.

—¡Basta! ¡Detente! Estas haciendo que me confunda y no puedes tu provocaste nuestro divorcio y vienes ahora como si no hubiera pasado nada, sabes cuantas lágrimas derrame en tu ausencia, sabes cuantas pesadillas tuve y no estabas a mi lado, sabes lo que más me duele es que prometiste estar siempre a mi lado, prometiste protegerme de las pesadillas pero ya no esta, ellas viven recordándome todo el mal y daño que hecho, recordando como llegue a perder a todas esas personas de que me importaron—. No se en que momento dijo todo eso solo sentí como un peso se liberaba de mi, sentí que esa carga que guardaba durante un muchos año atrás disminuyó, sentí paz.

—Emma yo nunca me aleje de ti, nunca me fui, siempre estuve a tu lado, porque nunca rompo mis promesas—dijo para luego tomar mi cara y unir sus labios a los mío.

<<¡Que rayos haces Emma!>> pensé.

Me separe de golpe de el. Esto estaba mal, el yo ya no éramos nada, solo un par de desconocidos con cosas en común, me levante del suelo tome su arma y la mía.

—Levántate, es hora de irnos—dije con neutralidad.

—No tienes que hacerlo, no otra vez, no actúes como si no te importara, no lo hagas.

Obligada a ser tuya. En Edicion.Where stories live. Discover now