|CAPÍTULO 23|

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|NAVIDAD|

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Los ojos de Touka siempre me habían parecido dos océanos de luz hasta el día de hoy. Era como buscar una aguja en un pajar, pero de los antiguos. 

   Pese a eso, yo siempre había adivinado lo que le pasaba por la cabeza cada vez que me miraba, decía algo o simplemente mantenía su silencio característico. Como he dicho, hasta el día de hoy me lo parecían. Ya no.

   Una pequeña capa de nieve bordeaba la figura de sus cortos hombros, empapando su famosa chaqueta beige con su humedad. La bufanda que una vez envidié colgaba de su cuello como un collar, depreocupada por cómo le quedara. Qué tontería, pensaba siempre. A ella le quedaba todo bien. Incluso uno de esos looks que las pasarelas de moda extravagantes anunciaban como nueva moda. Recuerdo haberle dicho un par de veces que, cuando fuésemos mayores de edad y supiéramos controlar nuestros instintos de depredadoras, viajaríamos a París, a una de esas galas a la que acuden los famosos para entrevistar a las modelos, y nos colaríamos para ver y burlarnos del espectáculo. Aún me imagino el momento. Yo sentada como uno de esos fotógrafos de las revistas, con ella a mi lado haciendo preguntas (prácticadas en el hotel donde nos alojaríamos) a famosos para que se supiera que no éramos simples niñatas. Simples Ghouls que convivían con ellos a cada hora.

   A su lado, la figura vestida de negro de Kaneki es como la de la Muerte representada en los cuadros occidentales. Su fino cabello blanco baila con el viento. Por un momento pienso en Ayato, en mi balcón, hablándome de lo que está pasando y las duras palabras que me dijo en medio de una discusión. 

   Y luego en Lyon. En cómo está y qué deber de estar haciendo. Me tengo que recordar a mi misma que forma parte de Aogiri, que debe de estar ahí fuera luchando por algo que él no quiere hacer.

Los miros a los dos con suspicacia.

-¿Qué hacéis aquí? -repito en una voz más alta que la anterior vez.

Las cejas de Touka se fruncen levemente, para luego hacer lo mismo con los labios y quedar con una fea mueca en ellos. Incluso quejándose está hermosa. Intento guardar esa expresión en mi cabeza. Retenerla para siempre en mi memoria, antes de que sea demasiado tarde.

-Yo... -Negó con la cabeza, y luego miró a Kaneki-. Me lo he encontrado por la calle, y me ha dicho algo que creemos que es necesario que sepas.

Asiento levemente.

   Los ojos grises y fríos de Kaneki me miran de pies a cabeza, quedándose quietos un momento en mis manos, heladas y temblorosas. Aún estoy nerviosa por la discusión entre el hermano de Touka y yo, y aún no se me van de la cabeza sus palabras, sus acciones, la forma de sus labios cuando habla.

-Aogiri no tenía del todo pensando qué hacer cuando se dio la alarma de ataque del Distrito 20, lo juro, sino os hubiera avisado... Si no es que no lo sabíais ya -Clava sus ojos en los míos, pecaminosos de saber demasiadas cosas y tener que ocultarlas. Aún así, me resisto a ellos. Ninguno de los dos se rinde-. Como ha dicho Touka, nos encontramos y le dije algo que creemos que deberías saber, si Eto no te lo ha contado ya. Lleva barajando hablar contigo desde hace unos días, pero aún así no lo ha hecho por Noro y Tatara.

-¿Por qué se lo has dicho a Touka antes que a mi? -es lo único que pregunto.

   Él no parece sorprenderse, ni inmutarse por la pregunta. Lo único que hace es apartar la mirada de una vez por todas y suspirar. El vaho choca contra su cara cuando el viento se levanta, levantando la nieve a nuestros pies y cubriéndolos de pequeños copos. Algunos se derriten antes del contacto, mientras que otros se aferran a la vida como pequeños animalillos heridos de muerte.

She's Weak -[Ayato Kirshima] [TOKYO GHOUL]Where stories live. Discover now