Capítulo 6

3K 151 17
                                    

-Narra Alissa-

Intentaba respirar y calmarme recargando la cabeza en la pared. Dina y Holly están de pie a mi lado intentando calmar las cosas, pero sinceramente, no están ayudando en nada.

-Jay va a estar bien -Dina mencionó después del largo e incómodo silencio que se había apoderado de la atmósfera.

-¿Bien? Sí claro, ese tipo loco le rompió la nariz ¿Y tú dices que va a estar bien? -Holly repuso.

No me creyó cuando le dije que el tal "Seis" me protegió. Si no fuera por él quién sabe qué me habría sucedido. Jason nunca había intentado algo así, esto fue demasiado lejos. No obstante, tampoco estoy defendiendo a Seis, él es una mala persona, no sé por qué lo hizo.

No podía permanecer un segundo más en éste lugar. Voy a conducir yo misma, solo bebí una botella, supongo que el efecto ya pasó. Voy a avisarle a Christine. Desapareció hace un rato, y se supone que solo iba a buscar un vaso con agua. Tengo que llamarle al móvil.

-Dina. Holly. Será mejor que me vaya. Ustedes vuelvan adentro, yo estaré bien -dije bajando los escalones de entrada sin esperar una respuesta. Ni siquiera me despedí, solo quiero irme de aquí.

-Lissie espera... -Dina llamó a mis espaldas pero no hice caso alguno. Me encogí bajo el suéter mientras me alejaba rápidamente hacia la camioneta.

No aguantaba el dolor de cabeza, jamás en mi vida volvería a hacer algo como esto.

El aire estaba húmedo, y había mucho viento. Supuse que iba a llover. Era mejor que me apresurara. Mi bolso colgaba del hombro y se balanceaba de adelante a atrás con cada zancada. Metí mi mano y rebusqué dentro para tomar el celular.

La calle estaba completamente vacía. No había un solo auto o persona a la vista.

Cuando encontré el teléfono tecleé con velocidad el número de Chris adentrándome en el sombrío parque. Pero entonces sonó la grabadora.

-El número que usted marcó, está fuera de servicio. Por favor inténtelo más tarde.

Maldije en voz baja, y me puse a pensar en todos los problemas que voy a tener, ya es muy tarde, mi padre debió de haber llegado a casa del trabajo, se van a dar cuenta de que no estoy, y entonces van a matarme.

Caminé a paso veloz, y después de un par de minutos, me exalté al escuchar voces cerca. Estoy a la mitad de la nada en un largo sendero rodeado de árboles frondosos. No hay nadie aquí, pero juro haber oído algo. Avancé cautelosa pero mientras más me alejaba de la casa, las voces aumentaban de volumen. Estoy acercándome.

Tengo que estarme volviendo loca. Y a decir verdad, en este caso deseo más que nada que esa sea la razón. Escuchar voces cuando no las hay no es algo bueno. No en absoluto.

Los árboles que me rodeaban se agitaban agresivamente, y comenzó a llover, apenas caían unas cuantas gotas, pero aun así debería darme prisa.

Mi respiración se aceleraba con mis ruidosas pisadas, y de pronto noté a alguien a lo lejos fuera del sendero, en el pasto. Me detuve en seco. Aunque en realidad no es buena idea. Pero tampoco es buena idea seguir haciendo ruido con mis zapatos. Mi pulso incrementó y me faltaba el aire.

Enfoqué la mirada hacia la sombra que vi, y me percaté de que no era sólo una sombra, las conté con la mirada; son cuatro. No estoy loca, los estoy viendo, estoy segura de que son personas y parecen estar en medio de una discusión.

Retomé mi caminata con pasos lentos y callados, con la esperanza de poder alejarme en cuanto antes, pero ahora podía escuchar claramente lo que decían.

Damned ∙ libro unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora