Capítulo 12

2.8K 239 49
                                    

Jonathan:

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Jonathan:

De regreso a una realidad que fue hipnotizada por el infierno de su cuerpo, vuelvo a dejar recuerdos al olvido y solo pienso en mi austero presente. Sin embargo, el pensamiento me juega una mala pasada como siempre. Ahí memorizo donde la poseí a plena luz de la luna, donde toqué ese paraíso con mis labios, la tentación que sentí cuando estuve en su interior y de cómo ese desenlace fatal, era caer por su sensualidad. Si el sacrificio era desplomarse para obtener reconocimiento, me arrodillé a su deseo.

He tomado siempre decisiones correctas en mi vida centrada y perfecta, y puedo jurar que este desenlace es una decisión que dejo aparte. La sirena ha sido mi único pecado y lo será. Es mi secreto. Es la única que ha sido capaz de saciar un enfermizo deseo que me consumió por horas. La manera tan traviesa e inexperta que me arrastró en nuestra noche de oscuros pensamientos, fue el declive para mandar todo a la mierda.

Han pasado varias horas y cuando abordé aquel bote de mala cara, la esperé hasta los últimos minutos, pero nunca llegó. Entendí de que aquello que se forjó en una noche de perdición, sería por solo esas horas. Desde ese entonces comprendí que lo nuestro nunca fue nada, solo deseo. Todo ha sido el paraíso, sin sentimientos, solo existió una lujuria. Será un secreto para mí, como yo de ella. Es el momento de sacarme esa absurda mascara de un hombre dulce que solo ella conoció, porque la bestia sumida en la frialdad es lo que realmente soy.

El avión que abordé hace un par de hora por fin aterrizó, fueron varias horas de un viaje eterno. Tomé mis maletas apenas ellas pasaron por la correa transportadora y ese hombre de mierda que soy, volvió a cobrar vida. Ahora vuelvo a sumir el maldito papel que por años lo hice. El vacío, mis obligaciones y mi presente enjuiciador, no me da tiempo para tomar las riendas de ella. Miré por todos los lados en busca del único individuo e hijo de perra que se ha mantenido a mi lado a pesar de las duras etapas que he vivido. Ahí, con una camisa de marca y pantalones iguales, lo encontré entremedio de unas chicas que atosigaba en pleno aeropuerto de California. Al juzgar por su mirada, lo hallé muy entusiasta con la conversación mientras el trio de rubias teñidas se reían. No era por juzgarlo, pero a mi mejor amigo le gusta llamar la atención. Me acerqué a él sin importarme lo cuan divertido estuviese y carraspeé con fuerza. Todos voltearon con sorpresa y Ryan dejó de hablar.

—Es hora de irnos —Dicté sin importarme la presencia de las demás, tengo bastante en la cabeza para importarme que mierda piensan.

—Él es mi amigo, Jonathan. Es un galán, ¿no creen, chicas? —Rodé los ojos y noté como todos esos ojos recaían en mí.

—Claro, bastante guapo —Agregó la chica.

Fulminé a una de las chicas con la mirada y tomé de la camisa a mi estúpido, pero eficiente amigo.

—Tengo que irme de una maldita vez, idiota —Sellé con enojo.

—¿Ha sí de rápido? —Asentí.

No culpes al deseo (disponible solo hasta el 18 de Marzo)Where stories live. Discover now