Resaca

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Emma:

Abro los ojos lentamente, me duele horrible la cabeza. Trato de orientarme en vano, no tengo ni la menor idea de dónde estoy, pero estoy segura de que ya no estoy en el local de Benji.

—Buenos días —El Malo aparece en la puerta con una taza humeante—, ¿cómo te sientes?

—Me duele la cabeza —Cierro mis ojos—. ¿En dónde estamos?

El Malo deja la taza en mis manos, sonrío al ver ese hermoso líquido negruzco que tanto extrañaba.

—Estamos en mi casa —Casi dejo caer la taza en la cama—. Tranquila, aquí nadie nos buscará.

Besa mi frente y sonríe a medias.

—¿Cómo que estamos en tu casa? —Le doy un sorbo a la tasa.

—Es mejor que platiquemos eso en la cocina, vístete, te espero.

Sale de la habitación silbando una canción, está extrañamente feliz.

Dejo la tasa en una mesa de noche, necesito respuestas ahora mismo.

Salgo de la cama y noto que solo traigo puesta la camiseta que le robé al Malo, tengo deseos de asesinarlo ahora mismo.

Salgo de la habitación, bajo corriendo las escaleras, me guío por el olfato, sigo el olor a huevos fritos, supongo que el Malo está cocinando.

Una vez que lo veo frente a la estufa golpeo su costado.

—¿Cómo te atreves a desnudarme sin mi permiso?

El Malo sostiene su costilla y se queja de dolor.

—Solo quería que descansaras bien.

Lo veo de la peor manera posible, es un aprovechado.

—¿Cómo sé que no te aprovechaste de mí?

El Malo suelta una risita, no entiendo que le parece tan divertido.

—Amor... —Me mira burlón— si me hubiera aprovechado de ti no podrías caminar, además dormí en mi habitación.

¿Esa no era su habitación?

—No entiendo nada, Malo, ¿en dónde demonios estamos?

Se pone a servir los huevos en dos platos, incluso hizo un poco de arroz, me gusta esta faceta de Joshua.

—Sientate, es difícil de digerir.

Le hago caso y él deja un plato frente a mí, Joshua se sienta a mi lado y aprieta mi rodilla.

—Esta casa fue donde me crié y dónde murió mi madre, la habitación donde dormiste era de ella —Toma un bocado de su comida mientras estoy petrificada.

Este lugar es el infierno personal de Joshua, no entiendo porque estamos aquí.

—Yo... ¿cómo es que conseguiste esto?

—Cuando mandé a mi padre a la quiebra subastaron todas sus propiedades, de hecho, legalmente, esta casa es de Cass, pero yo la pagué. Mi mamá amaba esta casa y no quería perderla.

—Pero tú la odias, ¿cómo puedes estar aquí?

Pruebo la comida y para mí sorpresa está muy rica.

—Es difícil, pero aquí tengo tantos recuerdos felices que vencen al demonio que solía tener como padre.

Sigue comiendo y yo igual, no me atrevo a entablar una conversación.

—Estaremos una semana aquí —sentencia el Malo—, Benji terminará el tatuaje la próxima semana.

Dejo caer mis cubiertos en la mesa, ¿no terminó el tatuaje?

La hija del coronelWhere stories live. Discover now