Capítulo XXIII

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N/A: Hola!! Bueno, bueno, aquí está, justo como se los prometí, este es el siguiente cap. Espero que les guste y que lo disfruten, sin más que decir, aquí está!! >:3
PD: Aquí quizás sientan algo de empatía por cierto personaje, no , los sentimientos son subjetivos XD
PD2: Hablando enserio, gracias, de verdad, nunca pensé que les interesaría esto, la verdad no pensé que lo fuesen a ver todos los que lo han visto, y la verdad, sus comentarios y votos me animan a continuar, me animan cuando ando medio decaída, bueno, no me extenderé mucho más, gracias n///n
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Pov's Tori

    ¿Qué había pasado?
    ¿Por qué...? ¿Por qué Jade se había desplomado en mis brazos? ¿Qué...? ¡OH POR DIOS! ¡Jade se había desplomado en mis brazos! ¡Y no despertaba! ¡No reacciona, no hace nada más que respirar ligeramente!
-"¡Jade, Jade, reacciona!"- Grité comenzando a asustarme de verdad.
    ¿Qué debía hacer? ¿Qué podía hacer? ¡Nada!
-"¡Jade! ¡Jade, diablos, responde!"- Gritaba ahora Beck a mi lado.
-"¡¿Qué vamos a hacer?! ¡Ella no responde! ¡Beck, ella no responde!"- Él me miró asustado.
-"¡Mierda! ¡Ya sé qué hacer, no la dejes sola!"-
    Tras decir aquello, se levantó del suelo y corrió hacia su habitación. Yo volví a quedarme sola en el living, con el cuerpo inerte de la gótica entre mis brazos.
    Las lágrimas no demoraron en hacer acto de presencia.
    ¿Por qué había pasado esto? ¿Acaso era a causa de la reciente rabieta que tomó la pelinegra? ¡Eso debía ser! ¡Rayos, sabía que no debía haberla dejado venir aquí! ¿Por qué la dejaste venir, Tori? ¡¿Por qué?!
    ¡¿Qué acaso eres idiota?! ¡Maldición!
-"Jade... Por favor, por favor, despierta"- susurré estrechándola más a mi cuerpo.
-"Por favor..."-
    Besé si frente con cariño, esto hizo a mis lágrimas caer hacia su rostro y deslizarse por sus finos y serenos rasgos.
    Beck volvió a aparecer, esta vez con una camiseta sencilla y unos tenis deportivos. Marcó un número en su Perapad y llevó el aparato a su oreja.
    Tras unos pocos minutos, él comenzó a hablar.
-"¡Hola! ¡Dr. Morgan! Perdone por molestarlo de improviso, pero necesito de su ayuda, es una emergencia..."- Miré Beck.
    Él parecía genuinamente preocupado por Jade y eso lograba tranquilizarme, al menos un poco.
    No pude escuchar o entender lo que el Canadiense hablaba con el supuesto Dr. Morgan, quizás sea porque mi total atención recaía sobre la mujer que tenía entre mis brazos; rogando por que no dejase de respirar.
    Su piel adquirió un color aún más pálido que de costumbre, eso de por sí ya era preocupante; tenía los nervios a flor de piel, ¿qué iba a suceder si ella no despertaba? ¡No! ¡No pienses en esas cosas, Tori, por el amor de dios! ¡No!
-"¡Tori!"-
    Volví a la realidad tras unos leves sacudones; Beck había llamado mi atención.
-"Vamos, debemos bajar rápido, el Dr. Morgan nos está esperando en la clínica, tenemos que llevarla allí"- dijo este mirándome serio.
    Asentí con dificultad, a penas entendiendo lo que acababa de decirme.
-"Bien, yo me encargo"- finalizó.
    Con suavidad, deslizó sus manos bajo el cuerpo de Jade, levantándola con suma facilidad para ponerse en marcha hacia la puerta.
    De inmediato lo seguí.
    Me encargué de tomar el ascensor por él, hasta que llegamos a la planta baja. Al acercarnos a la entrada, el portero nos miró con los ojos bien abiertos, abriendo las puertas lo más que pudo; sin esperar por nada, franqueamos el portal a toda prisa.
    En la entrada, se encontraba el chico pálido a quien Jade le había arrojado las llaves del auto rentado; me acerqué a él y pedí el auto un poco exaltada y apresurada.
    El chico se percató de mi estado y, al observar a mis espaldas, pudo apreciar la causa de mi impaciencia, prácticamente corrió a buscar el coche.
    Beck acomodó a Jade en los asientos traseros y sin dudarlo, yo me subí con ella, colocando su cabeza en mi regazo, procurando que estuviera lo más cómoda posible en todo lo que el viaje durara.
    El castaño se subió al asiento del conductor y emprendió rumbo hacia la dichosa clínica.
    No sé cuánto tiempo transcurrió, pero lo que sea que haya durado, yo permanecí acariciando sus cabellos con suavidad, como si mi simple tacto pudiese romperla. Traté de controlar mis lágrimas, lo que conseguí con mucho esfuerzo.
    Pero en todo el trayecto, yo noté algo que antes no. Jade estaba fría como una bolsa de hielo.
    Palidecí ante este hecho...
    Mi respiración se volvió errática; y el nudo en mi garganta no me dejaba tragar saliva con normalidad; iba a explotar o a morir de ansiedad en ese lugar si no llegábamos pronto.
-"B-Beck"- lo llamé con la voz entrecortada.
    Él me miró por el espejo retrovisor.
-"E-ella, ella está fría como el hielo"-
    El modelo, al escuchar aquello, abrió los ojos como platos y volteó a mirarme realmente asustado. Fue ahí que sentí el motor del auto rugir con fuerza.
    Él había acelerado considerablemente.

LET'S MAKE IT SHINEWhere stories live. Discover now