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Emma:

Cada día me cuesta más ser indiferente con el Malo. Me cuesta mucho porque es todo un encanto cuando estamos solos.

-Hoy llegaremos a nuestro destino -Me anuncia el Malo-, a todos nos hace falta descansar en una cama cómoda.

-Me alegro por ustedes -suelto por lo bajo, pero creo que me escuchó.

-Emma...

-Perdona -Me recuesto sobre mi espalda-, no fue mi intención...

Cuando menos lo esperaba el Malo se pone encima de mí y se recuesta sobre mi pecho. Me encantaría jugar con su cabello.

-Te prometo que...

-No me prometas nada -Lo corto-, hace una semana me prometiste que me dejarías salir a caminar un rato, llevo dos semanas atada a esta maldita cama, ya no me prometas nada, solo me ilusionas porque Mack dirá que debo quedarme aquí y tú harás lo que tu amado Mackenzie te diga.

-Emma... -Suelta el aire de forma pesada-. Lo lamento, haré todo para...

-Lo que deberías hacer es ponerte los pantalones de jefe y enfrentar a Mackenzie, pero no lo harás, te importa más ese sujeto que yo.

Escuchamos como la puerta se abre, de inmediato el Malo se aleja de mí y toma esa postura de idiota.

-Malo, tenemos un favor pendiente, nos quedaba de camino y pensé que deberíamos deshacernos de esa molestia, ¿quieres un poco de acción?

El Malo le sonríe a Mackenzie, ya va a empezar el desfile de testosterona.

-¿Qué favor es? -pregunta el Malo.

A puesto a que es un robo descarado como el anterior.

-Un hackeo -Eso llama mi atención-, en la bóveda de un banco está una pieza de arte robada, su dueño está dispuesto a darte el valor de la pintura si la robas sin ningún rasguño.

-Ya debes saber que nunca maltrato el arte -señala divertido-. Voy a necesitar a diez chicos por lo menos, necesito una distracción, yo haré el hackeo.

-Yo podría ayudar -Me siento sobre la cama-. No tendría que salir, solo necesito mi computadora.

El Malo sonríe de lado, pero Mackenzie me mira como si pudiera matarme con la mirada.

-¿Quieres avisarle a tu papito en dónde te tenemos?

Aprieto los dientes, odio con todo mi ser a este idiota.

-Claro, ¿quieres que le dé un mensaje de tu parte?

-Emma... -Me reclama el Malo.

Me dejo caer sobre la cama, suelto el aire sumamente irritada. Odio que el Malo prefiera a ese idiota que a mí.

-No es mala idea, Mack, pero mantenla vigilada, no la dejes usar la máquina si no es absolutamente necesario.

Juro que cuando pienso que el Malo va a defenderme frente a este imbécil hace todo lo contrario, ya estoy harta y cansada de esta situación.

La hija del coronelWhere stories live. Discover now