🎃 Especial Halloween 2023 🎃

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¡Hallo! Criaturitas del Señor, ¿cómo están? ¿Cómo se encuentran? (Porfis no me maten :'D). Lo sé... los he tenido abandonados por muuuuuucho tiempo, y bueno... ¿qué les puedo decir? Tan sólo la verdad... perdí mi pc y la historia en el proceso U.U... fue muy duro, y a esta imbécil de aquí, no se le pudo ocurrir tener un respaldo en otro lado,
a parte del Gmail claro, peeeeeero, esa es otra historia graciosa... jejeje... no había podido recuperar mis correos, por suerte recuperé el principal, pero el de respaldo lo perdí y me di cuenta que no había guardado la historia completa y así... jejeje... jejeje (me quiero morir :'D). Peeeero, aunque no les traiga el siguiente capítulo de la historia oficial sino más bien un especial que no llegó a tiempo, espero que les guste y puedan disfrutarlo un poquito, al menos que sea capaz de entretenerlos n.n".
¡¡FELIZ HALLOWEEN!!... atrasado 7v7"

Pd: he estado mejorando a la hora de redactar, espero que se note un poquito más, ahora sin más rollo que me complico, el cap UwU (subiéndolo a las 12:49 am del 1 de noviembre del 2023, LOL).
💖💖💖💖

● ● ●

Pov's Narrador

TAP, TAP, TAP, TAP, TAP

    Podían escucharse los pasos desesperados de una persona. Corría desesperada por la espesura de un bosque sinuoso.
    No se podía estar del todo seguro, pero alguien o... algo le obligaba a correr de aquella forma tan desesperada. La sensación de pánico no hacía más que crecer en su pecho y el ambiente, haciendo que su respiración fuera más y más agitada.
    Y no paraba de correr.
    Pareciese un maldito loco huyendo de la muerte misma; pero que al final, sabía era en vano, pues tarde o temprano lo alcanzaría, o al menos esa era la impresión que daba aquella escena. Pisó una rama seca en el suelo trastabillando al instante, pero el joven muchacho, afanado en su única labor, pudo mantenerse en pie y seguir corriendo.
    El chico resollaba con aspereza; pero no emitía ningún sonido claro, ninguna palabra lúcida, tan sólo pequeños jadeos y quejidos debido al esfuerzo, quién sabe por cuánto tiempo había estado corriendo. Se iba adentrando cada vez más profundo en aquel inmenso bosque, donde la luz de la luna llena se hacía cada vez menos visible para el muchacho, pues el follaje de lo más alto en la copa de los árboles, le estorbaba a aquella lámpara de la naturaleza para vislumbrar con claridad el camino.

