XII - La Tierra de los Gigantes (Pt.1)

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Advertencia:

El siguiente capítulo incluye contenido para adulto, pudiendo resultar altamente ofensivo y/o perturbador para personas sensibles y menores de edad con falta de criterio.

Solo recordarles que todos los personajes, así como el dios Thal, sus directrices y las situaciones narradas son enteramente ficción y no representan necesariamente mi pensamiento, ni mi forma de ver la vida. Si has leído todos los capítulos anteriores te habrás dado cuenta que claramente el dios Thal está basado en gran medida en el Dios cristiano y como tal, se le intenta dar cierta coherencia y posición clara frente a temas sensibles que para algunas personas pudieran resultar ofensivos y/o retrogradas. Digo esto de antemano porque ultimamente ronda una hipersensibilidad de tamaño estratosferico en cierto grupo de personas ante ideas u opiniones distintas... Historia real: Cierta persona en el pasado asumió que porque había escrito sobre los asesinatos de cierto personaje presente en este capítulo yo también quería asesinar (ilógico, pero cierto).

Ya estás debidamente advertido.

Sin mas que añadir, espero que disfrutes de tu lectura y siéntete libre de dejar tus comentarios, aportes y/o sugerencias. :D

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Después de varios días, tras el cese de la lluvia, el sol volvió a brillar con todo su esplendor una vez más, llegando por fin a los límites de Antímez, un lugar a pampa abierta con una fila interminable de gigantescas rocas alargadas, separadas entre ellas por varios metros de distancia y colocadas en modo vertical con su parte inferior enterrada firmemente en el suelo para mantenerlas erguidas, cada una de ellas tenía tallada runas diferentes; Ereas las pudo identificar más le fue difícil descifrar el significado de las palabras, en los últimos días se había dedicado exclusivamente al estudio, los guerreros apenas se hablaban entre sí y Eguaz con Insgar habían comenzado a hablarle casi todo en Idioma Élfico, por lo que de cierta forma se sentía solo y aislado. Con el único que solía cruzar palabra de vez en cuando era con el enano, el único que mantenía su alegre y positiva actitud. Los demás se habían distanciado a tal punto que Teddy y Gianelo prácticamente se habían limitado a hablar entre ellos, a Othila ni siquiera le dirigían la mirada y Orfen, aparte de distante, se había vuelto más petulante e insoportable que nunca, evitando cualquier tipo de contacto con aquellos que no fueran los de su propia raza, a menudo se refería a Ereas, entre sus escasas conversaciones con Teddy y Gianelo, como "ese pendejo afeminado" y "el cara de niña", lo que hacía sentir al gorgo bastante ofendido, que no entendiendo la razón de aquella dura actitud hacia él se había esforzado por mantenerse lo más serio, duro y varonil posible cuando se encontraba frente a él... y por si fuera poco estaban también los licántropos, asunto que había mantenido tensos a la mayoría, sin embargo, tal y como había dicho el mago, estos ni siquiera dieron señales de estarlos siguiendo y si es que iban realmente tras ellos estaban haciéndolo con extrema precaución, pues durante no dieron ni el más mínimo indicio de vida. Aun así los guerreros se mantenían alerta, la sola idea de terminar entre sus fauces, o peor aún infectado de licantropía, los mantenía despiertos por las noches; el mismo Ereas había vuelto a tener pesadillas, pero esta vez con una serie de confusas imágenes mezcladas con hombres lobo, runas élficas y sangre... y es que la exigencia de su aprendizaje había sido tal que comenzaba a temer que nunca aprendería el idioma. Aun así el mago seguía aleccionándolo religiosamente cada día mientras le aumentaba significativamente el número de palabras a memorizar.

—¿Es verdad que los gorgos eran capaces de hablar cualquier idioma, incluso el de los animales? —había preguntado al mago una vez al ver lo difícil que le estaba resultando aprender.

El Viaje De EreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora