Capítulo 43.

1K 144 96
                                    

A la mañana siguiente...

Llego a la cocina y mis dos hermanos junto a mi padre ya se encuentran tomando el desayuno, se me forma una sonrisa al saber que por fin pude verlo después de tantos días sin disfrutar de su bello rostro en la mañana.

—Buenos días —digo con una súper sonrisa cerca de mi padre, él me ve, me devuelve la sonrisa y me da un tierno beso en la mejilla.

—¿Cómo amaneció la princesa de la casa? —mi sonrisa se expande y me siento la chica más feliz.

—Sí princesa —afirma Ricardo, lo cual me parece muy extraño —Pero de los cerdos —mi rostro pasa de felicidad a uno de dejar señales de obviedad, por su comentario tan tonto e inoportuno.

Ya decía yo que estos dos me iban a halagar o que iban a permitir que los demás me dijeran cosas bonitas en frente de ellos.

Enrique vuela la carcajada y casi no puede respirar.

—Dejen de ser unos groseros tan temprano—digo molesta.

Mi padre solo sonríe y le acerca el vaso de leche a Enrique.

—Te dejas de reír, o hoy te vas conmigo a trabajar —inmediatamente Enrique detiene sus carcajadas y su rostro pasa a la seriedad más profunda que un niño de su edad puede hacer.

Decirle que iba a ir a trabajar con mi padre, era la peor noticia que le podían dar.

Recuerdo cuando un día insistió en no ir a clases, mi padre se lo llevó todo el día, y regresó deseando nunca más faltar a la escuela.

Para él estar en una oficina totalmente blanca, limpia, llena de documentos, gente pasar y venir muy ocupada, sin tiempo para los chistes. Era una pesadilla.

—No papá, no lo vuelvo hacer —dice prometiendo algo que no va a cumplir mientras él ya no esté presente.

—Así me gusta —responde mi padre guiñando un ojo.

—¡Santo cielo!—exclama mi madre entrando a la cocina con una canasta de pan recién fresco. Mi apetito se abre y mi estómago me advierte del hambre tan desesperada que me gasto. Ella pasa a la orilla mío y estiro mi mano para tomar uno sin que se dé cuenta —¿Ya vieron quién acaba de venir en un auto súper lujoso?—detengo mi acción.

—¿Quién cariño? —pregunta curioso mi padre.

—Pues Jack —me paralizo por completo y abro mis ojos.

Mi madre baja la canasta de pan y me ve.

—Abi, ¿te pasa algo?

—Yo... —me quedo con mi mente en blanco sin poder responder.

—Ay hija, yo de ti me apresurara a comer, mira que hacer esperar a ese chico, no es de Dios.

—Mamá, ¿no es qué Abi no puede tener novio?

—Y a ti quién te dijo Ricardo, que está niña tiene novio —me apunta con su mano —Jack es solo una hermano en Cristo y compañero de clases.

Ricardo tira una risa sarcástica.

—Sí como no, y yo soy el príncipe de Asturias ¡Por Dios mamá! ¿Qué no ves cómo esos dos se ven?

—¡Cállate! —digo molesta y nerviosa por la situación, en verdad no sé si es demasiado evidente cuando nos encontramos con Jack, pero no quiero que mi madre quiera obligarme a alejarme de él, por sus ideas surrealista que se hace entre nosotros —No inventes cosas que no son.

—La que se tiene que callar eres tú. No creas que soy un tonto y no me doy que entre ustedes hay algo más que una "amistad" —ruedo mis ojos y cruzo mis brazos. Mi madre solo se queda en silencio observando y queriendo entender toda la película que se está formando Ricardo —Sí, ustedes se gustan, soy un hombre y me doy cuenta, ahora eso a mí no me importa —dice batiendo las manos —El punto realmente importante aquí, es que si Abi tiene novio, ¿yo por qué no puedo estar con Sabrina? —hago un gesto gracioso y no puedo con esto, quiero reírme, pero la reacción inmediata de mi madre no me permite hacerlo.

Querido Idóneo [Borrador] (Completa)Where stories live. Discover now