Hombre

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Malo:

Emma está más que feliz con su tatuaje, sonríe aunque no lo ve, me alegra verla feliz, aunque despedirse de sus tíos fue algo difícil para ella.

—Estás muy feliz, ¿no?

Emma asiente solo un poco.

—Fue lindo ver a mis tíos, fue como volver a estar con mi mamá aunque sea un rato.

Se mueve un poco en su asiento, creo que le duele el tatuaje.

—¿Te encuentras bien?

—Si, solo me pica un poco y me molesta el plástico.

Trato de tomar su mano, pero la aleja de mí y se recarga en la ventana.

—¿Sigues molesta conmigo?

Suspira y se pierde en lo que hay afuera.

—No, es solo que empiezo a hacerme a la idea de que me empezarás a tratar mal a penas lleguemos a la casa rodante.

Me pesa que piense eso de mí, sé que no he sido la mejor pareja para Emma, pero no creo que haya sido tan... malo.

Me orillo un poco, creo que es el momento de darle un poco de confianza a Emma.

—¿Por qué nos detenemos?

—Emma, entiendo que estás enojada y que confías muy poco en mí, pero de verdad todo va a ser diferente en cuanto regresemos... por eso me gustaría pedirte una cosa.

—¿Qué más quieres de mí, Joshua?

—Quiero que seas mi novia, eso es lo que quiero.

Los ojos azules de Emma me miran llenos de sorpresa, me gusta ese brillo en sus ojos.

—¿Lo dices en serio?

—Lo digo en serio, Emma, te amo.

Emma sonríe un poco y asiente, puedo ver ese hermoso rubor en sus mejillas y me encanta verlo.

—Sí, si quiero ser tu novia, Joshua.

Me acerco un poco a ella y me permite darle un beso, con eso me basta para saber que la amo y que enfrentaré a Mack por ella, ella realmente vale todo.

Seguimos con nuestro camino, esta vez me permite tomar su mano durante todo el camino.

Al llegar veo a Mack salir de la casa rodante con un cigarro, le he dicho mil veces que no puede fumar ahí dentro, al ver el auto tira el cigarro y se acerca.

—No salgas hasta que te diga, ¿vale?

Salgo del auto y me dirijo a Mack, le doy un golpe en la nuca, siempre actúa como niño pequeño.

—Te he dicho mil veces que no fumes dentro, ¿Tara está dentro?

Mack pone los ojos en blanco, se ve que esto le fastidia, ¿se habrá peleado con su amiga?

—No, todos están en la posada, yo soy el único idiota que te ha estado esperando desde hace una semana, ¿a dónde rayos fuiste y qué hiciste con Kenet?

Me giro al auto y regreso con Mack, se esta poniendo complicado.

Escucho unos pasos acercarse, me giro y veo a Emma con sus lentes oscuros, es increíble, todo se complica aun más.

—Vaya, vaya, ¿quién es esta belleza? —Toma la mano de Emma y la besa— Es un placer, mi nombre es Mackenzie, pero puedes decirme Mack.

Le giña el ojo y eso hace que mi sangre hierva de celos.

La hija del coronelWhere stories live. Discover now