DANGER DAYS: Aftermath

BULLETPROOF HEART

Anuncian la noticia en todos los medios, a todas horas. Exhibiéndola como si fuese el mayor logro que BL/ind haya conseguido en su trayectoria. El cuerpo de seguridad por fin lo ha logrado, la tan esperada victoria sobre el grupo criminal número uno de Battery City. Ahora sus ciudadanos podrán dormir tranquilos de una vez por todas; podrán permanecer en silencio, en paz. Ya no habrá ruidos, ni luces de neón, vuelcos de corazones, ni caras de espanto. Por fin todo podrá avanzar hacia la perfección. Un gran motivo de celebración, sin duda.

Sin los Fabulosos Cuatro, los Killjoys están perdidos; sin modelos a los que seguir ni héroes a los que admirar, han perdido el rumbo. La esperanza que antes radiaba de sus corazones como el uranio se ha desperdigado por la red eléctrica de la ciudad que tanto los ha consumido. Todo el mundo sabe que dentro de poco no serán más que fantasmas del desierto, siluetas fosforescentes que pasearán sobre los cimientos de aquello que no fueron capaces de erigir. Ellos lo saben. Y tal vez sea más tranquilo aceptar el camino de la caída que intentar luchar por asfixiarse.

El día que Charlie ve la noticia, de fondo están sonando los Smashing Pumpkins. Es domingo, una de esas mañanas tontas en las que el cuerpo es incapaz de decidir qué hacer. Ya ha terminado todas las tareas que tenía pendientes, y aún es pronto para ponerse a hacer la comida. Su padre está trabajando en su estudio, así que la única compañía de la que puede disfrutar es el murmullo del televisor, el olor a la taza de té que reposa sobre la mesilla, y la voz de Billy Corgan llenando toda la habitación. A pesar de ello, su atención la tiene captada el libreto que venía dentro del disco, el cual escudriña a fuego con el fin de aprenderse de una vez por todas las letras de las canciones, algo que jamás se le dio del todo bien. Más su cabeza no deja de saltar aquí y allá, distraída por las notas a bolígrafo y las frases que Gerard subrayó en su momento. Es algo que repite muy a menudo, le encanta sentarse e imaginarse por qué lo haría, qué ideas se le pasarían por la cabeza. Por qué esas palabras lo impactaron de tal manera. Es como tener un libro abierto sobre el que descifrar los recovecos del alma de su amigo.

Eso es hasta el instante en el que el ruido del televisor sobrepasa al del altavoz, como si quisiera llamar especialmente la atención del chico tumbado a lo largo del sofá con un libreto entre las manos. Charlie distingue la cancioncilla de cabecera de las noticias, que acaban de interrumpir el programa de refritos con el logo sonriente de BL. "Últimas Noticias", anuncia la presentadora, y él la escucha con curiosidad.

Las siguientes palabras que pronuncia no le parecen reales.

Siente cómo su corazón se agarrota al detalle, encogiéndose sobre sí mismo, devorándose. La sangre se le atasca en la garganta, y el aire no le llega a la cabeza. Su cuerpo reacciona en un espasmo, levantándose con tanta violencia que la mesita acaba volcada, tirando la taza de té verde sobre el suelo, abriendo una amplia grieta en la carcasa del disco, que avanza en diagonal, decapitando a la chica de la portada. Él mismo no es capaz de soportar su propio peso, acompañando a la gravedad en su viaje, pero quedándose inmóvil en cuanto sus pies tocan el suelo. Tiene que leer varias veces el letrero que aparece en pantalla para entender lo que están diciendo. Tiene que esperar a que proyecten las imágenes de esta mañana para creerlo.

Ante el estruendo, Billie recorre el pasillo alarmado, asomándose por la puerta del salón en apenas un segundo.

"¡Charlie, hijo! ¿Qué ha pasado?"

Éste no puede cerrar la boca, y aun así es incapaz de pronunciar palabra alguna. Tarda mil años en girar la cabeza, clavando sus pupilas en los ojos neblinosos de su padre, en busca de ayuda, de algo que le recuerde que esto es real. Que esto está sucediendo.

Believe in me, as I believe in you tonight...

Las fuerzas con las que entona la siguiente frase no sabe de dónde las ha sacado.