    TAP, TAP, TAP, TAP

    Podía escucharse detrás de él, cada vez más cerca, cada vez con mayor velocidad. El muchacho, más desesperado todavía, encontró una bifurcación en su camino, que por obvias razones no se detuvo a meditar por dónde debía ir ahora, simplemente siguió corriendo como alma que lleva el diablo.
    Eligió el camino de la izquierda... craso error.
    Al seguir en su afán por escapar, no se percató en lo que no había frente a él, osease, un camino. El joven se despeñó de ese pequeño risco que ocultaban unos cuantos matorrales, rodando sin control por el maltrecho tobogán, lleno de ramas, espinos y pequeñas rocas sueltas, haciéndose daño. Paró únicamente porque un enorme tronco seco frenó su torpe bajada. Lucía bastante magullado, sucio y con sangre escurriendo por algunas zonas de su cuerpo (especialmente de su cabeza, codos, parte de los brazos, rodillas y su labio), ¡estaba hecho un estropajo!
    El dolor lo tenía contra el suelo, se retorcía con lentitud mientras se quejaba con voz trémula; se tocó el costado derecho del cuerpo y soltó un grito ahogado, la respuesta estaba más que clara para él: se había hecho mucho daño.
    Al intentar volver a ponerse de pie, el muchacho sintió un sonido seco, pesado, como si hubiesen arrojado un saco lleno de patatas desde un sitio alto y este hubiese caído al suelo sin más. De pronto, un inexplicable miedo se apoderó de él, comenzando a tiritar de la nada. Se encontraba paralizado también, no podía moverse aunque lo desease con todo su ser... sus ojos se habían abierto de tal manera, que parecían querer escapar de sus cuencas.
    El chico, de forma lenta y tortuosa, fue girando su rostro hasta la presencia que había caído a unos metros de él; pudo observar unos pies descalzos, llenos de polvo y con bastante pelo, y se asustó todavía más. Su respiración era errática, y su cuerpo se sacudía con violentos espasmos, producto del pavor que sentía, pero siguió mirando. El chico siguió observando, y cada vez... se asustaba más: aquella criatura, tenía las piernas deformadas, como si un animal pudiese pararse en dos patas como si nada, y la complexión del bicho, le decía al muchacho que era fuerte, FUERTÍSIMO.
    Llevaba unos pantalones rotos y sucios, los cuales cubrían las partes que deberían de cubrir. Al seguir mirando hacia arriba... el joven no lo resistió más, el miedo que sintió en ese preciso instante, hizo que se orinase en sus pantalones sin tener más remedio... pero eso no sería lo peor de todo.
    Una espeluznante y gutural voz se escuchó provenir de esa horrenda criatura del averno... el chico nunca se consideró una persona supersticiosa, ni creyente de lo paranormal, pero lo que estaba parado frente a él, era considerado lo que muchos llaman: Hombre Lobo.
    —¡Qué hombre tan patético y blandengue! ¡Hasta te has meado encima! —Comentó con una voz atronadora y siniestra, sólo para volver a reír con ganas, haciendo que el muchacho intentase levantarse para volver a correr... todo en vano—. ¿Creíste que si te meabas encima no te devoraría? ¡No soy muy quisquilloso con mis presas! —Comenzó a caminar lenta y tortuosamente, alrededor del muchacho que yacía en el suelo, muerto de miedo.
    »Luego de que te mate mordiendo tu garganta y quebrándote el cuello, te desollaré y no habrá pasado nada... de todos modos, cada vez es más difícil conseguir presas por estos lares...
    Pese a ser presa del pánico y estar temblando como si hubiese caído una nevada en aquel bosque, el chico sintió una curiosidad tremenda por las palabras de aquel monstruo... pues su voz flaqueó de una forma muy evidente.
    —¿P...por qué?... ¿por q...qué es d...difícil? —decidido y muerto de miedo preguntó. De todos modos ¿qué iba a perder si ese hombre lobo iba a devorarlo?
    La bestia lo observó por unos segundos. Fijo, en silencio, como analizando a detalle cada una de las palabras de su presa; sus ojos, redondos y amarillos, como las luces de los autos lo escudriñaban... y eso lo ponía cada vez más inquieto. Sin esperar más tiempo, se acercó a una velocidad sobrenatural hacia el asustadizo muchacho; el cual sólo tuvo tiempo de sobresaltarse, cuando el tipejo aquel lo sujetó de su cuello, levantándolo para que quedasen a la misma altura. El muchacho forcejeaba como podía, pues aquello era como pelear contra una viga de hormigón; que con cada segundo que transcurría iba quedándose con menos y menos aire en sus pulmones.
    Sus pies se movían en el aire, como si quisiese salir corriendo del lugar... sus manos permanecían aferradas con fuerza a la muñeca de aquel bestial ser, intentando no quedarse sin aire, intentando no morir... al menos no antes de que contestase su incógnita. Al menos deseaba saber aquello.
    El monstruo hizo una mueca con su boca, la cual mostraba su gran y afilada dentadura, de un tono amarillento y sucio; pero hubo un detalle importante en ello, algo que nunca olvidaría aquel joven: de tan cerca que estaba el chico de aquel monstruoso ser, podía sentir el caliente y espeso aliento del bicho; pero lo que se le quedaría grabado en el subconsciente a ese atemorizado joven, era el pútrido olor que salía de sus fauces manchadas. Un olor tan podrido y penetrante, que le revolvió las tripas y lo hizo tener arcadas, por muy difícil y doloroso que dicho autoreflejo de su cuerpo le generase.
    Eso hizo carcajearse con más ganas a la enorme criatura.
—¡Eres tan enclenque! ¡Con cada exhalación que das generas cada vez más lástima! Da igual... de todos modos morirás en unos minutos —dijo el monstruo socarronamente—: estos tiempos han sido devastadores para nosotros, las criaturas de la noche. Por siglos hemos tenido que vivir ocultos, como animales rastreros, con un inconmensurable miedo a aquellos que nos dan caza... hasta casi llevarnos al borde de la extinción.
    »Esos sujetos... son tan despreciables... anteriormente, habíamos proliferado de manera tal, ¡que nos posicionábamos como como los primeros en la cadena alimenticia! ¡Éramos imparables, temidos y respetados por igual! ¡Ustedes, sucios engendros, tenían una única tarea! —En un arrebato de furia, el licántropo estampó al muchacho contra uno de los árboles más cercanos, pero sin soltar su agarre del cuello del joven. El cual, soltó un alarido mudo, sujetándose con mayor fuerza del brazo de su captor.
    —¡Ustedes sólo debían seguir reproduciéndose! ¡Encargarse de engendrar más niños para satisfacer nuestros deseos! ¡Comida, diversión, placer! ¡Era algo sumamente sencillo de llevar a cabo, y lo estaban haciendo bien! —Espetó rabioso, haciendo que de esa misma forma, pequeñas gotas de su saliva se escapasen de sus fauces y terminaran en el rostro del joven chico—; tan sólo ser buenos esclavos... pero no, tuvieron que aspirar a más, no pudieron conformarse con la ley de la vida que se había generado en antaño, que se había generado con esfuerzo y sangre... tuvieron que nacer los cazadores.
    El chico observó con fijeza al ser bípedo. Su rostro denotaba desagrado, un desagrado que momentos antes era reemplazado por un egocentrismo socarrón. Entonces, el que la bestia soltase dicho detalle, hizo que una ínfima llama se encendiese dentro del pecho del muchacho, llenándolo de calor desde la boca des estómago hasta el resto del cuerpo; y ante todo pronóstico tan desolador, el chico sonrió con sorna, descolocando por completo a la criatura.
    —Eso... quiere decir que... hay cazadores siguiéndote los pasos... —El tipejo soltó un gruñido y afianzó aún más el agarre en el cuello del muchacho, haciéndolo soltar una especie de risa sorda—. No importa si... me matas ahora... puedo irme tranquilo al saber... que alguien más... acabará contigo bicho horrendo...
    La criatura estaba furiosa, podía verse a leguas, y la mofa de aquel chico tan sólo acrecentada su ferviente pesar. Estaba a punto de partirle el cuello, sólo hacía falta un poco más de fuerza en el agarre... tan sólo un poquito más... pero antes de hacer aquello, un sonido estridente, un ardor desesperante y un penetrante olor a carne y pelo chamuscado inundó el ambiente; haciendo a la bestia soltar forzosamente al muchacho.
    El chico cayó al suelo, tosiendo con ganas, mientras que el monstruo, sujetaba su brazo derecho con dolor, y entonces, varios pasos más se escucharon alrededor de ambos, eran varias personas. El licántropo alzó su mirada ambarina, observando con preocupación el escenario que ahora, se había volteado en su contra: eran tres féminas, tres cazadoras, las cuales compartían unos cuantos rasgos entre sí, quizá sanguíneos, quizá étnicos; pero todas llevaban la misma mirada asesina en su semblante.
    Una de ellas se arrodilló para hablarle al muchacho, el cual, malherido su sujetaba el costado derecho de su cuerpo.
    —¿Estás bien? ¿Puedes ponerte en pie?
    Preguntó la que lucía más joven; quien poseía en su poder un par de cuchillas dobles, el chico negó con la cabeza, luchando por respirar con normalidad.
    —Oye niño, ¿acaso esa cosa te mordió?
    Quizo saber ahora la que lucía como la mayor del trío, portando una escopeta y apuntando al animal del averno. El muchacho volvió a negar con la cabeza.
    —Bien... ahora podemos terminar con el trabajo...
    Comentó la última muchacha, la que llevaba un par de Desert Eagles en ambas manos, parecía ser la que había disparado, sin duda alguna; y el chico estaba impactado. Esas chicas no debían ser mucho más grandes que él, cuanto mucho les calculaba como un par de años más, eran esbeltas, femeninas... y sin embargo, su aura denotaba peligrosidad, dureza y sensualidad... todo en un mismo paquete... estaba embelesado con ellas. Volvió la mirada a su lado, cuando notó que la chica junto a él le hablaba, así que le otorgó su entera atención:
    —¿Cuál es tu nombre?
    Era una buena pregunta, ¿cuál era su nombre? ¿Lo recordaba? ¿Quién era él? ¿Qué había pasado para haber terminado allí? Y como si hubiese salido de un trance, lo recordó todo. Negó con su cabeza apartando la ensoñación que presentaba y respondió.
    —F-Freddy... —respondió atontado—. Freddy Traynor —y la chica le sonrió, haciendo saltar a su corazón como loco.
    —Bien Freddy, quédate atrás, no trates de hacerte el héroe y resguárdate... acabaremos con esto dentro de poco, y pase lo que pase, no salgas de tu escondite hasta que nosotras te lo indiquemos.
    Y así, la joven se levantó del suelo y caminó con seguridad hacia las otras tres, generando un círculo alrededor de aquella bestia, que las seguía a todas con la mirada atemorizada, y al ver aquello, el chico sintió una alegría inmensa dentro de su cuerpo, y por un instante, el dolor que emanaba su costado derecho, desapareció por unos momentos.
    —Vaya, vaya Dereck... eres una alimaña muy escurridiza —Comentó la mayor con desprecio en su voz—. Primero te perdimos el rastro en Dallas, luego en las Vegas, también en Seattle y Portland, sólo para terminar aquí, en Boston... acorralado como la maldita cucaracha que eres.
    —¡Cierra la boca maldita! ¿Creen que van a poder matarme esta vez? ¡No tienen tanta suerte! ¡Soy Dereck, El Desollador! —Las chicas chasquearon sus lenguas al unísono, sin quitarle los ojos de encima a la bestia.
    —Sí, claro, El Desollador, ¡y una mierda! —El ser bípedo gruñó ante la evidente mofa de la más joven—. Te has escapado de nosotras porque has tenido mucha suerte —otro golpe al ego de la bestia.
    —Como te atreves... humana asquerosa... —pero no pudo terminar de insultar, ya que fue interrumpido por la tercer miembro del grupo.
    —Sólo te has escapado porque eres un cobarde de primera mano —el monstruo volvió a gruñir ante aquellas palabras, por lo que la chica, prosiguió con su monólogo—. No eres más que escoria, porquería de la peor calaña. Nunca te ha importado nadie más que tú mismo y mantener a salvo tu asqueroso y maloliente pellejo.
    »Fuiste capaz de entregar a tu manada con tal de escapar de allí, fuiste capaz de traicionar a quienes te tendieron la mano para ayudarte en tus peores momentos, fuiste capaz de convencer a tu hijo de enfrentarnos con tal de huir a otro Estado, ¡eres de la peor basura que existe en el mundo!
    Aquello fue una clara muestra de que algo se avecinaba... y no era nada bueno. El chico no paraba de mirar atónito la escena ante sus ojos.
    —Y por eso, Dereck, El Desollador, es que vas a morir aquí y ahora mismo.
    Y tras esas últimas palabras, la batalla dio inicio.
    El chico no sabía qué diablos estaba ocurriendo allí. Disparos, rugidos, gritos, cuchillazos y muchas piruetas era lo que el muchacho observaba, esguardado tras un gran árbol de la zona. Podía comparar la escena con cualquier película de acción que haya visto... y sin lugar a dudas, cualquier cosa que hubiese visto reflejada en la pantalla grande no daba cavida a lo que frente a sus ojos estaba ocurriendo... estaba asustado y emocionado a partes iguales, disfrutando cada vez que dañaban a aquella maldita bestia infernal. Pudo notar, ya para el final de la batalla, cómo debilitaban al ser echándole agua encima; eso hizo al hombre lobo gritar de agonía,  mientras salía humo de las zonas que el agua tocase. Una vez contra el piso, las tres muchachas se coordinaron en círculos alrededor de la bestia, lanzándose una especie de cuerda brillante... fue entonces que el joven notó el metal, era plata... una cuerda hecha enteramente de plata.
    Comenzaron a enrollar la cuerda alrededor de Dereck; amordasándolo e inmovilizándolo, parecía haber sido derrotado de una vez por todas.
