Capítulo 25

2.4K 210 24
                                    

Samantha:

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Samantha:

Me dirijo a un lugar que jamás he conocido. La sorpresa de él era tan oculta que tomamos un vuelo que me dejó en shock. Nunca en mi vida había experimentado una situación así con él, la última vez que lo hice la locura como esta fue cuando llegué a LA sin conocer a nadie. Pero esto ahora es diferente, la gente no se amontonaba para ingresar, solo nos quedábamos en una sala solos, acariciando el momento tomados de la mano. Al subir al avión pequeño, los aperitivos fueron deliciosos, además de que el espacio en el avión era espacioso y fuimos los únicos en tomarlo junto con la tripulación.

Aterrizamos a eso de las cuatro y media de la tarde. El olor a limpio llenó mis narices, todo huele a hierva húmeda. Apenas miré los cerros vi un montón de viñedos por todos lados, ni siquiera sé dónde nos encontramos, pero sigue siendo maravilloso de admirar. Jonathan enredó los dedos sobre los míos y juntos caminamos a un auto que nos esperó a la salida del pequeño aeropuerto. Al entrar, el auto nos llevó a un lugar misterioso. Tranquila y segura, dejé reposar mi cabeza sobre la ventana, notando lo bello que es este lugar y de pronto un cartel de aviso, se aproximó. Leí y decía, "Bienvenidos al Valle de Napa" Mis ojos se fueron a Jonathan con expectación.

—Estamos muy lejos de casa —Expresé anonadada.

—No quiero que nadie nos moleste, no hoy —Cogió mi mano con un leve apretón—. Esta tarde solo seremos tú y yo.

Bajamos en un par de kilómetros más adelante. Era la viña St. Antonieta a la que nos detuvimos, aunque también sirve como de restaurant y hotel de cinco estrellas, la verdad lo de las estrellas no sé qué significó hasta que recordé una cena de beneficencia del señor Arthur al que acompañé. Él chofer nos dejó a la puerta de la entrada principal y se fue, dejándonos solos. Jonathan tomó de mi mano y me arrastró a la recepción. Mis ojos expectantes estaban viendo todo mi alrededor, todo estaba tallado en madera. Tenía un aire bien hogareño, miré la entrada de la recepción y no había tanta gente como creí.

—Entonces, ¿la suite? —Escuché decir a la recepcionista.

—Sí, la que mi secretaria indicó —Lo miré sobre su hombro y él me sonrió devuelta—. La queremos solo por esta noche.

—Bien —La mujer tecleó algunas cosas y en unos segundos después, le entregó una tarjeta—. Señor Jonathan, su habitación está lista y la cena estará en dos horas. Si gustan pueden pasar a la habitación a acomodarse para cabalgar.

—Gracias —Tomó la tarjeta.

Estaba pasmada, ¿cabalgar? No aparté la vista de él en todo el recorrido hasta la habitación. Abrió la puerta y mi perpleja mirada quedó impregnada en la habitación, era hermosa. La cama tiene unas cortinas que caen desde el techo hasta el piso, flores por doquier y solo una persona ahí con los brazos extendidos, viéndome con amor. Traté de contener mi emoción, pero fue en un vano. Él logra que mi felicidad se vea en todo su esplendor.

No culpes al deseo (disponible solo hasta el 18 de Marzo)Where stories live. Discover now