XIII - El Valle Pantanoso (Pt.1)

399 58 52
                                    

A la mañana siguiente el variado grupo se levantó temprano para el desayuno como de costumbre, sin embargo, el misterioso Loth ya no estaba, según el mago se había marchado a buscar el caballo de Demethir por lo que ordenó a Ereas que llevara a pastar a Arrow y su blanca yegua mientras esperaban. Ereas siguió las órdenes sin chistar, a esas horas de la mañana le costaba pensar y se hubiera quedado feliz durmiendo entre sus mantas, cada día se sentía más agotado, la marcha le estaba siendo dura y las fuerzas escasas. Aun así se dignaba a seguir sus tareas sin más, suplicando en silencio algún tipo de descanso, no podía creer lo drástico que había cambiado su vida, todavía recordaba aquellas apacibles mañana en el castillo de Drogón junto a su hermana, lo inmensamente feliz que había sido sin siquiera notarlo, intentaba ver el lado bueno, "podía ser mucho peor" pensaba, pero aun así no evitaba aquella agonía, de que el tiempo pasado había sido mejor, especialmente cuando se encontraba solo con sus pensamientos. Era como una nube negra lo siguiera a todos lados esperando estallar en aquellos momentos y ahí mientras alimentaba a los caballos con la escasa hierba que allí crecía recordó lo sucedido la noche anterior, las horribles imágenes que aquel anciano le había despertado, por momentos pareció no comprender si eran suyas o del mismo Loth, le resultaba algo confuso, como si de alguna forma se hubiera adueñado de sus propios pensamientos, le asustaba... y para su mala fortuna ahora él tenía su rosa, su preciada rosa, una de las pocas cosas buenas que había conseguido tras todas sus catástrofes.

—¿Hay algo de pasto muchacho? —preguntó una dulce voz interrumpiendo sus pensamientos. Ereas giró su cabeza sorprendido, no había advertido la presencia del príncipe Gianelo que venía tirando de su caballo con una radiante sonrisa en el rostro.

—No mucho —contestó Ereas un tanto tímido. No sabía porqué, pero a pesar de conocer a Gianelo desde mucho antes, no podía evitar percibirlo como algo externo a su mundo, como si él estuviera encerrado en una burbuja de la que Gianelo no formaba parte, rara vez habían cruzado palabra, lo recordaba de las visitas del rey Ewolo a Drogón, un chico tímido que crecía eclipsado bajo el alero de sus hermanos mayores, tras la muerte de estos se había transformado en el heredero indiscutido de Flemister, todo por supuesto considerando que lograse regresar de aquel viaje.

—Me aburren estos momentos —dijo Gianelo haciendo pastar a su impresionante corcel, como hijo del rey Ewolo poseía un hermoso caballo.

—¿Preferirías estar cabalgando? —preguntó Ereas sin atreverse a mirarlo a los ojos, había algo en la gallarda postura del príncipe que lo intimidaba.

—Por supuesto —contestó Gianelo sin darle importancia— ¿Cómo es que aceptaste a venir en este viaje Ereas? —le preguntó de manera súbita.

—¿Cómo? —preguntó Ereas un tanto extrañado con la pregunta.

—Es solo que aun sigues siendo un tanto joven para embarcarte en algo así —le contestó Gianelo de manera amena— Y es evidente que no le agradas a varios de los chicos —continuó— Aunque el mago ha insistido en llevarte la mayoría te considera poco útil.

Ereas se quedó perplejo, un tanto herido al escuchar sus palabras y aunque pudo notar que no había una mala intención detrás, le fue imposible no ponerse a la defensiva.

—¡Creo que eso no es asunto tuyo! —le contestó— ¡Después de todo no creo estar siendo una carga para ninguno de ustedes! —añadió alzando la voz.

—¡Lo sé, Ereas! No pretendo herirte —le dijo con voz apacible— Desde mi punto de vista creo que hay mucho en lo que puedes aportar ¡Es solo que últimamente se han estado levantando preguntas entre los muchachos¡ ¡En especial Orfen! No puede evitar pensar a lo que nos está llevando el mago realmente ¡Y no es que no confiemos en él! Personalmente estoy dispuesto a dar la vida por nuestra causa, pero el camino es peligroso y arriesgado ¡En especial para ti! Hay que estar lo suficientemente loco para emprender esta aventura ¡Aun teniendo al mago de nuestro lado sabemos que varios de nosotros no vamos a regresar!

El Viaje De EreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora