Prólogo

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"Tentación es el deseo de realizar una acción inmediatamente agradable pero probablemente con consecuencias graves."

Tonterías, en la mente de Lena la palabra "tentación" no tenía lugar alguno,
siempre pensó que solo las personas estúpidas eran capaces de caer en
el control de un deseo tan dañino, personas que no tenían ni un mínimo aprecio por todo lo que los rodeaba, personas a las que no les preocupaba su futuro, su familia, su trabajo, absolutamente nada. ¿Para
qué hacer algo que te hará feliz solo unos momentos si después vivirás una vida completamente arruinada gracias a ello?... Bueno, quizá no tanto, pero esa palabra era sinónimo de problemas en el vocabulario de
Lena.

Claro está, que ella nunca pensó el lado positivo de las cosas; habiendo sido la chica realista y un poco pesimista que siempre fue, ella sólo pensaba en los riesgos que hasta el más pequeño error podría causar. Para Lena, ir a lo seguro era su mejor opción, pero nadie le dijo que irse a lo prohibido podría ser la mejor decisión de su vida.

- "¿Estas perdida acaso?" - Lena volvió a escuchar la ronca voz a sus espaldas, pero su subconsciente le dijo que sería una mala idea darse la vuelta para observar de dónde provenía dicha voz, lo que la hizo mantenerse de espaldas con su frente apoyada sobre la puerta de madera y su mano intentando girar el picaporte, lo cual por cierto, no daba muchos resultados y solo provocaba que sus nervios aumentaran.

- "Créeme, uno no se pierde en un lugar como este a propósito." - Fue lo único que respondió mientras tomaba una fuerte bocanada de aire e intentaba abrir la puerta de nuevo. Sin resultados. Iba a matar a Sam
tan pronto como pusiera un pie fuera de la oscura habitación.

- "Oh ya veo..." - Dijo la misma voz, que ahora parecía estar más cerca que antes.
- "Te viste obligada a entrar aquí."-

- "Podría decirse."-

- "¿Y qué fue lo que te obligo a hacerlo? ¿Solo curiosidad o tu deseo por algo prohibido?" -Ante la última pregunta Lena intentó responder claramente, pero solo logro tartamudear como una idiota.

- "¿Q-qué? No. NO. Mi amiga me encerró aquí. Creo que pensó que era divertido o algo, no sé." - Giró su cabeza hacia el costado derecho, mirando la pared que tenía en frente. Dándole a la chica que estaba a sus espaldas una clara imagen del perfil de su pálido rostro, que seguramente ahora estaba más pálido que de costumbre.

- "Si claro." - Escuchó una risita burlona.
- "Tu voz dice eso, pero tu lenguaje corporal dice otra cosa."-

- "Hablas como si me conocieras"-Respondió a la defensiva.

- "Es verdad, no sé quién eres, o de dónde vienes, o cuál es tu historia de vida. Y no es que me interesara de todos modos." -Volvió a soltar una risita burlona. - "Pero sé lo que las mujeres como tú buscan. Te diría la cantidad de mujeres que cruzaron por esa puerta buscando exactamente lo mismo que tú, pero ya perdí la cuenta después de la numero veintisiete."-

- "Y ¿Qué es lo que estoy buscando?"- Lena volvió a responder con el mismo tono de burla que la chica a sus espaldas había usado."

- "No lo sé ojitos claros, tu dime." -

- "Mira, no sé qué clases de cosas estés  acostumbrada a hacer en este... Lugar."- Lena, completamente enojada, se giró sin darle importancia a nada, ni siquiera que alguien pudiera verla y la reconociera (Como si eso fuera a pasar, si nunca sale de su oficina) quedando de frente con la
imagen de una chica de cabellera clara, una sonrisa burlona en sus carnosos labios y vestida solo con una pequeña bata blanca de seda y una diadema en su cabeza que parecía tener forma de dos orejitas de gato; "que ridícula para la clase de trabajo que tiene" pensó para ella misma.
- "Pero en serio apreciaría si me dejaras salir de aquí."-

Sweet TemptationWhere stories live. Discover now