Capítulo 40: La búsqueda.

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En poco tiempo había un montón de hombres reunidos en el lugar. Trajeron muchas cuerdas para iniciar el descenso, y cerciorarse de lo que había ocurrido. Aidan quiso bajar personalmente al fondo del barranco. Cuando finalmente llegó abajo, tras un descenso peligroso, solo pudo encontrar trozos de madera rotos, ruedas de carro, y sacos rasgados, con frutas y verduras esparcidas entre las rocas. Pero no halló rastro de ningún ser vivo, ni humano ni animal. Empezó a sospechar entonces que había sido una treta para hacerlos perder tiempo. Con sumo cuidado empezó el  ascenso, hasta finalmente llegar arriba con el resto de los hombres.

Tras eso se dieron cuenta que muy cerca de donde estaban, partía uno de los senderos que conducían fuera de Angus. Así que juntaron algunas provisiones para el camino y Aidan, su padre y algunos hombres más se adentraron en este, pero Viggo y Gerd llevaban ya varias horas de ventaja sobre ellos...
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— ¡Mirá! Allá hay un refugio de montaña. Tenemos que llegar allí. Está a punto de oscurecer. Y los animales están agotados. — Señaló Gerd.

— ¡Quiero ir con mi mamá!, ¡Zois muy maloz, quiero volver! — Gritaba, implorando Thor, que ya se había despertado, estando preso de la confusión y el miedo.

— Niño, será mejor que te calles, si no quieres que te hagamos daño. — Dijo Viggo mientras le tiraba de las orejas causándole dolor y tratando de  atemorizarlo,  enseñándole también un largo cuchillo.

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Aidan y sus hombres tuvieron que detenerse también al caer la noche, estaba todo oscuro y era peligroso seguir. Encendieron entonces una hoguera en un claro del bosque esperando que al amanecer pudieran continuar la búsqueda.
Cuando apenas empezaba a clarear, Viggo y Gerd, se dispusieron a proseguir el camino. Volvieron a atar al pequeño Thor, a la cintura de Viggo y continuaron su camino. Si todo salía como lo planeado al anochecer estarían a las puertas de Ehazur.
Aidan y sus hombres hicieron lo propio al amanecer siguiendo el sendero. Casi al mediodía, vieron el refugio donde habían estado los hombres a los que estaban siguiendo, y se desviaron hacia ese lugar para ver si había alguien allá o  había indicios de que lo hubieran estado recientemente.

— Es seguro que este refugio ha estado ocupado por viajeros hace pocas horas. Encendieron fuego en la hoguera y se nota que las brasas aún están calientes, humean. Además hay restos de comida. Lo que no sabemos es si se trata de los captores de Thor, o no — Dijo Neakail a su hijo.

— ¡Mira aquí hay una prenda, un pequeño paño!  Puag, que olor más fuerte desprende. — Dijo otro acompañante.

— Huele a... ¡Es extracto de adormidera! — Exclamó Aidan tras alargar la mano y tomar el paño que sujetaba el hombre y acercarlo a su propia nariz. Pudo así reconocer el olor peculiar de la planta que también era usada con fines calmantes y medicinales. — Esto es  la prueba definitiva de que estamos siguiendo la pista correcta. Seguro que la usaron para drogar y dormir a Thor.— Añadió él, mirando a su padre.

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Mientras Gerd y Viggo habían llegado a un cruce de senderos, uno de ellos los conducía hacia Ehazur, así que prosiguieron su camino, en esa dirección. En un par de horas aproximadamente llegarían a su destino. Se notaba que no estaban demasiado lejos, pues se veían en el cielo varios dragones negros  volando en círculo cerca de allí, protegiendo el Reino que gobernaba el malvado Gare.

Thor hacía rato que se había vuelto a dormir, cansado del trayecto y de gritar, llorar y resistirse en vano.

Gradualmente llegaron a divisar Ehazur, así que siguieron el tramo final de bajada que conducía hasta allá.

Mientras tanto, Aidan, Neakail y sus hombres habían recortado mucho la distancia que los separaba de los captores de Thor, pues habían acelerado al máximo el paso de los caballos, forzando a los animales al límite de sus fuerzas. Al llegar al cruce de caminos se habían dirigido hacia el que conducía a Ehazur, pues era más que evidente el lugar hacia donde se dirigían Gerd y Viggo. La única posibilidad que tenían, era atraparlos antes de que llegaran estos allá.

Pero los hombres que llevaban cautivo a Thor, estaban entrando por las puertas de Ehazur cuando Aidan y sus acompañantes los vieron desde lejos. A pesar de sus arduos esfuerzos habían llegado demasiado tarde. Un puñado de hombres no eran nada, para enfrentarse al ejercito enemigo. Con gran tristeza,  estando exhaustos y desanimados tuvieron que regresar por donde habían venido.
Tendrían que planificar un ataque numeroso, contando con la ayuda de todos los aliados, y los dragones Blancos si querían tener alguna posibilidad de éxito. La otra opción era abandonar a Thor a su suerte, a merced de su verdadero padre, el Rey Gare. Pero para Aidan, el solo pensar en esa posibilidad le repugnaba. Además, Arianne no podría soportar la perdida de su pequeño hijo a manos de su peor enemigo...




Dragones Blancos (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora