XII - La Tierra de los Gigantes (Pt.1)

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—¡Vaya! ¿Quién te dijo eso? —preguntó Eguaz un tanto sorprendido.

—Asael —respondió Ereas— El hermano de Solari

—Conozco a Asael —dijo Eguaz— ¡Y sí, es verdad! —respondió— Los gorgos aprendieron a hablar el Idioma Divino, aquel que solo Thal sabe manejar a cabalidad.

—¿Cómo? ¿El idioma divino? —preguntó Ereas extrañado— Jamás había escuchado algo semejante.

—No es algo que suela conocer el común de las personas —respondió el mago con una sonrisa— Thal creó este mundo así como a todas las criaturas que habitan en él, por lo que el idioma divino no es un lenguaje hablado... —explicó— ¡Sino más bien de transmisión! El cielo, la tierra, el sol, así como toda criatura viviente transmite un mensaje ¡Una intensión! La cual puede ser perfectamente leída por aquellos que dominen su lenguaje.

—¿Cómo es eso? —preguntó Ereas confundido— ¿Entonces ellos no hablaban?

—¡No te engañes muchacho! —rió Eguaz— Los gorgos poseían su propio y complejo idioma ¡Un idioma tan rico, extenso y difícil de hablar que jamás nadie ha logrado descifrar!

—¿¡Aún más complejo que el élfico!? —exclamó Ereas espantado.

—Aún más complejo —confirmó Eguaz.

—¿Pero cómo es eso posible? —preguntó el gorgo sin salir de su asombro.

—¡Jo jo! —rió Eguaz ante la facilidad con la que se había asombrado su alumno— ¿Sabías que las tribus de las Tierras Heladas tienen más de cuarenta palabras para referirse a la nieve?

—¿¡Cómo!? —exclamó Ereas incrédulo.

—¡Sí! —dijo Eguaz sonriendo ante el vivo interés de su alumno— Una simple palabra para el común de las personas la desglosan en más de cuarenta expresiones específicas, logrando así transformar su idioma en algo extremadamente eficaz a la hora de comunicarse y enfrentar las duras condiciones en las que viven. Pues para que comprendas... ¡Algo bastante similar ocurría con los gorgos! Tenían tantas expresiones específicas para referirse a una sola cosa acorde a las circunstancias en las que se hallase que hacía de su lenguaje algo extremadamente eficaz y minucioso ¡Pero a la vez lo transformó en algo prácticamente imposible de aprender para el común de las razas!

—¡¡Cuarenta expresiones para una palabra!! —exclamó Ereas asombrado— ¿Te sabrás algunas?

—¡Por supuesto! —respondió Eguaz— Está llamii para nieve en general; pañybüü para lluvia de nieve suave, akkabirü, lluvia de nieve un poco más intensa, murükkua para tormentas de nieve, rantü aguanieve, huskää nieve con viento fuerte, husküd nieve con viento suave, laviiiñü nieve flotando en agua, jäúä fina capa de nieve sobre hielo, ñeriie escarcha, narriie fina escarcha... y así sucesivamente .—Se detuvo al ver la confusa expresión que comenzaba a colocar Ereas frente a tanta expresión nueva.

—Entiendo —dijo finalmente Ereas— ¿Supongo que no tendré que aprendérmelas también? —preguntó asustado.

—Jo jo... creo que no es necesario por ahora —rió mientras veía la aliviada expresión que colocaba el gorgo al escuchar aquello.

—¿Por qué yo no puedo hablar el Idioma Divino? —preguntó finalmente— Se supone que soy un gorgo ¿No?

—Por supuesto —le respondió Eguaz— Pero aprender el Idioma Divino es tan complejo como el idioma de los gorgos ¡Aunque para nuestra suerte más asequible! Tu eres demasiado joven aun y durante tus cortos años de vida te has visto rodeado enteramente de humanos, lo que te ha hecho absorber sus virtudes, pero también sus limitaciones ¡Aun estas lejos de alcanzar tu verdadero potencial muchacho!

El Viaje De EreasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora