THE LIGHT BEHIND YOUR EYES

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(Esta es una escena que se me ocurrió un día, así porque sí, mientras escuchaba esta canción. Me pareció una idea preciosa, pera Danger Days ya estaba al completo y no sabía dónde encajarla. De modo que aquí está:)

***

Otro temblor sacude los cimientos de la casa provocando que un asqueroso polvo blanco caiga sobre sus cabezas, a la vez que la lámparas que cuelgan de él comiencen a titilar, oscilando de forma peligrosa. Haciendo danzar a las sombras en la pared.

Siente un extraño pitido en los oídos, pero éstos se encuentran demasiado ocupados en otros menesteres como para preocuparse por ello ahora. Intenta creer que no son más que cohetes que explotan en el cielo, similares a aquellos que vio el verano pasado en la playa. Pero, a pesar de que no puede verlos, sabe con certeza que son el doble de grandes y potentes. No quiere, pero a cada golpe que dan se estremece sobre su abdomen, con el corazón henchido. ¿Por qué? ¿Por qué parece todo el mundo tan alterado? Si son sólo cohetes.

Mamá y papá han dicho algo de que hay que darse prisa, pero es lo único que ha logrado entender de sus palabras. Hablaron tan atropelladamente que hasta se asustó por un instante.

Hablando de eso...

"Gee..." Murmura con timidez, aferrándose al brazo de su hermano. "Tengo miedo..."

A pesar de no ser capaz de mirarle directamente a los ojos, pues se siente demasiado cobarde como para hacerlo, nota cómo éste gira la cabeza hacia ella, compasivo. Después, al ver que la niña no hace ademanes de levantar la mirada, es él quien, agachándose ante ella, busca el brillo de sus ojos.

"¿Recuerdas lo que siempre os digo?" Formula con el semblante tranquilo, casi sonriente. Siempre sonriente.

Apenas puede escuchar lo que dicen los demás con la agitación de su propia respiración golpeando dentro de los oídos. No tiene más remedio que mirarle directamente a los ojos, esos iris verdosos en los que, por primera vez en toda su vida, ve un leve destello de temor.

Traga saliva audiblemente, respirando por la boca.

"Que nunca debemos tener miedo." Repite con la voz temblando. "Que no dejemos que nos quiten la luz de nuestros ojos."

Parece que, a cada palabra que es nombrada entre las paredes de ladrillo, éstas hacen ademán de derrumbarse sobre ellos, sepultándolos entre escombros de polvo y tierra. Gerard asiente, cogiendo a sus dos hermanos, acercándolos, como si fuese a contar el mayor secreto jamás guardado. Los niños no evitan el gesto, pero la fuerza con la que los sujeta de los brazos inspira que, dentro de esa primera capa llena de simpatía, hay un niño igual de aterrorizado que ellos. Tal vez más.

"Pues quiero que penséis en ello." Asegura seriamente, con firmeza en su tono de voz. "Nunca perdáis la esperanza, ¿vale? Debemos ser fuertes." Entonces los entrelaza entre sus manos, como si aferrase un par de globos que, si llegaran a soltarse, desaparecerían en la inmensidad del cielo.

"Pero Gee..." Replica el mediano de los tres, sin convencerse de la veracidad en las palabras de su hermano.

Otro golpe en el tejado que acalla sus palabras. Otro temblor que sacude la casa. Otra bomba que cae sobre sus cabezas. Pero no, son cohetes, son cohetes...

"El tiempo viene a por nosotros." Dice con un suspiro entre sus labios, aunque sabe que los dos pequeños no lo entenderán. "Ya lo comprenderéis. Siento que esto acabe así, de verdad..."

Una llamada de papá los avisa de que se preparen para salir. "Vamos a echar una carrera." Les dice, intentando aparentar que todo es un juego. "No os paréis, o perderéis." La meta es el límite de la ciudad y, si logran franquearlo, les ha prometido comprarles un helado de doble bola.

Janet siente cómo su hermano aprieta con fuerza la mano en la que la sostiene, mirándole a través de esos iris verdosos de un niño, llenos de la prematura madurez de un adulto. Sonrientes. Siempre sonrientes. Ella le transmite el mensaje secreto a su hermano Mikey pero, al verse reflejada en los cristales de sus gafas, se da cuenta de lo triste que en realidad está. En el fondo sabe que todo esto de juego no tiene nada.

Lanza un pequeño hipido, sintiendo cómo sus ojos empezaban a arder.

"No llores." Le pide Gerard, compungido por el peso que siente sobre sus hombros. "Tenemos que ser fuertes, ¿Vale? Muy fuertes."

Papá abre la puerta de la casa, sacándolos fuera prácticamente a empujones, junto con su madre. Ni siquiera se molesta en trancar como siempre hace cada vez que van a jugar al parque.

Ante los ojos de aquellos hermanos sólo aparecen funestas sombras, imágenes borrosas cargadas de fuego, gritos, dolor, ruido y sangre. Y los ojos de Gerard, a los que la pequeña Janet recurre cada cinco segundos para salvarse, repitiéndose a si misma que estarán juntos para siempre.

Esos ojos verdosos...

Los mismos que la observan justo antes de que sus manos se suelten.

***

"¡Janet!" Exclama una voz, sacudiéndola de los hombros. Sacándola de su ensoñación.

La chica sólo logra alzar la cabeza, sintiendo el rostro hinchado, los ojos hundidos en un mar de lágrimas. Tantas que le cuesta varios segundos reconocer la borrosa figura de Charlie, parado justo delante de ella.

"¿Estás bien?" Le pregunta, realmente preocupado.

Cuando le entregó la cinta de música supuso que su reacción iba a ser algo por el estilo. Al principio le pareción un poco cruel, pero, en fin. Es la hermana de Gerard y merecía saberlo. Era, después de todo y sin duda alguna, un mensaje dirigido a ella. Pero jamás pensó que le chocaría con tanta fuerza.

De pronto, nota los brazos de la de negro abalanzándose sobre su cuello, hundiendo su rostro en su hombro, rompiendo a llorar. Y el corazón de Charlie se resiente, pues nunca antes la había visto así de dolida. Lo único que logra hacer es abrazarla con suavidad.

"Tranquila, está bien..." Le susurra.

"Es como si me hablase, Chem." Aolloza la otra, con la garganta completamente irritada. "Me está hablando, joder... Joder, Gee..."

Chem no encuentra las palabras adecuadas para consolarla, pero sí la empatía suficiente como para abrazarla con fuerza, sintiendo cómo la pena que ahora asola su mente se transmite de forma tenue en su cabeza.

Una línea de guitarra sale sutilmente de los cascos de Janet, ahora ahogados en su cuello. Dejando escuchar el porqué de tanto dolor.

"If I could be with you tonight, I would sing you to sleep...

Never let them take the light behind your eyes..."

DANGER DAYS: AftermathWhere stories live. Discover now