Después de una larga y exhausta vida en Europa, la familia de Owen toma la decisión de mudarse a una pequeña ciudad en un pais al otro lado del mar alejándolo de todo lo que alguna vez lo hizo feliz. Owen esta convencido que cada una de las cosas q...
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Cuando Darwin me dijo que se iría de Londres para Estados unidos junto a su familia no pude dejar de pensar y preocuparme cuales serían mis opciones de ahora en adelante conforme al tema de la escuela. Él era mi único amigo, ese tipo de amistad con confianza ideal y concreta; a diferencia de Darwin se podría decir que yo era el más sociable, había algunas personas que debes en cuando me saludaban (compañeros de diferentes clases, del equipo de hockey o de la orquesta), pero nunca nada pasaba de simples «Oh hola, ¿Cómo te va? ».
Podía clasificarme como una persona callada, llegaba a ir a algunos lados con Darwin y salíamos a divertirnos entre los dos, pero ninguno tenía algún otro amigo. Y eso jamás me llego a molestar mi tiempo libre era demasiado limitado entre todas las actividades que realizaba (más tener que también compartir tiempo con mi familia todas las noches) no me dejaba un hueco libre para seguir socializando. En pocas palabras, no era un tipo tan callado como Blair Davis o el otro chico que está en una clase conmigo y James lo molestaba. Me mantenía al margen y era feliz con eso.
Entre al salón de matemáticas treinta minutos antes del inicio de la clase, antes me quedaba con Darwin en las escaleras del tercer piso y esperábamos justamente que la campana sonara para correr hacia el salón deseado que el maestro no nos cerrara la puerta en la cara, ahora tengo que estar aquí a tiempo porque no tiene sentido esperar solo en las escaleras, al menos en el salón siempre estará Blair Davis, una chica castaña bastante delgada y callada, en todas las clases se sentaba en la fila al lado de la mía y en ocasiones, llegaba a observar los dibujos que realizaba, le salían mucho mejor que a mi aunque eran tétricos, pero nunca le he hablado para decirle que me parecen peculiares, en realidad, nunca hemos hablado.
James y su banda de amigos llegaron veinte minutos retrasados al salón de clases, el maestro de matemáticas, harto de seguir lidiando con ellos, como castigo los obligo a permanecer parados frente al pizarrón para hacerles unas preguntas relacionadas con la materia, con esto sabía que la clase contaría como una hora libre, James con suerte sería el único que lograría acertar alguna de las preguntas, sus otros amigos no era que fueran unos burros, pero simplemente el no prestar nunca atención a clase daba a entender que posiblemente su conocimiento seria nulo.