    —Bueno, ¡parece que fue un buen trabajo el de esta noche! —Comentó entusiasmada la mayor, tenía una enorme sonrisa en los labios, mientras colgaba su escopeta tras su espalda—. Hay que terminar a este cachorrito y podremos cobrar la paga, ¿listas para una buena noche de fiesta y chicos guapos? —La muchacha movió sus cejas de forma sugestiva, mientras que, junto a las otras dos, clavaba la cuerda al suelo, quizá seguridad doble, quizá protocolo, ¿quién sabe?
    La más esbelta bufó, mientras que la menor se rió.
    —¡Ah, no! ¡Ni pienses que te dejaré derrochar otra vez el dinero en estupideces! La última vez terminamos en casa de un médium, a punto de vender nuestras almas a demonios, ¡ni se te ocurra! —Amenazó,  la otra puso los ojos en blanco; y por alguna razón, Freddy quizo saber más y más sobre ellas tres, sobre su vida, sobre sus aventuras, sobre sus victorias y pérdidas, pero sobre todo, quería saber más sobre la chica de las cuchillas.
    Se había robado su corazón.
    —Creo que esta vez me toca a mí decidir, hace mucho que fue mi turno... —soltó pensativa.
    Pero Freddy no deseaba eso, él no quería que simplemente se fueran, desaparecieran del mismo modo que aparecieron, él quería más, necesitaba más, conocerlas, tal vez saber sus nombres, así, podría al menos recordarlas con mayor veracidad, al menos sabría que no había sido una pesadilla más y ya. Así que, haciendo caso omiso a la advertencia de la jovencita, Freddy salió de su escondite, para hacercarse más al trío de cazadoras, dispuesto a darle las gracias por haber salvado su vida y por ser tan protectoras para con él; y esto, no fue notado por el trío hasta que al muchacho le quedaban menos de dos metros de distancia entre ellos.
    —Yo... este... gracias por... —pero no pudo terminar de hablar... todo pasó tan rápido... que aunque fuesen cazadoras experimentadas no eran más que simples humanas mortales:
    Dereck, que permanecía inerte en el suelo, se percató de la presencia del chico frente a él, y con todas las fuerzas que todavía le quedaban, se abalanzó sobre Freddy, arrancando las cuerdas del suelo donde yacía inmovilizado. Las dos cazadoras de mayor edad, se movieron lo más rápido posible para evitar lo peor, sujetando y jalando las cuerdas hacia el lado opuesto a donde se dirigía la bestia; la cazadora más joven se lanzó también en dirección a al muchacho, quien por su parte, se había quedado inmóvil de la impresión. 
    La joven cazadora, cayó sobre el chico, alejándolo lo más posible de aquella criatura, mientras que las otras dos, frenaron un poco el empuje de Dereck, pero no pudieron hacer mucho más, el hombre lobo era demasiado grande en comparación con todos los demás, por lo que su envergadura le hizo cumplir con su cometido más fácilmente. El alarido del chico, alertó a todas las demás de lo peor y es que así era.
    Dereck había mordido una de las piernas del muchacho.
    —¡No, maldito! —Espetó la cazadora más joven, hundiendo una de sus cuchillas en el hombro derecho de la bestia—, ¡suéltalo! —Giró de tal modo la filosa arma que terminó por abrirle un hoyo en la zona al seudoanimal, fue entonces cuando por fin lo soltó.
    La chica, apresurada y algo desesperada, alejó a Freddy del alcance de la bestia, la cual fue rociada abundantemente (otra vez), por el agua que aquellas chicas poseían, y ahora ya más cerca, el chico escuchaba el sonido de su piel quemándose con el líquido, friéndose como si de aceite hirviendo se tratase.
    —¡Hijo de puta! ¡¿Te crees muy gracioso, no?! —Soltó con desprecio la cazadora esbelta, pisoteando el rostro de la criatura contra el suelo una y otra vez—; ¡¿Es divertido para ti corromper almas humanas, hijo de puta, maldito?! —Cada vez pisaba con más fuerza y su voz denotaba un odio venenoso.
    —¡Argh, mierda! —Se quejó frustrada la mayor de las tres, con ambas manos sobre los ojos—, ¡¿No podemos matarte sin que condenes a otra alma inocente, imbécil?!
    Y fue ahí cuando el chico lo supo.
    Supo por qué tanta ira y odio hacia la bestia herida, zupo por qué tanta preocupación y rabia por la cazadora de mayor edad, y, viendo los ojos cristalinos y llenos de tristeza de la chica que aún lo sostenía lo supo. Ya no había esperanza para él, aquella bestia lo sabía, lo condenó a la muerte de la forma más cruel y cobarde que puede existir. Curiosamente, no estaba asustado, ya no lo estaba. Miró su pierna con fijeza: su pantorrilla latía, al mismo tiempo que le quemaba, pero podía soportarlo. La sangre brotaba abundante y espesa, manchando el pasto seco del suelo del bosque y ahora, sentía que su cuerpo ya no le dolía, al menos las heridas antiguas ya no.
