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Ahora.

Sam está prácticamente sobre mí cuando me despierto. La habitación está oscura a pesar de lo delgadas que son mis cortinas y The Wombats cantan desde algún lugar del cuarto. 

—Apaga esa porquería —lloriquea. 

Me levanto de la cama bostezando y corro las cortinas hacia los lados para permitirle el paso a la luz, aunque no hay demasiada. El cielo está estampado de nubes grises y una gruesa capa de neblina me bloquea la vista a algunos metros desde la ventana. 

—Vinkaaaa —vuelve a quejarse mi amiga. 

—Ya voy. —Diviso mi teléfono sobre el escritorio y le doy al botón para apagar la alarma. Me pongo de pie frente al armario y me estiro tanto como puedo, mientras miro mi ropa y decido qué ponerme hoy. Termino por rescatar de los pies de mi cama la ropa que usé ayer y sólo saco una nueva playera, entonces me meto al baño. 

Desde que rompí el cabezal de la ducha, hace dos días, Tom lo arregló temporalmente haciéndola muchos hoyos pequeños a una botella de plástico y poniéndola en el tubo del que sale el agua. Es muy penoso, una basura en realidad. Pero funciona. No obstante, un día de estos tendremos que llamar a alguien que haga el arreglo adecuado y definitivo. 

Cuando me subo al auto mis piernas literalmente tiritan hasta que la calefacción de aire lleva algunos minutos encendida. Son apenas las 8am y O'Connell Street ya está repleta de gente caminando a los costados. Hombres con trajes de oficina, adolescentes con audífonos, matrimonios con niños a rastras. Al pasar junto a un local de Starbucks recuerdo a Maura y la charla que tuvimos el otro día. Me pregunto si ella sería capaz de denunciar a su propio hijo ante la policía si supiera que ha vuelto. Y tal vez sí. Maura es una mujer muy consecuente y correcta. Sea como sea, aún no puedo creer que Niall no esté preocupado por su propia familia. 

Quizá debería llamarla. No para delatarlo. 

Al contrario de muchas personas, yo soy una cobarde asumida y jamás puedo enfrentar los problemas que involucran a muchas personas. Sobre todo si se trata de Niall Horan. El punto es, que tal vez me haría bien pasar un momento de tranquilidad con Maura y el resto de la familia. Tal vez me ayudaría a pensar mejor en todo lo que acontece. 

Cuando llego, Emma acaba de abrir el café, pero es muy temprano aún, por lo que no hay nadie mas que Liam, Josh y yo. Después de ordenar las sillas y mesas en el sector de No fumadores, camino junto al librero, pasando las puntas de mis dedos por la superficie de los lomos de los libros. Me detengo junto al libro de visitas del 2012. Hay un montón de recuerdos metidos ahí dentro, incluso cosas que aún hoy no he podido averiguar.  

Me siento en el sillón junto al ventanal con el libro sobre mis piernas, y después de asegurarme de que ninguno de los chicos está cerca, lo abro. 

  

Antes

Comienzo a hojear el libro y me salto las páginas de la primera mitad. Me detengo en el mes de Abril. Mayo acaba de empezar y Liam dijo que los mensajes habían comenzado hace como dos semanas, por lo que aquí debería encontrar los primeros. Leo cada tontería que algunas personas escriben, hasta que de pronto mi nombre salta entre las líneas del 19 de Abril. 

«Qué linda, Vinka.»  

Doy vuelta a la página siguiente. 

«Te ves cansada y ese chico está molestándote, Vinka.» 

No luce como lo que alcancé a ver de la letra de Niall en su cuaderno. Vuelvo a voltear la hoja. 

«Buenos días, Vinka.» 

Yo invito (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora