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Cuarto mes de embarazo...

Algo que sabía Josephine era que en la universidad todos la mirarían raro, pues la mayoría de chicas embarazadas deciden dejar la universidad su tiempo de embarazo, pero Josephine no.

Su vientre ya perceptible se asomaba debajo de la blusa a rayas que decidió usar, la mayoría de chicas hablaban a su espalda. Y ella lo notaba.

Después de haber sacado un bocadillo de la máquina expendedora fue a la clase que le tocaba. La rubia esperaba encontrarse con sus compañeros del ciclo pasado. Josephine se sentó en una carpeta delante de la pizarra, siempre le gusta tomar atención a todo lo que dice la maestra. Abrió el paquete de galletas saladas y aprovechó que todavía no había alumnos para comer.

— ¿Esta ocupado? — preguntó una chica, refiriéndose al asiento del costado.

— No, puedes ocuparlo si deseas. — Jo se había tapado la boca para contestar.

La chica dejó su mochila en el asiento y se sentó. La chica sacó un cuaderno y un lapicero para después dejar la mochila detrás de su asiento.

— ¿Eres de primer año? — Jo no quería aburrirse, y el maestro todavía no llegaba, quería hablar con alguien.

— Sí, ¿tu también? — la chica comenzó a dibujar en su cuaderno.

— No, es el segundo. — Josephine se levantó a botar el envoltorio de la galleta en el tacho de basura.

— ¿Por qué compartimos clase? — la chica levantó la mirada del cuaderno para ver a la rubia.

— Son estudios generales, o algo así. Yo tampoco entiendo mucho. — Josephine se dirigió hacia su asiento, había estado volteada pero ahora de frente, la chica pudo ver su vientre.

— Estas embarazada. — la chica dijo sorprendida.

— Sí. — Jo se sentó en su sitio.

— ¿Cuanto tiempo tienes? — preguntó la desconocida.

— Tengo cuatro meses y tres días. — dijo Jo después de sacar cuentas. La chica que estaba a su lado asintió.

Los demás alumnos comenzaron a llegar conforme pasaba el tiempo, había logrado localizar a unas cuantas amigas.

***

La hora de clases había acabado y había empezado la del almuerzo. La señora Celia le había preparado un almuerzo especial por su primer día, ya que Josephine no podía comer nada de la cafetería por órdenes de Hero.

Josephine se sentó en una mesa cerca al jardín y aunque, se le antojaba una de las hamburguesas de la cafetería, comenzó a comer de el pollo con verduras que le prepararon.

La chica nueva, el cual su nombre era Julia, no dejaba de mirar a la rubia, sentía que la conocía de alguna parte, tal vez de alguna revista o noticiero. Y era ilógico pues era una chica de dieciocho años, la cual estaba embarazada.

***

Las clases universitarias llegaron a su fin, y Josephine esperaba ansiosa que
Rob la recogiera, otra vez la sobreprotección de Hero hacia que ella no pudiera ir caminando a ningún sitio.

Julia miraba a la rubia desde lejos, no estaría tranquila hasta saber de donde le parecía conocida.

Josephine miró su reloj, Rob tenía quince minutos de retraso, y los pies le dolían, mala idea usar zapatos cerrados. Ya estaba apunto de marcar el número de Hero en su teléfono cuando escuchó el rechinar de unas llantas. Jo guardó el teléfono en su bolso y se subió rápidamente al auto une vez que este se estaciono.

— ¿Qué pasó Rob? ¿Por qué demoraste? — la rubia ni siquiera se había fijado en el asiento del piloto, solo subió al auto, acomodó sus cosas en el piso y se abrochó el cinturón.

— Sabía que eras despistada, pero no tanto. — a Josephine se le pusieron las mejillas coloradas al notar la voz de la persona que conducía.

— No sabía que ibas a venir tu. Pensé que estabas en el trabajo. — Jo habló mirando por la ventana. Coloco su mano derecha en el vientre. — Además de acá atrás no te veo la cara, sólo la espalda. — trató de excusarse mientras acariciaba su barriga.

— ¿Qué tal tu primer día? — Hero preguntó mientras la miraba por el espejo retrovisor.

— Supongo que normal, sólo ya sabes los típicos comentarios sobre mi embarazo, una profesora me miró mal. — alzó los hombros sin darle importancia.

— Tu sabes que no les tienes que hacer caso. Ya falta poco para que puedas volver a tu vida normal.

Josephine no sabía si Hero lo hacia a propósito, ojalá que no, pero algunos de sus comentarios le lastimaban y mucho.

Ella decidió mirar por la ventana por lo que quedaba de camino, ya no quería hablar porque se ponía de mal humor.

***

Lo primero que percibió Jo al entrar a casa fue el olor de la comida recién hecha, y es que justo llegaban para la hora de la cena. Jo fue directo a la cocina para ver en que podia ayudar, aunque no le dejaban hacer nada tampoco.

Le estaba ayudando a Celia a servir los platos de comida cuando el timbre de la casa sonó. La señora rápidamente ubico los platos en la mesa y corrió a abrir la puerta. Jo también terminó de acomodar la ensalada y fue a ver que pasaba en l puerta, ya que Celia se estaba demorando mucho.

Bajó el umbral de la puerta se encontraba una mujer de vestido rojo ajustado y unos tacones muy grandes. La mujer miro a Jo con despreció. Y volteó a ver a Celia.

— Te dije que le avisaras a Hero que estoy aquí. — miró a Celia como si ella fuera menos cosa que ella.

— Y yo ya le dije que el señor prohibió que usted entre en esta casa.

Entonces Josephine lo supo, Sofía Cler estaba en casa, buscando a Hero.

Alquiler| HerophineWhere stories live. Discover now