    —¡¿Por qué lo hiciste, cobarde de mierda?! —Exigió con rabia la chica que aún lo tenía entre sus brazos, sujetándolo con fuerza, como si no quisiese que él se escapase de allí, pero la bestia no decía nada—. ¡Contesta, maldita sea!
    Fue entonces, que en respuesta, el bicho soltó una risa queda pero profunda, levantándo el rostro para mirarla a los ojos.
    —Se avecinan tiempos difíciles para ustedes... el apocalípsis ya viene... la última batalla, el hijo del demonio y de la primera mujer se levantará, y nos devolverá el poder jerárquico primigenio, justo como en épocas de antaño... —todos los presentes lo observaron espectantes, atentos a lo que decía, las tres féminas estaban impactadas y descolocadas con esas palabras... y Dereck lo sabía—. Recen a su Dios falso, e imploren para que no mueran de forma tan... rastrera.
    Otra patada, esta vez, de la mayor de las cazadoras, sujetando el pelo de su cabeza, obligando al ser a levantar su cabeza.
    —¿Qué fue toda esa mierda? ¿De qué hijo hablas? ¿Quién es? —Por respuesta obtuvo otra risa burlona por parte del licántropo, el cual levantó la mirada y la fijó en Freddy.
    —¿Qué fue lo que dijiste? —Soltó esta vez, mirando directo a los ojos del muchacho, provocando un escalofrío en él—. «No importa si me matas ahora, puedo irme tranquilo al saber que alguien más acabará contigo, bicho horrendo».
     El sonido de un disparo impregnó el ambiente repentinamente, yendo a parar directo en la cabeza del enorme monstruo, la cazadora esbelta había tenido suficiente de él por un largo rato.
    —Debiste quedarte escondido como te ordenamos, niño. Ahora por tu reverenda estupidez tenemos que matarte también.
    El muchacho podía ver impotencia en los ojos de las tres chicas, y siguió sin sentir temor, ya lo había asimilado, por lo que no le asustaba su destino. Había tenido una vida corta, sí, pero muy buena, sin ninguna duda: tenía una familia que lo amaba, amigos inseparables, buenas migas con la gente del barrio, nunca robó, nunca fue irrespetuoso con nadie, y podía estar seguro de que quienes lo conocieron en vida, estarían orgullosos de él, y sonrió, sonrió con sinceridad, aunque la herida todavía le quemara.
    —Es cierto... fui un tonto... no debí desobedecer sus palabras... y ahora, debo librar con las consecuencias —las féminas lo observaron atentas y con conmiseración—. Por favor, díganle a mis padres que los amo, y que lamento no poder estar más tiempo con ellos... son Roger y Leah Traynor.
    »Pero antes de irme... me gustaría al menos conocer sus nombres, los nombres de mis salvadoras. —Pidió con anhelo, y  las chicas no se pusieron resistir.
    La primera en hablar fue la mayor, dando un paso al frente:
    —Me llamo Katrina, pero todos me llaman Trina —Freddy asintió con una sonrisa.
    La segunda en hablar fue la muchacha esbelta:
    —Soy Victoria, pero mis amigos me dicen Tori —el chico le dedicó una sonrisa con los labios juntos y un asentimiento de cabeza.
    Y la última, pero no menos importante fue la más joven:
    —Y yo... yo soy Camila... pero estas torpes de aquí le llaman Mila —el joven soltó una sonrisa radiante... Mila... qué apodo tan lindo.
    —Gracias, Trina, Tori y Mila... por haberme salvado de ese monstruo hasta el final y lo siento por ser tan imprudente... siempre las recordaré aquí y en la otra vida también.
    Todas asintieron con pesadez, y Tori observó a Mila con petición, una silenciosa que se entendía por sí misma. La chica se puso de pie, mirando con dolor al muchacho que no paraba de sonreírles. Tomó su cuchilla entre sus manos de manera firme, pero antes de poder hacer nada, espetó:
    —No te preocupes Freddy, tus padres sabrán lo valiente que fuiste esta noche.
    Y sin mediar alguna otra palabra más, Mila dio un tajo certero en la garganta de Freddy Traynor, degollándolo en el acto. El joven cayó al césped áspero y reseco del suelo, observando el cielo estrellado, bordeado por una espesa capade follaje, donde poco a poco, todo se iba oscureciendo, donde poco a poco, todo se iba poniendo más frío, donde poco a poco, el aire que aun quedaba en sus pulmones se extinguía... donde poco a poco, la vida de Freddy se evaporaba... hasta que, segundos después tras dar su último aliento, todo se volvió oscuridad y silencio absoluto.

¿FIN?

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⏰ Last updated: Nov 01, 2023 ⏰

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