Un cruel accidente fue la perfecta combinación que necesitó la sirena para caer en los encantos de un hombre de unos ojos profundamente azules. Su tiempo era reducido, aquel día en que estuvo preparándose meses y meses le pisaba los talones, pero ¿C...
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Samantha:
—¿Quieres un lazo rosa o azul? —Mi madrina inquirió un tanto cansada.
—Yo solo... —No supe que decir, me quedé sin palabras frente al espejo y bajé la vista cansada.
Todo ha sido tan rápido y versátil que ya no tengo cabeza para más cosas. Estoy a un peldaño de explotar. Mi boda ha sido un tremendo malestar en el pie y todos los meses han sido muy intensos. Los preparativos, las invitaciones y los vestidos. Todo estaba tan detalladamente perfecto para que este matrimonio se diera a conocer en este pequeño pueblo de Hawái. No se supone que tenía que ser de esta manera, no como se lee en los libros. La expectación de creer que merezco a Thomas, el chico más maravilloso del planeta, no ayuda mucho. Estoy horriblemente bajo presión.
—¿Cuál, Samantha? —Mi madrina levantó una ceja, volviéndome a la realidad.
—Creo que... azulado.
Se acercó a mi cintura con una cinta decorando su cuello y me rodeó con sus finos dedos de modista. Aquel cabello gris, le cubría toda la parte baja de la espalda, era una mujer tan viva a pesar de la atrasada edad que mantiene. No imagino poder llegar a esa viejez y tampoco me puedo tragar el hecho de que he dicho al "Si" a los veintidós años. No fue una decisión difícil, Thomas y yo llevamos varios años de tiras y aflojas, pero en la última discusión se nos ocurrió casarnos. Ya para el siguiente día se había arrodillado al frente de mí, pidiendo mi mano. Desde entonces mi cabeza a estado en todo esto, aturdiéndome. Quise que fuera algo simple, pero no hubo caso con él.
Después de tiempo pensándolo así, es increíble que haya dicho la palabra "Sí" cuando mi vida siempre fue ir a través de la corriente, donde cualquier camino es un acertijo que amo descubrir. Las cartas ahora son diferentes, pero ¿Quién dijo que el matrimonio es un nudo en la vida?
—¿Quieres así de ajustado el vestido? —Preguntó al apretar el lazo, dejándome con un poco de respiración.
—No, un poco más suelto —Murmuré contraída.
—¡OH! Lo siento, ahijada —Soltó el agarre y yo reí de su expresión a través del espejo—. Te haré el ultimo arreglo y puedes volver con Thomas.
—No, él está preparando la fiesta de la cosecha para el fin de semana —Le di por enterada y ella tomó un par de alfileres—. Estará su papá por si lo preguntas, madrina.
—No quiero ver ese hombre, chiquilla. Le detesto —Refunfuñó con clara intención de que le crea, aunque no bastó.
He sido criada por ella desde pequeñita, pues mis papás murieron cuando yo era apenas una cría de 10 años. El tifón John, los llevó a ambos, dejándome a la merced de mi suerte. Desde que recuerdo, mi madrina ha sido mi protectora igual que José, el padre de Thomas. Desde ese entonces, entre los todos, hemos generado un vínculo grande y con Thomas, se crecentó. Ambos teníamos las mismas edades, siempre solíamos jugar entre los dos o con un chico más grande que muchas veces llegó con su padre, por negocios de cultivos en el pueblo. Luego de años saliendo de la preparatoria, comenzamos a salir. Largo coqueteo que se tornó más que eso y ahora, me ven con un vestido lleno de adornos del mar. También hubo coqueteo de parte de mi madrina y don José. Sin embargo, una infidelidad de parte de él, lo sentenció ya hace 4 años.
