REPTILIANO

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― ¿A tu mamá? ―pregunto, mirando a Shawn con el rostro más plano que puedo exteriorizar.

―Sí... Bueno, puede que ya no tenga caso, pero... Tal vez sí... Te escribí eso antes de saber que hoy nos reuniríamos con Fujima... Habría estado genial que lo leyeras anoche.

―Habría reaccionado de la misma forma. ―suelto, con toda franqueza.

―Sí, supongo que sí. ―resopla el chico frente a mí. ―Pero, como sea- ¿vendrás? Sé que hoy es aún más extraño de lo que pudo sonar ayer, pero... ¿Qué daño puede hacer? Es solo una cena y una conversación interesante- para ti.

―Yo- eh- ―balbuceo, sin tener la capacidad de pescar una buena excusa con la que zafarme de un compromiso que no quiero adquirir.

―Vamos, ¿tienes algo mejor qué hacer? Mi hermana está aún en el hospital, bajo el cuidado de mi papá. Solo seremos mi mamá y yo durante la cena... Lo que diré sonará pesado, pero no hay nada que puedas hacer para encontrar a Luke, ni tampoco para dar con la chica que apareció junto con el Córtex antes de la destrucción de la Academia... ―eso es verdad... ―Así que... Si no aceptas, lo tomaré como algo personal.

Joder...

―Eh... De acuerdo... Pero, ¿estamos de acuerdo en que este no es el mejor momento para cenas y conversaciones?

―Lo estamos. ―responde. ―Pero hoy haremos una excepción, y puede que valga la pena.

―Si tú lo dices... ―desvío la mirada. ― ¿Dónde vives?

―Descuida. Yo pasaré por ti. ¿Te parece si me esperas cerca de la estatua de la plaza central del Distrito Norte? A las seis en punto.

―Seguro... ¿Por qué no? ―él asiente, con mucha seriedad en su rostro.

― ¿Qué harás hasta entonces? Aún es temprano... ―cuestiona él, haciendo que yo me lo cuestione.

―Eh, pues... no lo había pensado... Pero, creo que necesito un poco de entrenamiento... Hace ya Más de una semana que no lo hago. Puede que termine yendo a La Caja... Quizá me ayude a despejar un poco la mente...

―Vale... Suena bien... Entonces- te veo a las seis. ―él coloca su mano en mi hombro. La observo por un segundo, y luego viro para mirarlo al rostro. ―Todo saldrá bien. De alguna forma. Ya verás.

Con eso, veo como Shawn se da media vuelta y avanza en la dirección de la que vino, pero ahora caminando y no corriendo como una oveja colina abajo.

En cuanto a mí, pues; respiro hondamente y llevándome las manos a los bolsillos del pantalón, comienzo a caminar hacia mi destino, que por suerte, no está muy lejos de Babel: La Caja.

...

Apenas entro al lugar, siento ese torrente de adrenalina en mi interior comenzando a exigir su inmediata liberación. La Caja es- por excelencia-, el mejor lugar para realizar Entrenamientos Inmersivos; parte la magia que creó Tecnologías Fujima, mediante el uso de la energía de Torsión y la manipulación de los todopoderosos Axiones. En la Academia había un sitio parecido a este, pero de corte mucho más profesional. El equipamiento tecnológico que usan en La Caja, es tan solo un poco menos preciso y eficiente que el de uso oficial.

No soy un desconocido en el lugar, por lo que solo me basta caminar hasta el casillero que ocupo, para encontrarme con un par de usuarios a los que puedo llamar mis "conocidos". Uno de ellos también forma parte de los Ryukami.

― ¡Foster! ―exclama el chico más alto- Takato- de cabello oscuro, lacio y mirada muy sesgada. Pese a que es japonés, su acento no es tan exagerado. ― ¿Sintiéndote oxidado tan pronto? ―bromea.

DIOS DE SANGRE • Antología Vincent Foster • IVWhere stories live. Discover now