SHAWN

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La intermitencia del dormir y despertar, me mantuvo yendo y viniendo del mundo de los sueños. Quizá es por la cantidad de sedantes que recorre mi cuerpo, pero, he podido dormir a gusto, siendo capaz de tener sueños comunes; de esos que incluyen cebras en gabardinas y demás...

Shawn ha estado dándome vueltas, y aunque no sé con exactitud cuánto tiempo ha pasado desde que me trajeron a este refugio, él no se ha alejado de mí por más de cinco minutos mientras he estado consciente. Hace poco me trajo un vaso de jugo de naranja con sabor a enlatado, imagino que lo sacó de las reservas del lugar. El punto es que, pese a estar enojado según él, se ha portado muy atento y caritativo conmigo. Incluso me condujo a un baño en el que pude asearme cuidadosamente, y también cambiar mi ropa de enfermo por un atuendo deportivo muy casual, con un mono holgado gris, y una camiseta sencilla de color blanco. Llevo pantuflas en mis pies, y sí- ropa interior limpia.

Me siento un poco mal por lo que le dije acerca de cómo me sentía en relación a él, pero solo he sido honesto y eso es mucho más de lo que todos han sido conmigo. No puedo permitirme sentir cosas por una persona, viviendo bajo las reglas que vivo.

"Todo lo que amo muere"

― ¿Tienes hambre? ―pregunta Shawn, acercándose a mí sosteniendo una bolsa de frituras de papa.

El olor de la comida chatarra no tarda en tocar la punta de mi nariz, como si esta fuese un botón que activa la revolución en mis tripas.

―Ahora que lo pienso, sí. No he comido nada desde hace un buen rato. Creo que lo último fue... Las gomitas...

―No menciones las gomitas. ―recalca. ―Aun no puedo creer que te detuvieras a recoger un montón de golosinas, mientras ese bichejo horrible se recuperaba del golpazo que le di.

Sonrío, y estiro la mano para exigir mi porción de papas.

―No tienes idea de cuántas veces traté de comprar de esas gomitas, pero la puta máquina expendedora no me cogía la tarjeta. ―y luego, me llevo un puñado de papas a la boca. Son crujientes y saladas, como las Lays que recuerdo.

―Las máquinas del Distrito Sur tienen mañas. Algunas necesitan que sostengas la tarjeta durante la transacción, otras que la metas y retires rápidamente... en fin... Cada una tiene lo suyo.

―Joder, ¿y yo qué voy a estar sabiendo? ―me impulso sobre la camilla, y logro sentarme sin ningún problema. Los dolores que sentía, de a poco han ido desapareciendo.

―Ten cuidado... ―sugiere Shawn, acercándose para brindarme apoyo de ser necesario. ― ¿No te duele el pecho?

―Eh, no... Me siento mucho mejor. ―muevo un poco mi hombro izquierdo, y apenas si duele la herida del bíceps. Los dedos que me fracturé; ni siquiera se sienten afectados. ―La medicina actual es una putada total. ¿Cuánto llevo en tratamiento?

―Poco más de dos días. ―responde el chico, dejando la bolsa de papas en mi regazo, para luego examinarme cuidadosamente, detallando mis heridas visibles. ―A pesar de todo, cicatrizas muy bien, incluso sin la ayuda de las medicinas... Es probable que tu regeneración celular natural se haya alterado a causa del tiempo que pasaste dentro del Dispositivo Valkyria...

― ¿Es posible? ―cuestiono, tragando frituras.

―Lo es. ―carraspea. ―De hecho, Beth enfocó su tesis en eso. "Efectos Biológicos de la Exposición Prolongada a los Axiones". Fue un éxito entre la comunidad científica de Olympia.

―Ya... ¿Y qué efectos puede tener? ―con mi pregunta, él toma distancia y se cruza de brazos, reclinándose en un estante cercano.

―Más allá de lo que ya sabes; como las fallas cardiacas, envejecimiento celular prematuro, daño neuronal leve; exponerse a una enorme cantidad de Axiones también puede tener efectos- digamos- "positivos", en la persona bajo exposición... Beth teorizó muchas cosas que suenan demenciales, y que al mismo tiempo son posibles; una de ellas es la aceleración del metabolismo y de la regeneración celular, algunas potenciaciones a nivel cerebral, desarrollo de habilidades psiónicas, y otras cosas de ese estilo...

DIOS DE SANGRE • Antología Vincent Foster • IVWhere stories live. Discover now