Capítulo 53.

933 122 40
                                    


Sonrío feliz por la sorpresa que Jack me había dado para mi cumpleaños. Es hermoso verlo feliz después de unas horas difíciles.

Me ha pedido perdón como unas quinientas veces, y yo sigo insistiendo en un por qué.

En verdad él piensa que arruinó este día, pero con ese te amo, lo hizo más bonito.

Todos mis amigos están aquí, y algunas personas de la iglesia, incluyendo al pastor.

Risas, pasteles rosas, y uno que otro chiste, me hacen mirar al cielo y agradecer a Dios por llegar a mis dieciséis sin aquella idea loca que se profundizo cuando cumplí mis quince años, sí, lo recuerdo, ese día fue hermoso también, pero un tanto frustrante, cuando apague las velas de mi pastel pedí un deseo tonto, y ustedes saben cual era.

El punto es que no tenía ni la mínima idea de que mi deseo se iba a conceder, pero no como me lo imaginaba.

Muerdo mi labio viendo como Jack reía de un mal chiste de Fabricio.

Se llevan tan bien.

Me da pena tan solo pensar de que a estas fechas yo ya me imaginaba casada con el amor de mi vida, cuando ni siquiera he podido madurar, pasar por procesos para hacerlo, la loca idea de casarme como la tía Perla, fue todo un fiasco.

Me he dado cuenta que muchas veces deseamos la vida de los demás, queremos hacer las cosas idénticas a aquellas personas que admiramos, que pensamos que le fue bien de esa forma, más no sabemos que cada persona es distinta, que pasa por cosas distintas. Que porque una chica se haya casado a los dieciocho y le vaya bien, no quiere decir que ti también te va ir bien, y peor aún, haciéndolo consciente de que no era el tiempo, sintiendo de que te faltan cosas por hacer, por disfrutar.

Me di cuenta que no era mi tiempo, que no disfrutaba ni vivía una vida plena por prestar atención a cuanto chico me parecía el indicado.

Pase mucho tiempo de mi adolescencia sumando ansiedad y cosas sin sentido.

Realmente creí en un punto de mi vida que mi fe iba a colapsar por tener un capricho tonto. Le agradezco a Dios por su infinita sabiduría, por no haberme escuchado específicamente lo que quería, pues él sabía lo que necesitaba, el proceso que debía de pasar, y todavía debo pasar.

—Apaga las velas y pide un deseo —dice mamá.

Vuelvo a ver a todos y tomo la mano de Jack que estaba cerca de mí.

¿Qué deseo puedo pedir? Si Dios se ha encargado de cumplir una parte de mis deseos.

Porque aunque en esta fecha no tenga novio, ni mucho menos esté casada, tengo a mi lado al chico de mi sueños.

Solo puedo decir un: Gracias Dios, gracias por ser un buen padre.

Solo puedo decir un: Gracias Dios, gracias por ser un buen padre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sigan leyendo, los espera el capítulo final y epílogo 👉🏻

Querido Idóneo [Borrador] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora