La rosa de Amelie

251 21 0
                                    

Emma:

Esta es nuestra última noche en la casa del Malo, estoy muy nerviosa porque he decidido que está noche sea mi primera vez antes de que vuelva a perder al Malo.

He vivido la mejor semana de mi vida, aunque tengo la ligera sospecha de que el Malo sabe perfectamente que estuve enamorada de Connor y eso es un secreto que me llevaré a la tumba.

—¡Malo! ¿Puedes venir?

Por fin me atrevo a gritar, reviso otra vez que el conjunto se me vea bien, creo que rebela demasiado, pero espero que esto ayude a Joshua a hacerlo.

—¿Emma? ¿Qué pasa? Ya estoy aquí.

Tomo una gran bocanada de aire y salgo del baño un poco temblorosa. A penas me ve su quijada cae al suelo. Me muerdo el labio para calmar un poco mi nerviosismo.

—¿Co... Cómo me veo?

El Malo cierra la boca y empieza a gesticular con las manos.

—Muy hermosa, pero no entiendo, ¿por qué estás usando eso?

Me le acerco un poco y me cuelgo de su cuello. Estoy tan nerviosa que siento que me orinaré encima en cualquier instante.

Beso sus labios con dulzura, sus dedos se aferran a mi espalda desnuda. Me atrevo a meter las manos en su camiseta y comienzo a subirla.

—Espera, Emma.

Toma mis manos y se aleja un poco.

—¿Qué haces?

—Yo... no me hagas decirlo. Quiero hacerlo, aquí y ahora, por favor.

Joshua se hace para atrás, me duele su rechazo, creo que esto no funcionó como yo deseaba.

—Emma... no sabes cómo deseo hacerte el amor, pero según mis cuentas no es un día seguro y es muy tarde para ir a buscar una farmacia.

—¿Qué? —digo anonadada— ¿Revisas mi ciclo menstrual?

El Malo asiente.

Ahora entiendo porque siempre unos días antes de mi ciclo ponía toallas sanitarias en el baño.

—¿No compraste preservativos cuando salimos hace una semana?

—No me pasó por la cabeza que ibas a querer hacer el amor conmigo y temía que si los traía pensaras mal de mí. Nunca fue mi plan que esto pasara.

Me dejo caer en la cama frustrada, no es justo que me haga esto.

—En dos semanas es tu ciclo, tenemos tres días seguros y voy a comprar preservativos, lo prometo.

—No lo quiero en dos semanas, lo quería ahora.

—¿Por qué? Solo son unos días de espera.

El Malo se agacha para que nuestras caras queden a la misma altura, pero yo le golpeo los hombros, no lo quiero cerca.

—Porque a penas regresemos todo volverá a ser como antes, tú con tu amado Mackenzie y yo sufriendo por ti en silencio. Te odio, vete de la habitación.

La hija del coronelOù les histoires vivent. Découvrez maintenant