Capítulo 14: Pelea.

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Las notas y las cajas de postres de vainilla no paraban de llegar. En sí me daba miedo de que se enterara Matías o dañaran a Madison, pero estar junto conmigo llevaba esos riesgos lo sabía pero que tonta fui al caer. No podía enamorarme y lo hize. ¡Joder fui tan tonta! ¡Tan débil! Sabía muy bien que no podía enamorarme ni tener familia lo sabía. Pero aún así la tengo ahora ellos están en peligro por mi culpa, eso duele. Él no dudará en matarlos.

Odio tener miedo, tan solo si pudiera alejarlos, tan solo Matías cometiera un error o que volviera hacer con antes me hicieran las cosas más fáciles. Me dolería en el alma no estar con ellos. Pero él les haría daño, el los mataría. Prefiero que sufran por  mi culpa a que se mueran. Si se mueren no se que haría, tan solo tuviera una solución en que ellos y yo no sufriera, pero no la hay. Joder solo tendría que dejarlos pero no puedo.

—Amor— dice Matías entrando a mi oficina—¿Que tienes?—pregunto con esa hermosa sonrisa.

—Nada—intente sonreír.

—No mientas—dice observando la ciudad por el ventanal. Me levanté y camine hacía él—. Algunas veces pienso que no te merezco—Me jaló para abrazar me—Te amo tanto. Me imagino tu y yo de viejitos viendo a nuestros nietos correr por la casa—en serio tenía que hacer las cosas más difíciles.

—Claro tu y yo de viejitos-seria un buen final. Pero si yo tuviera otra vida—. Matías tenemos que trabajar.

—¡Pero yo quiero estar contigo!

—Ve tienes trabajo—dije y empujé hasta la puerta—Necesito terminar el mío.

—Si como desees—dijo con molestia separándose bruscamente de mi.

Tomo su mano y luego lo abrazo—No quiero separarme de ti —lo beso—Pero hay trabajo—lo suelto.

No dijo nada y salio.

Joder. Por que tiene que ser así. No puede ser más sencillo, tan solo hubiera deseado que mi vida no fuera tan caótica, hubiera deseado no ser Estrella, hubiera deseado solo ser Emma.

Hubiera deseado ser tantas cosas que ahora no puedo.

¡Que jodida estoy!

Tan solo no hubiera conocido a Marcus y a los otros imbéciles de mierda, no estubiera en esta situación.

El teléfono que comunica mi oficina con la de Matías empieza a sonar. Contestó.

—Emma ahora mismo en mi oficina.

—Voy para allá—cuelgo y me dirijo a su oficina, toco la puerta y se escucha un pase.

Matías tenía regados papeles por todos lados, y él se veía frustrado.

—¿Que pasó?—pregunte al llegar al frente de él.

—¿¿¡¡Que quieres que te diga!!??—dijo furioso—Esto no está nada bien—Me tiró unos papeles—. Joder si hubieras echo el jodido trabajo bien—dijo seco, en su mirada no había ningún expresión. —Joder pensé que eras de confianza, que no serías como las otras —no entendía nada.

—No entiendo.

—Zorra es lo que eres.

—Explícame el problema, no te entiendo—intente mantener la calma.

—Me has estado robado dinero.

—¿Que?

—¡Eres una ladrona!— tenía que haber un error.

—Disculpa. Puedo ser todo lo que quieras pero una ladrona jamás. Mis padres me enseñaron valores y además de eso ¿Tienes el descaro de culparme sin pruebas?

Obligada a ser tuya. En Edicion.Where stories live. Discover now