No fue hasta que estuvo sentada en la sala observando como todos se movían de un lado a otro, que Camila descubrió la gran influencia que sus padres y los padres de su futuro esposo tienen en San Diego.
Habían logrado conseguir un juez para que los uniera en matrimonio en menos de media hora, aún cuando las citas deben ser programadas con meses de anticipación; también habían conseguido un lugar donde llevar a cabo la ceremonia.
Sólo bastaba con escuchar el apellido de los novios y eso bastaba. Los hijos de dos de los más grandes empresarios estaban a punto de contraer matrimonio. Los Bell y los Cabello al fin de unirán en algo más que asociaciones.
Camila y Alexander siempre supieron que sus familias eran poderosas, pero la falta de sus padres a través de los años les hizo valorar la vida con humildad. Camila conducía un Jetta 2009 cuando podía tener el automóvil que quisiera. Ambos habían optado por conseguir sus cosas con su propio dinero, con sus propias metas.
Esa fue la razón por la cual ambos estudiaron lo que de verdad amaban y no lo que sus padres a través de los años tantas veces intentaron imponerles, también por eso se habían ido a vivir juntos de inmediato. No querían la vida llena de lujos y eventos sociales.
Amaban ser sólo dos personas más en San Diego.
En ese momento, Alexander parecía haber olvidado la humildad que siempre lo había acompañado; Camila se dio cuenta que el chico ahora decía su nombre con orgullo mientras intentaba confirmar todo lo necesario para su propia boda.
Camila estaciono su automóvil frente a la casa de Lauren. Eran casi las 11 de la noche, no se había dado cuenta de la hora hasta que regreso.
Había repasado en su cabeza mil discursos diferentes para no hacerle daño a Lauren, jamás podría perdonarse lo que estaba a punto de hacer; pero tenía un compromiso desde antes de conocer a la fotógrafa, y ahora tenía que cumplir con ello. Olvidarse de la mujer que más amaba e intentar encontrar la felicidad con alguien que sólo podría ser su mejor amigo.
Sus manos temblaban mientras intentaba encontrar el valor para hacer lo que tenía que hacer y terminar con todo eso antes de que su corazón venciera a la razón, terminado por arrepentirse de todo. Tenía que dejar a su corazón fuera de todo, para siempre.
Camila encontró a Lauren sentada en el sofá, tenía sus audífonos colocados en los oídos y su vista estaba clavada en un libro que tenía en sus manos. La modelo reconoció la portada de inmediato. "Cinematografía para tontos" Lauren había adquirido ese libro desde hace algunos días, pero no lo había vuelto a abrir desde ese día. La modelo se acercó lentamente al lugar donde Lauren estaba casi acostada.
Lauren volteó a ver a Camila y de inmediato se puso de pie dejando el libro sobre el sofá.
"Hey." Saludó Lauren y se acercó a su novia para saludarla con un pequeño beso en los labios "¿Cómo está tu familia, mi amor?"
Camila sintió su ritmo cardiaco al escuchar esas palabras saliendo de la garganta de su, aún, novia "Hmm, creo que..." la modelo aclaro su garganta intentando eliminar el nudo en ella "Creo que tenemos que hablar."
Lauren frunció el ceño "¿Todo bien?"
La fotógrafa se mordió el labio inferior, estaba nerviosa y no entendía la razón, había pasado todo el día con un presentimiento en su interior, y ahora, al escuchar las palabras de Camila sabía que algo estaba mal.
Lo podía deducir de como su novia no podía verla directamente a los ojos y como sus manos temblaban más de lo normal.
La modelo cerró los ojos intentando recordar las palabras que había repasado mil veces en su cabeza. Ahora frente a Lauren todo parecía estar olvidado, incluso podría jurar que había olvidado su propio nombre.
