Capítulo 8: Deseo

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Me despierto intento moverme pero algo no permite el movimiento abro mis ojos lentamente hasta encontrarme a Matías con sus ojos cerrados tiene una expresión tranquila levantó su brazo sin que él despierte abajo de la cama y voy al cuarto de baño, hago mis necesidades y labo mis dientes.
Salgo del baño busco un short corto y una blusa vuelvo al cuarto baño y me baño.
Minutos más tardes salgo de la ducha voy donde se en cuenta mi ropa, seco mi cuero y busco mi ropa interior, no esta la deje me en la habitación vuelvo en una toalla, salgo busco en los cajones mis bragas y un sosten voy al baño pero antes de entrar me de tiene una voz soñolienta.

—¿Por qué no te vistes aquí?—no le hago caso y vuelvo a entrar al cuarto de baño me visto, me amarro el cabello con una cola de caballo alta.

Al salir me doy cuenta que Matías esta en boxer su cabello alborotado y su sonrisa coqueta no puede faltar.

—¿Deberías cerrar la boca Emma se te puede caer la babá o meter alguna mosca—se acerca y queda justo en frente—Estas lista para tu primer día de trabajo—se acerca a mis labios poco a poco—Se que te gusto—dice arrogante—nadie se puede resistir a mis encantos—se separa.

—Te equivocas querido—ahora me acercó yo a él—Dirás que no hay hombre que no pueda resistirse a mi encanto—digo cerca de sus labios, pero por un impulso lo bese él igual que yo me besa para profundizar el beso el colocó la una mano en mi nuca haciendo que me acerqué más a él mis manos van a su cuello y una juega con su pelo deja una mano se posa en mi cintura por falta de aire se aleja un poco de mi pero vuelve a buscar mis labios con desesperación él me levanta del piso, enrollo mis piernas en sus cintura, seguimos besándonos él me lleva a la cama, me recuesta en ella y se coloca enzima mio y sigue besándome sus manos recorre mi cuerpo se separa de mi y me quita la camisa besa mi cuello y abaja hasta mis pechos me levanta el sosten y mete sus manos en mi pechos apretando los pero algo nos interrumpe unos golpes en la puerta.

—¿Quien?—dice Matías molesto.

—Soy Victoria la nana de la señorita Emma—explica.

—¿Que quiere? —pregunta Matías todavía enzima de mi.

—Se les va a hacer tarde para el trabajo—el me ve y yo sonrió con burla.

—Si ya vamos —dice Matías, se acerca—Esto no se queda así pequeña Emma—se levanta y se va al baño me levanto y busco mi ropa para el trabajo que consiste en una blusa blanca y una falda negra hasta la rodilla y un saco negro me visto y me maquilló: rímel, rubor y mi labial rosa claro mi cabellera va suelta me pongo mis tacones negros y listo.

—Que hermosa estás—cojo mi bolso.

—Te espero abajo—salgo camino por el pasillo abajo las escaleras y me digo a la cocina.

—Emma quieres algo antes de ir a trabajar.

—Solo una manzana—me extiende una manzana roja—Gracias nana.

—Emma vamos—llega Matías con el típico traje.

—Deberías ser original—sonríe y me ve de arriba hacia bajo. 

—Digo lo mismo.

—Si, bueno vamos.

Me despido de mi nana y voy detrás de Matías nos subimos en su coche.
El conduce, al llegar abaja igual yo, caminamos agarrados de las manos saludamos al guarda y vamos directo al elevador Matías marca el numero.

Al llegar me muestra mi oficina que esta a la par de de él hay una puerta adentro que esta nos une sale y se va a la de él.

—Señorita Emma venga a mi oficina ahora.

Obligada a ser tuya. En Edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora