Outtake: Bajos instintos

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Una familia modelo. Un trabajo que no hacía más que crecer incontrolablemente. Una buena posición; forjada por los principios bien instruidos de su padre y madre, Inmigrantes franceses que no le enseñaron nada más que trabajar duro y ganarse todo con el sudor de su frente y bajo una moralidad intachable.

Era cierto. Para Haymitch Mellark Abernathy no existía nada que no quisiera y no tuviera ya. Una esposa amorosa, servicial y encantadora, tres hijos ya adolescentes que para ojos de todo el mundo eran hijos modelos, tenían sus rebeldías, pero nada que una buena conversación y unos buenos concejos no solucionaran.

Por eso. Aquel día Haymitch no sospechó de nada. Ni de la lluvia que contra todo pronostico ambiental, azotaba a Seattle, no sospechó, que por primera vez en la historia Annie hubiera dejado su proyecto de ciencias en casa cuando llevaba trabajando en él desde comienzos del semestre.

Tampoco pensó que su vida cambiaría cuando Effie le pidió que por favor le acercara el proyecto a la escuela.

Aceptó sin problema, sin pensar que su vida podía cambiar, sin saber, que los instintos más bajos, deplorables y sin sentido de un hombre, se despertarían en su interior.

Aparcó algo retirado del edificio principal de la escuela, la lluvia inesperada había hecho que muchos alumnos llegaran tarde a clases, por lo que los puestos mas cercanos estaban ocupados por la presencia de padres explicándole a los de administración de la escuela el motivo de su tardanza, también habían algunos que iban a la exposición de ciencias, por lo que gran parte del estacionamiento estaba ocupada.

Haymitch subió el cuello de su sobre todo negro para cubrirse la parte posterior del cuello mientras bajaba de su Mercedes. Con extremo cuidado sacó del asiento trasero su paraguas igual de oscuro y una pequeña caja llena de ramitas y paja, que acunaba un huevo de considerado tamaño que Annie llevaba incubando al calor de una lámpara infrarroja algún tiempo. Según le había informado su hija, el huevo era de lagarto y una vez naciera, se lo daría a una veterinaria que haría todo lo necesario para colocar al nuevo lagarto en un ambiente más idóneo para él.

Abriendo el gran paraguas y con una elegancia innata, Haymitch Mellark inició el recorrido al edificio principal de la escuela, haría que llamaran a Annie desde allí para así poderle entregar el proyecto, su teléfono celular repicó sutilmente en el bolsillo de su chaqueta, pero no podía contestar por tener las manos ataviadas.

Mientras caminaba con pasos seguros escuchó una discusión cercana, no pudo evitar prestar atención, un hombre y una mujer discutían a pulmón batiente, supuso era una discusión de adolescentes por el timbre de las voces y pensó por un momento acercarse a investigar un poco, sin embargo, cuando se debatía entre acercarse o no, sus pasos lo guiaron a la fuente del ruido.

No era retirado de la escuela, pero se podía decir que era muy poco transitado y no se les podía acusar a la población del colegio de aquello, ya que los botes de basura le daban un estilo, sucio, mal oliente y desagradable al lugar, Haymitch pensó que ese era el cometido de aquel par de jóvenes. Que nadie los interrumpiese o escuchase, sin embargo, se hizo camino al oloroso lugar y logró divisar a los dueños de la discusión, su frente se frunció un poco en desaprobación al ver la escena.

Observó a una chica, mucho mas delgada de lo normal, cabello negro y cortado de una manera asimétrica en su cabeza, vestía de negro en su totalidad, sus brazos los cubrían unas mallas también negras ocultándole la piel, supo que era muy blanca por la palidez de sus manos, con las que gesticulaba alocadamente frente al chico con el que discutía.

En otro momento Haymitch hubiera mandado a callar a la que parecía una pareja de novios en plena discusión marital, le hubiera indicado que mantuvieran la calma, que no se gritaran y conversaran. Preferiblemente en un lugar más adecuado.

Enamorando a Katniss (COMPLETA)Where stories live. Discover now