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Ahora.

Vuelvo a revisar el papel en el que anoté la intersección de calles: Mountjoy Square y Gardiner. Aquí estoy. Me detengo junto al enorme parque y suspiro en medio del silencio de mi carro. No veo a Niall por ninguna parte.

Un golpe suave sobre el maletero desde afuera me provoca dar un salto. Veo por el espejo retrovisor, es sólo Niall haciéndome una seña para abrirle. Me bajo, con las llaves en la mano y el corazón en la boca.

—Te dije que no te detuvieras si no llegaba aún.

—¿Qué querías que hiciera? ¿Que me diera la vuelta del tonto al rededor del parque hasta que aparecieras? —pregunto sin mirarlo, mientras meto la llave en la cerradura del maletero y lo abro para él.

Mete su mochila dentro sin decir nada y los dos nos subimos al auto.

—Nunca he conducido en carretera antes —le advierto, antes de quitar el freno de mano y comenzar a andar.

—Tranquila, voy a estar ayudándote. —La sensación de desahogo que me invade es instantánea, sólo por oírle decir eso—. Deberíamos ir a poner gasolina antes de salir de Dublín —propone.

—Ya llené el estanque.

Se inclina un poco hacia mí y le echa un vistazo al tablero.

—Debí suponer que no me harías caso. —No sé si lo está diciendo con humor o si realmente le molesta.

—No podemos arriesgarnos a parar en cualquier parte, sólo imagina que justo alguien te reconozca.

—No entiendo por qué estás haciendo este viaje conmigo si tendrás esa actitud todo el tiempo —murmura, tan despacio, que apenas puedo oírlo. Desvía la mirada hacia la calle y puedo verlo de perfil. Capto sus ojos serios detrás de los anteojos oscuros.

Me asaltan unas ganas repentinas de llorar.

Este viaje va a ser largo.

Antes.

—¡¿Qué dice?! —exclama Sam y prácticamente se deja caer sobre mí para tener acceso a la pantalla de mi teléfono.

—Que no está saliendo con ella —suelto en un aliento.

—Mierda, Vinka.

—Qué.

No soy capaz de responder ni de dejar de mirar el mensaje. Niall se desconecta y el texto deja de tener sentido para mí después de releerlo una y otra vez. La velocidad con que mi corazón bombea sangre se incrementa cada segundo, pero pareciera que no tiene un límite, es como si fuera a salir disparado en cualquier momento.

—¡Que te está dando explicaciones!

Miro a Sam asustada, pero aún sonrío. Porque estoy aliviada.

—¿Significa que todavía tengo una oportunidad?

—¡Sí! —exclama—. Y más vale que las tomes y la aproveches.

Vuelvo a mirar a la pantalla de mi celular. El mensaje sigue esperándome aunque él no esté en línea.

—¿Qué le digo? No puedo creer que me esté dando una explicación, cuando no tengo ni tan siquiera el derecho a recibirla —comento sorprendida.

—Va muy en serio este muchacho.

—¡Ayúdame, Sam!

—Ah, eh... —Se exalta y comienza a mover sus manos y chasquear sus dedos en busca de una respuesta rápida—. Dios, no lo sé, esto es demasiado inesperado.

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora