Pistas

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No puedo dejar de pensar en lo que Clara me dijo.

Tú eres la tonta, siempre has hecho lo que Carlisle Kenet quiere, te impides amar, Emma, yo digo que tomes un par de semanas, vayas a un bar y conozcas a alguien, tú también tienes derecho a tener una pareja.

Nunca me había planteado tener una pareja, sólo una vez me gustó un chico, pero él jamás me vio como yo quería, pero era feliz al verlo tan feliz con su pareja.

Una llamada entra, respondo de inmediato.

—Aquí Emma.

—No me lo vas a creer —La voz de Hoop es de singular alegría—. Encontré un anillo de compromiso en los bolsillos del occiso.

A Hoop le falta madurar un poco.

—Hoop, dime que tienes más que eso.

—Cierto, cierto —Escucho algunas hojas moverse—. Murió por el impacto de la camioneta, le reventó todo el lado izquierdo, por fortuna ya estaba muerto cuando se golpeó contra el asfalto, tenía ADN de alguien más, de Susan, estuvo con ella antes de morir.

Lo sabía, pero necesito la confesión del autor material para poder encerrarla.

—Gracias, Hoop, eres el mejor.

—¿En dónde estás? Tu padre vino a la estación y no parecía muy amigable, bueno, más de lo normal.

Carlisle comienza a desesperarme.

—Voy tras los malos, dile que se vaya a su base y que deje de molestar.

Término la llamada, que frustrante es ser hija de ese hombre, ojalá hubiera sido él al que mataron y no mi mamá.

Ella me habría dejado ser feliz y no lo habría dejado hacerme todo esto.

Me concentro en el gps, al parecer los delincuentes no saben que los autos pesados tienen un localizador, lo cual me ayuda a perseguirlos.

Veo como se estacionan, tomo mi arma y bajo de mi auto.

Camino con cautela hasta un almacén abandonado, sólo hay un par de ratas.

—Debiste dispararle —dice uno—, mira lo que le hiciste a la camioneta, lo que nos pagará esa loca no es suficiente para arreglarla.

—Habían peatones, no podía dispararle, con un disparo habrían alertado a la policía.

El otro golpea la cara del pobre hombre.

—Era Hank, él jamás cantaría nada, soy su proveedor, no creo que quiera perder sus dulces.

Le disparo en la pierna a "el nene" el otro toma su arma y me apunta.

—No te lo recomiendo, si cooperan me aseguraré que su sentencia sea mínima, si me matas pierdes todo.

Aprieta el gatillo, pero sólo hace el chasquido, no está cargada. Tengo mucha suerte.

Le disparo a la mano, suelta su arma y cae al suelo, me acerco y pateo lejos la pistola.

—Quedan arrestados por el asesinato de Nicolas West, tienen derecho a permanecer callados, lo que digan podrá y será usado frente a la corte, tienen derecho a un abogado, si no tienen los recursos el estado se encargará de asignarles uno.

Esposo a ambos.

Tomo mi teléfono.

—Aquí Kenet, tengo a dos sospechosos heridos y una pista bastante grande, necesitamos una grúa.

—¿Ubicación?

Les digo el lugar donde está el almacén y cuelgo.

—Oiga, detective —dice el nene—, tiene bonitas piernas, su novio es muy afortunado.

La hija del coronelWhere stories live. Discover now