Alumina 💎 Light Yagami

💎 XL: Resurrección

❝Si el propietario del Death Note muere mientras el cuaderno lo tiene otra persona, la propiedad del cuaderno será transferida a esa persona❞

– Ryuzaki, déjame ir –pidió Soichiro.

– Iré con usted, Jefe –habló Mogi.

– Entendido –accedió L.– Estamos tratando con Kira, así que atrapenlo y tengan cuidado de que no vea sus caras. Watari, si Higuchi hace algún movimiento sospechoso...

– Sí, lo reduciré sin matarlo.

– Iré también –dijo Tn.

– ¡Ni pensarlo! –gritó el castaño, tomándola del brazo.– No tienes cómo cubrirte el rostro y Kira posee el poder del segundo Kira, es arriesgado así que quédate en el helicóptero.

– Pero Light-chan-

– ¡Tn!

– Bien, bien –suspiró.

Soichiro, Mogi y Aizawa se acercaron al vehículo, con otros 6 policías tras ellos que apuntaban a Higuchi.

– ¡Higuchi, sal del vehículo lentamente!

El sujeto abrió la puerta del auto, bajó y levantó las manos; rápidamente lo arrestaron y le colocaron una venda sobre sus ojos.

– Tenemos a Higuchi.

– Mogi, dale un auricular.

– Sí.

Mogi le colocó al hombre un par de audífonos grandes con micrófono.

– Higuchi, ¿Cómo llevabas a cabo los asesinatos? –preguntó L. El sujeto volteó el rostro.– Si no nos lo dices, usaremos cualquier método para obligarte a hacerlo.

– ... –suspiró.– El cuaderno –dijo finalmente.– Es difícil de creer, pero es un cuaderno en el que si escribes el nombre de una persona de la cual conoces su cara, morirá.

– Señor Yagami.

– Sí.

Soichiro se acercó al vehículo, abrió el portafolios y sacó un cuaderno negro, comenzando a revisarlo.

– Hay muchos nombres escritos, pero...

Yagami pegó un grito y cayó al suelo, aterrado.

– ¿Qué pasa, señor Yagami? –preguntó extrañado.

– ¡U-Un monstruo!

– Cálmese. Recuerde que no lleva armas.

– E-Es cierto.

Mogi se acercó a él.

– ¿Está bien, Jefe?

– ¡M-Mogi, ¿Es que no lo ves?! –señaló al shinigami.

– Jefe, debe estar cansado –dijo mientras tomaba el cuaderno.

Volteó la mirada a donde señalaba su Jefe, viendo al shinigami y pegando un grito, cayendo también.

– ¿Qué ocurre, Mogi? –preguntó Light.

– E-Esto...Quizás sólo aquellos que toquen el cuaderno puedan verle... ¡A este monstruo!

– Tráeme el cuaderno al helicóptero.

– Sí –se levantó.

Mogi se acercó al helicóptero y le entregó el cuaderno a L.