Capítulo 18

2.1K 245 62
                                    

El vuelo de seis horas fue el pretexto perfecto para darme una siesta y recomponer mi mente, el alcohol que he bebido, perjudicó un poco las cosas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El vuelo de seis horas fue el pretexto perfecto para darme una siesta y recomponer mi mente, el alcohol que he bebido, perjudicó un poco las cosas. Mi mente está más acelerada de porquería, que muchas otras veces. Ahora si no controlo nada, siento que todo se me saldrá por entremedio de los dedos. Eso está mal, muy mal para ser yo quien posea las riendas de mi vida.

Aterrizamos a eso de las 11 pm, fue un vuelo rápido, sin ningún contratiempo. Decidimos ir directamente a la casa del abuelo, sin detener en ningún lugar más que no sea ese. Collins estaba enojado conmigo y sobre todo por el absurdo viaje que según él era pérdida de tiempo. Claro que no, era por el futuro de mi hermano. Apenas tiene veinte años y piensa dejarlo todo por una bobería que ni siquiera sé si triunfará. Creo que, de los tres hermanos, siempre tuve los pies en la tierra.

Eso pensé mientras llegaba a la gran casa Coleman. Me detuve en el auto y un tipo desagradable que era de la seguridad me tomó por estúpido, como si estuviera haciéndole bromas. Me impidió la misma entrada a mi propia casa e incluso, cuando dije mi nombre completo, este se lo tomó por burla.

—Ve con ese cuento a otro lugar —Me respondió.

Apreté los puños contra el volante y me giré para ver a Collins, que apenas podía aguantar la risa.

—¡Mira, imbécil! —Le encaré con una mirada intimidante sobre sus ojos—. Me abres la maldita puerta ahora o estarás despedido apenas cruce ese lugar.

—Mira, estúpido. Una chica vino y se quedó, pero no quiere decir que te dejaré entrar a ti —Mis nudillos estaban emblanquecidos sobre el volante—. Ahora vete, que estoy armado.

Gruñí con fuerza y queriendo salir a golpearlo, pero mantuve la compostura. Miré a Collins con una clara señal de que tiene que hacer y él le marcó de inmediato al Luka. Fue cuestión de tiempo para que un chico con jeans y una camiseta negra, hablara con el tipo de seguridad. Noté como esa conversación subía de tono. Luka nunca fue un chico agresivo, pero con la familia es diferente. El tipo que apenas conocía de pronto se giró a verme y su rostro por la luz eléctrica comenzó a palidecer y a desfigurarse. Abrió el portón de metal y me detuve al lado de él.

—Recoge tus cosas, estás despedido —No miré y solo hablé con fuerza.

—Claro, señor —Lo escuché tímidamente. Ahora sabe que se metió en la boca del lobo.

Estacioné el auto en las afuera de la puerta principal y cuando vi a Luka acercarse a la casa con una cara triste, abrí la puerta del auto y bajé con rapidez.

—Tú a la oficina —Sellé con indiferencia.

Pasé por su lado sin ver que había a mi alrededor y noté a mi abuelo en la sala de estar, al lado de una chimenea apagada. Me acerqué con cautela y cuando le tuve en frente, algo ahí dentro que no puedo muy bien explicar me entristeció.

—Hola, viejo —Llamé su atención y él alzó la cara desganada.

—Hola, Jonathan —Me saludó con desconsuelo y eso me extrañó de sobre manera.

No culpes al deseo (disponible solo hasta el 18 de Marzo)Where stories live. Discover now