SUSPENSIÓN

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­Tras algunos minutos de aseo en el baño, en los que me mantengo reflexivo acerca de lo que acaba de ocurrir, salgo y sigo la línea blanca en el suelo, la que me conducirá directo al laboratorio del que salimos hace un par de horas aproximadamente. Shawn me mostró de camino a la sala de cine, que cada línea indica una dirección, y justo en la pared a mi izquierda, se encuentra una placa metálica indicando los distintos lugares a los que se puede llegar siguiendo las líneas en el suelo. Es una buena forma de no perderse en este lugar que pinta ser enorme...

Poniendo pie en el interior del laboratorio, encuentro que Shawn ya está en el sitio. Él se mantiene sentado frente a un ordenador, utilizando el teclado táctil para introducir comandos que no alcanzo a ver qué son con exactitud. Tratando de llamar su atención, carraspeo justo antes de tomar asiento en la camilla que vengo ocupando desde hace dos noches.

―Vincent... ―masculla él al notarme. Lo hace sin demasiada emoción. Y claro, no estoy esperando que esté emocionado o algo así, pero ni siquiera demuestra molestia o tristeza ante mi presencia... Se oye neutral. ―Estoy realizando algunos cálculos basándome en algo que dijiste antes de entrar a la sala de cine... ―añade, aun sin darme la cara.

― ¿Ah sí...? ―cuestiono, incómodo. ―Y, esto... ¿Estás bien?

― ¿Por qué no iba a estarlo? ¿Sucedió algo? ―dice, sin mayor peso. Él se mantiene de cabeza en el monitor. ― ¿Tú estás bien?

―Shawn... ―carraspeo incómodamente. ―Sabes de qué estoy hablando... ―farfullo, cruzándome de brazos, invadido por una inquieta pesadez en el estómago.

Finalmente, el chico gira sobre su silla y me da la cara.

― ¿Qué quieres que te diga? ¿Debo admitir que me siento como un idiota después de haberme dejado llevar por el momento...? Vale: me siento como un idiota, Vincent... ¿Feliz?

Jo... Esto es MUY incómodo... Ahora que lo pienso, creo que es la primera vez que me ocurre algo así... Siempre que tuve sexo con alguien, fue en condiciones bastante normales, sin este tipo de choques posteriores.

―Creo que me mal entendiste... No tienes por qué sentirte así... Cuando dije que-

Él me detiene alzando sus manos.

―No me importa lo que dijiste... Ya. Es mejor dejarlo así, ¿vale? Fue buen sexo, y creo que ambos no teníamos acción hace mucho, así que dejémoslo en que fue algo casual que podemos dejar ir sin ningún problema. No es sano que mezclemos las cosas... No perdamos el enfoque de lo que es realmente importante.

Enmudezco por varios prolongados segundos, hasta que afirmo resignado.

―De acuerdo. Tienes razón. ―relajo los hombros, y trato de hacer lo mismo con mi rostro. ―En todo caso; me gustó lo que pasó, aunque no cómo terminó.

―Lo mismo digo. ―con eso, él vuelve a girar en su asiento para devolver la vista al computador, el que sigue manipulando con total normalidad. ―Te decía: en base a algo que mencionaste hace rato, creo que pude despejar una variable que hasta ahora no había considerado a fondo.

― ¿Y qué fue lo que dije exactamente? ―dije mucho, hasta que ya no dije nada más por tener la boca ocupada en otras... "cosas"...

―Mencionaste que las películas que recuerdas, son todas iguales sin importar la realidad en la que se originaron... Eso es bastante extraño si lo consideras detenidamente; la teoría de la inevitabilidad que planteó Harold Ford, en Narciso, explica que- sin importar lo mucho que lo intentes-, no puedes alterar o evitar la existencia de un hecho que sea imprescindible para la fábrica de la realidad...

DIOS DE SANGRE • Antología Vincent Foster • IVМесто, где живут истории. Откройте их для себя