Capítulo 3

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Miami, Florida. 13 de Enero de 1987.

— ¿Ya decidieron un nombre para la pequeña? — El doctor Mendes, un hombre de unos cuarenta y tantos años que se especializaba en trabajo de partos, estaba encantado con la nueva vida que acababa de traer al mundo hace unas horas, seis horas para ser exactos.

Miró con adoración al joven matrimonio Danvers, mientras observaban a su hija, pareciendo aún no poder creer que ya estuviera allí en los brazos
de su madre. Eso era cierto, Eliza y Jeremiah no podían creer la vida que tenían a sus cuidados en este momento, ambos coincidían en eso... Pero tal vez no en los sentimientos que la bebé causaba en ellos.

La mujer miró a su esposo con una mirada cuestionable, el doctor lo pudo notar. En esos ojos habían amor, curiosidad, confusión y... ¿Miedo?

—No es mi problema. — Respondió Jeremiah como si acabara de leer la mente de su esposa. El doctor rió. Padres, siempre le dejan la tarea difícil a las mamás, estaba acostumbrado a ese tipo de bromas. La esposa, a diferencia del doctor, fulminó al padre de familia con la mirada. —Tú encárgate de eso. Yo me encargaré del resto... Tengo que hacer una llamada. — Y sin siquiera esperar una respuesta, salió decidido de la habitación.

—Eh... Su esposo tiene un carácter fuerte. — El doctor intento romper la tensión que la salida de Jeremiah había creado entre él y la esposa del hombre.

—Después de vivir con él unos años te acostumbras. — La madre no había quitado la vista de la pequeña que dormía profundamente sobre su pecho desde que las enfermeras la habían traído a la habitación para que Eliza le diera de comer. No sólo estaba encantada con su pequeña creación de vida, parecía hasta estar enamorada de ella, y el doctor Mendes siempre pensó, que no había nada más hermoso en el mundo que una madre completamente entregada a su hijo. El amor más puro y duradero que existe.

—Entonces... ¿Tiene nombre esta princesa? — Nombre. Esa pregunta la paralizó por completo. Ella no había decidido un nombre para la niña, lo había pensado si, miles de veces, mentiría si no dijera que cada noche
antes de dormir se quedaba al menos una hora dando vueltas en la cama mientras Jeremiah dormía como un cerdo pensando cómo sería compartir su vida con el pequeño ser que vivía en su vientre. Pero no sabía si sería lo correcto a darle un nombre al bebe, no sabía cómo reaccionaría su esposo al enterarse, no sabía que consecuencias tendría... Al diablo con eso, Eliza ya estaba cansada de tener que obedecer las órdenes de su esposo por miedo. Esa era su hija, su sangre y su creación, y su hija merecía por lo menos tener un nombre decente y digno de su belleza.

No le tomó más de treinta segundos encontrar el nombre ideal para su princesa de ojos azules.

—Kara. — Respondió Eliza con una sonrisa.

—Kara. — Repitió el doctor, como queriendo probar cada letra del nombre de la pequeña.

—Kara Danvers. — Al escuchar el nombre completo de su hija por primera vez, un nudo se formó en el estómago de Eliza. Esto estaba mal. —Es la primera vez que escucho ese nombre. Pero me gusta, es diferente y único. Justo como ella. — Toco delicadamente con la punta de su dedo índice, un pequeño lunar que Kara tenía en su frente, justo debajo del beanie rosa que cubría una gran parte de su cabeza. 'Demasiado grande para una niña tan pequeña' rio al pensar. —No quiero alardear, pero tengo un buen presentimiento sobre su hija señora Danvers. Lo tuve desde hace unas horas cuando la sostuve en mis brazos. Y no soy psíquico, pero puedo asegurar que ésta niña va a cambiar la vida de muchos con el futuro brillante que le espera. — Al quitar la vista de la niña, se encontró con los ojos confundidos de una madre que parecía querer derramar una lágrima por cada una de sus palabras.

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora