Dylmas/Newtmas One-Shots.

full moon. || newtmas

AVISO: Omegaverse || Smut (top!newt) || Menciones de M-Preg

Un pequeño lobo de pelo castaño y ojitos del mismo color se hacía paso entre el denso bosque desconocido para él. Llevaba huyendo durante días, escapando de su propia manada, en la que se encontraba su padre, quién decidió vendérselo a un alfa poderoso que quiso casarse con él y llevarlo lejos de su hogar.

El omega de nombre Thomas, con tan solo dieciséis años había decidido dejarlo todo atrás solamente por poder ser libre, a pesar de que esto conllevara ser un lobo solitario, sabiendo que sin una manada probablemente moriría en cuestión de pocas semanas. Sin embargo, no podía imaginarse ser el esposo de alguien a esta edad, y menos de un alfa que no conocía de nada, especialmente porque sabía que solamente lo querría para tener cachorros con él que heredaran su puesto en la manada.

No se había cambiado a su forma humana por mucho tiempo, cosa que le preocupaba ya que repercutiría en la manera en la que andara a dos patas.

A lo lejos olió algo que no le gustó para nada. No se encontró a otro lobo durante todo su camino hasta aquí y ahora... Un alfa se acercaba a él. Thomas tembló con miedo, estaba seguro de que no era el mismo que quería casarse con él, ya que ese olía a pimienta negra y el olor que notaba en el aire en ese instante era jazmín. Se extrañó al pensar que un alfa pudiera oler a jazmín, pero el miedo jamás desapareció.

Entonces, delante de él observó a un lobo mucho más grande que él, de ojos rojos, que indicaba que no solo era un alfa sino el alfa líder de una manada. Thomas instintivamente se echó hacia atrás, a lo que el otro lobo dio un paso más en su dirección.

No tenía escapatoria. Decidió que enfrentarse a su destino sería lo mejor que podría hacer en esa ocasión así que le ordenó a su omega interior que le transmitiera al alfa que estaba a su disposición. El otro debió de notarlo, aunque su reacción asombró a Thomas.

El alfa le lamió el hocico con alegría, haciéndole cosquillas, provocando que riera. Se alejó de él de un salto y le invitó a jugar. Si Thomas se hubiera encontrado en su forma humana sus mejillas se habrían transformado en tomates de lo rojas que estarían. ¿Por qué ese lobo le estaba tratando tan bien?

No voy a lastimarte, escuchó Thomas de repente en su cabeza. Abrió los ojos como platos; había olvidado que los alfas eran capaces de comunicarse con los omegas aún estando en su forma lobuna. ¿Quieres jugar conmigo?

Thomas asintió con la cabeza, regalándole una sonrisa genuina. El lobo comenzó a correr, y el castaño lo siguió. Durante una hora, que para ellos pareció una eternidad, corrieron entre el bosque, saltaron encima el uno del otro, se remojaron en un río... Thomas se enteró de que el alfa se llamaba Newt. Le habría gustado hablar con él, pero si se hubiera transformado habría acabado desnudo ante sus ojos, y no le gustaría eso.

¿Quieres conocer a mi manada? preguntó el alfa curioso, mirándolo con un brillo especial en los ojos que le transmitía confianza y seguridad.

Thomas sabía que estaba arriesgando su vida al decir que sí; confiar ciegamente en un alfa que no sea tu mate jamás es bueno, que se lo dijeran a él que toda su vida había estado sometido a ellos. Pero había algo diferente en Newt y él realmente quería darle un voto de confianza y además... Los lobos solitarios mueren pronto, más si son omegas, y Thomas estaba seguro de que sí vagaba por el bosque durante unas semanas más alguna manada no tan amigable como la de Newt rastrearía su olor e intentaría aprovecharse de él lo máximo posible.

Unos segundos después el lobito se vio asintiendo con la cabeza tímidamente y en la cara del alfa se posó una sonrisa efusiva y comenzó a saltar alrededor de su amigo, haciéndole cosquillas y tirándolo al suelo con delicadeza, a lo que ambos rieron.