Después de una larga y exhausta vida en Europa, la familia de Owen toma la decisión de mudarse a una pequeña ciudad en un pais al otro lado del mar alejándolo de todo lo que alguna vez lo hizo feliz. Owen esta convencido que cada una de las cosas q...
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Cuando me desmaye fue la señal exacta para convencer a mis padres de tomar finalmente la decisión de mudarnos de pais y huir de esta vida cuando mi servicio comunitario finalizara. Quizás no fui a prisión, pero el servicio se sintió como tal con todos esos reporteros cercas sin poderme dejar de trabajar.
Todos en mi familia notaron como mi alegría decaía, no recuerdo la ultima vez que sonreí sin que fuera forzadamente, los psicólogos no ayudaban, y yo tampoco cooperaba mucho en facilitarles su trabajo. Me di cuenta ahí que desde el momento que me metí en este problema estuve condenado, me encontrara tras las rejas o no.
Y cuando finalmente el servicio acabo y pude estar aislado en mi casa, me entere que el lugar a donde nos iríamos era México.
De todos los países del mundo, de todas las ciudades poco pobladas con buen economía y seguridad. Ellos eligieron México. Me había enfadado con ellos y ellos se enfadaron conmigo por empezar una discusión.
—Sera divertido. Su comida es deliciosa —me decía Leonora mientras empacábamos.
—Esta es mi casa —dije sin ánimos metiendo mi ropa en mi maleta —, Chase se sentó ahí —señale mi sofá roto que iba a tirar después —, y ahí la bese por primera vez —señale la ventana —. En el parque a metros de aquí, los tres bailamos una canción de One direction y fue... la primera vez que me sentí, vivo.
Deje de doblar mi ropa y mire hacia la pared, con algunas lágrimas en los ojos que me obligaba a soltar. Durante la noche lo hacía, todas las noches desde que Chase se fue no hay alguna en la que no llore, pero evito a toda costa demostrarme así de débil frente a mi familia.
—Holly, sé que esto es difícil. No quieres mudarte, yo tampoco. Pero estamos tratando de vivir una tranquila vida. No afectes tu presente por un pasado que ya no tiene futuro. Tu felicidad ya no está aquí, no tengas miedo a ser feliz porque te da aterra lo desconocido —me abrazo por detrás, envolviendo sus brazos en mi cuello.
Mis lágrimas se derramaron lentamente con mi semblante tranquilo, no me pidió que dejara de llorar, solo me abrazo y fingió que no sabía lo que hacía. Justo como a mí me gustaba.
