Yo invito (fanfic n.h)

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 Ahora. 

Puedes deshidratarte por no tomar agua durante dos semanas, ¿No es así? ¿Puedes, entonces, perder la cordura si no ves a quien amas durante dos semanas? 

Me hice esta pregunta un millón de veces cuando Niall y yo estábamos juntos en el 2012. Incluso cuando todo iba bien entre nosotros, siempre pensaba en las consecuencias de no verlo en mucho tiempo, puesto que estaba jodidamente asustada de perderlo en cualquier momento. 

Él siempre decía que no tenía por qué preocuparme, porque él estaba ahí, junto a mi. Decía que yo podía ir a pasar el tiempo con él en su casa cada vez que quisiera, que podíamos vernos siempre. Pero incluso aunque sepas que el agua está ahí, frente a tí, no significa que sobrevivas. Necesitas beberla para que cumpla su función de mantenerte vivo. 

No obstante, mira: Lo perdí en cosa de minutos, de todos modos. 

Y sobreviví.  

No estoy segura de seguir teniendo toda mi cordura ahora, sin embargo. 

No he sabido de él durante dos semanas. Y no creí que doliera, pero lo hace. 

Ésta mañana es muy fría, pero está soleado y lindo ahí afuera. Debería ir a clases, pero creo que me he despertado muy tarde y ya no alcanzaría a llegar a tiempo.  

Me estiro en mi cama a más no poder, antes de abrigarme un poco y meterme en mis pantuflas para ir al baño.  

—Sí, entiendo todo eso. Pero es que realmente no sé qué hacer con ella. —Escucho hablar a Tom desde su habitación—. ¿Sabes qué ha venido a decirme hace un par de semanas? 

Me acerco en silencio, cuidando de no arrastrar las pantuflas por el suelo para no hacer ruido y me pongo junto a su puerta cerrada. Me siento como en esas telenovelas clichés haciendo esto.  

—Me preguntó literalmente: «¿Crees que Niall haya planeado irse de aquí antes de que ocurriera el accidente?» —Después de una pausa, añade—: Si, lo sé. Por supuesto que evité el tema, qué crees. 

«No seas paranoica», me digo en mi mente.  

—Ya no come, no habla. Mira, son las 3pm y Vinka sigue durmiendo. Ésta semana a ido a una sola clase. En toda la semana. Además pidió sus días libres en el café. Ni siquiera está haciendo deporte, sólo está inmersa en su propio mundo, dentro de su cabeza llena de quién sabe qué. 

Trago saliva. Quiero dejar de oírlo, porque sé que no está bien escuchar las conversaciones de los demás, pero mi cuerpo no obedece a la orden de caminar de vuelta al baño y tomar la ducha.  

—¿Y qué se supone que haga al respecto? —pregunta. 

Doy tres toques tímidos sobre la puerta y Tom se queda en silencio automáticamente. Puedo imaginarlo paralizado ahí dentro.  

—Entra —dice después de un momento. Entonces abro la puerta y él está sentado, muy erguido sobre su cama. El teléfono descansando cerca de sus pies, como si lo hubiese lanzado.  

—Hola —le digo con mi voz ronca. 

Antes. 

Miro el nombre de Theo Jodido Craig en la pantalla de mi celular durante varios segundos. Me ha llamado tantas veces hoy, que tomé la decisión de silenciar este aparato en la quinta llamada. Espero a que su nombre desaparezca y se convierta en una nueva perdida. 

—¿Estás segura de que no quieres contestar? —Darren, el amigo de Zayn, me pregunta. Meto el teléfono en mi bolsa y le sonrío.  

—No. No es importante, en absoluto.