Capitulo 3

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Sonó el timbre de mi casa, mi mamá fue a abrir, para después entrar con Harrison.
-¡Pasa Harrison, sabes que estás en tu casa!- dijo mi mamá con emoción.- Los dejo para que platiquen, estaré en mi cuarto.
-Si está bien.- respondí
-Hola jacky.- besó mi frente.
-Hola Harri.- sonreí sin ganas.
-¿Cómo estás?
-Bien, un poco mejor.
-Tom me contó lo que pasó, que fuerte lo de su mamá.
-Lo sé. Ahora vivirá aquí.- dije recorriendo mi casa con la mirada.
-Todo saldrá bien.- me tomó la mano.
-Eso espero.
-Además Tom siempre te ha querido, me lo dijo el mismo. La verdadera pregunta es ¿Tú sientes algo por él?- parecía que nadie dejará de molestar con eso.
-Pues es que... No lo sé...- dije con nerviosismo
-Eso es un si.- se burló.- Él te quiere, tan solo deberías pensarlo...

(...)

Mi madre y yo salimos al centro comercial por un poco de ropa. Mi padre y Tom nos verían ahí. En lo que mi mamá veía las blusas, yo estaba sentada pensando en la charla que tuve con mi mamá y Harrison. Tal vez si sentía algo por él, pero no estaba del todo segura. Era tan lindo, tan gentil, tan cariñoso. Tan solo dejaría que me demostrara su afecto con sus abrazos y sus besos. Pero de mi no nacería hacerlo.
-Mira hija te compré una blusa muy linda.- dijo mi mamá sacando la prenda de la bolsa de papel.
-Mama gracias, está muy linda.- sonreí.
-Mira ahí vienen.- señaló con su cabeza a mi papá y a Tom.- Por favor, trata de ser linda hija, demuestra que es tu novio.- me susurró al oído.
-Lo haré mamá.- susurré apretando la mandíbula.
-¡Hola cielo! ¡Hola Tom!- los saludó mi mamá con alegría.
-¡Hola mis amores!- dijo me papá, dándonos un beso.
-¡Hola señora! ¡Hola Jaqueline!- respondió Tom besando la mejilla de mi mamá. Cuando iba a besar la mía, me alejé. Mi mamá me miró con amenaza.
-¡Hola Tom!- bese sus labios ante mis padres.
-Hija, ¿Por que no van a caminar por ahí?- pregunto mi padre.
-Si quieren que los dejemos solos solo diganlo y ya está.- mi papá rió. Tomé la mano de Tom y lo lleve a otro sitio.
-Que buen recibimiento.- se acercó a mí oído.
-De nada.- sonreí inocente.
-¿Y como está mi bebé?- puso su mano en mi vientre.
-Aun estoy muy chiquito papá, no puedo escucharte.- hice la voz chillona.
-Eres muy hermosa cuando no estás enojada.- me miró con una sonrisa.
-¿Por que debería estar enojada?- lo mire con ironía.
-Por que mi sola presencia te molesta.- sonrió burlonamente.
-Pues ya no, ahora viviremos juntos y tendré que acostumbrarme.- giré mis ojos.
-¿Ya no me odias?- se acercó a mí rostro.- Oh cierto no te gusta que te bese.
-Hazlo no me interesa. Además, no te odio solo no que sigues sin agradarme.- al parecer esto lo puso triste.
-Esta bien.- sonrió con tristeza.
-No puedo creer que vaya a hacer esto.- puse la blusa que me dió mi mamá en una banca y tomé su rostro con una mano. Lo acerqué a mis labios y lo besé. El correspondió mi beso. Profundice el beso metiendo mi lengua en su boca. Sentí el roce de la suya. Tomó mi cintura y me acerco más a él. Instantes después nos separamos por falta de aire.- ¿Contento?- dije con la respiración agitada.
-Mucho.- sonrió de oreja a oreja.
-Lamento tratarte mal, te prometo que ya no será así.- sonreí con la sangre en las mejillas.
-Esta bien.- me abrazó por la cintura y yo rodeé mis brazos en su cuello.- Te invito un helado.- dijo con entusiasmo.
-Okay, le caerá bien al bebé.- tomó mi mano y me llevo a la heladería.

Me senté en una mesa y esperé. Me di cuenta de que, no le había dicho de que sabor. Me levanté y ya venía con los dos helados.
-Ten de chocolate con cereza. Tú favorito.- dijo sentándose a mi lado.
-¿Cómo lo sabes?- sonreí.
-Tengo mis fuentes.- beso mi mejilla, a lo que no dije nada.
-Harrison...- suspiré y rodé los ojos.
-Si fue él.- se rió mostrando sus hermosos dientes, a lo que yo sonreí como estúpida.
-¿Y como te fue en el trabajo?
-Bien, tu papá fue muy gentil.- dijo metiéndose una cucharada de helado a la boca.- Por cierto, debemos ir a darnos de baja en la escuela.
-Cierto...
-Tu papá me dió de permiso de entrar tarde para ir.
-¿Te puedo acompañar?- sonreí.
-Si claro, no veo por qué no.
-Gracias.

La desgracia más hermosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora