Capítulo 56

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–Narra Seis–

   Había algo desconcertante dando vueltas en mi cabeza; difícil de controlar y que no me agradaba en absoluto. Algo incluso mayor que mi voluntad. Algo que podía sentir dentro de mí creciendo cada vez más.

   Primero estaba esa familiar sensación de oscuridad, que en sí, nunca fue más que la falta de luz. Falta excesiva de luz, como estar en un espacio tan lóbrego que es capaz de generar alucinaciones. Como si estuvieses en un vacío cegador en el cual no puedes ver un fondo.

   Después estaban los recuerdos: que no son más que un fragmento de algo que perdura sólo dentro de tu cabeza porque en la realidad ya dejó de existir.

   ¿Qué es lo que pasa cuando ambas cosas se unen? Ésta noche volvió a ocurrir. De nuevo me encontraba en ésta sala frente a su fotografía. Mis nudillos sangraban, y tenía el dolor de cabeza más insoportable que haya experimentado. Eso no sonaba demasiado mal ni tampoco lucía así a simple vista, pero no era eso lo inquietante. No era eso lo que importaba, sino el extraño hecho de que no podía recordar nada.

   Mi mente estaba en blanco. Lo último que recordaba era haber despertado en medio de la noche, y después… nada. Sólo lo que ahora era evidente, acababa de fumarme una cajetilla entera de cigarrillos y de nuevo me había hecho severas heridas en las manos.

   ¿Es esto lo que ocurre cuando ambos; los recuerdos y la oscuridad, se juntan?

   No lo sabía. No sabía nada más que una cosa: si hay algo con lo que no deberías quedarte sólo tarde por la noche, es tu propia mente. Tus pensamientos. Éstos te comen vivo hasta la mañana siguiente.

   –¿Seis? –su tranquila voz llamó mi atención.

   La volteé a ver y asentí aún estando algo distraído. Ella era lo único que estaba bien en mi vida. Todo lo demás era un completo desastre, y lo que dije era cierto, haría lo que sea por mantenerla a salvo.

   –Te pregunté si querías algo para tus manos –musitó observando con detenimiento éstas últimas.

   Traté de poner los pies en la tierra, en verdad. Estaba haciendo un esfuerzo por centrar mi mente en el aquí y ahora, pero algo simplemente no estaba bien. No era la primera vez que me ocurría algo así, y sólo tenía una vaga idea de lo que me estaba sucediendo. Estaba tan desconectado que ni siquiera había notado que mi mirada se encontraba fija en un punto inexistente de la habitación.

   –No –negué rápidamente–. Sólo… sólo vuelve a la cama. Estaré allí en un momento.

   Alissa me echó un último vistazo luciendo un tanto cansada, y después sólo se dio media vuelta para dejar la habitación, aún observándome por encima del hombro.

   Solté un ruidoso suspiro y restregué mi rostro con las manos. Había algo en lo que estaba pensando desde hace un par de días, y desde entonces no he podido dejarlo pasar. Le he ocultado muchos secretos a Alissa por miedo a que vaya a irse si los sabe, pero supongo que algún día se terminará enterando. Y eso está bien, pues me creo capaz de poder lidiar con los conflictos que yo mismo generé. Pero algo es seguro, y es que no podemos ocultar nuestro pasado por siempre. Sólo hay algo que sí debo seguir ocultando. Una cosa. Un secreto en especial del que jamás debe enterarse.

Damned ∙ libro unoWhere stories live. Discover now