THE KIDS FROM YESTERDAY (When your heart begins to break)

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Charlie contiene el aliento durante lo que le parece toda una eternidad. Aunque no le es suficiente. 

Hay algo que le impide entender esas últimas palabras. Tal vez no las haya oído bien, quizá no sea más que un espejismo. Pero ello no explicaría por qué el brillo de sus pupilas le resultaba tan familiar; por qué su sonrisa a veces le provocaba un escalofrío en la espalda. Todo encajaría, salvo por un pequeño detalle: 

¿No se supone que todos los Way están muertos?

"¡Pero tú...! ¡Estabas muerta!" Tartamudea, como si estuviera ante la imagen de un espectro.

La otra expulsa una irónica carcajada, oscilando el cuello. "Vaya, gracias. Eres todo un consuelo..."

"No lo entiendo..." Asegura, sujetando su cabeza entre ambas manos, como si le fuese a estallar en cualquier instante. "No lo entiendo para nada..."

"Dime en qué parte has perdido el hilo."

"Lo de hermana me ha desviado bastante, la verdad." Asiente, un tanto histérico. "Gerard me contó que toda su familia había sido asesinada por los Ecos durante la huida... ¿Cómo es que tú...?"

"Eso es lo que él creyó." Interrumpe, sin esperar a más palabras sin sentido. "Supongo que nunca supo la verdad. Ni yo misma lo hice hasta hace unos años..."

"¿Pero, qué...? ¿Cómo-?"

Twinkle aparta la vista, mordiéndose el labio inferior. A la luz del atardecer, su pelo aparenta tener brillantes matices rojizos, mecidos por la seca brisa del desierto. Desde esta perspectiva, la verdad es que sí que se asemeja a Gerard. Por un momento instantáneo, le parece estar hablando con él. 

Como en los viejos tiempos.

"Cuando nos arrestaron..." Narra con suma calma y paciencia, rompiendo todo lo anterior "Mi padre y él lograron escapar de los Ecos, sí. Esa fue la última vez que los vi. A ambos. A los demás nos metieron en una furgoneta, con la intención de llevarnos a alguna apestosa cárcel..."

"Lo sé." 

Vaya que si lo sabe.

Twinkle no le dirige ni una sola mirada, como si las escenas se deslizasen ante sus ojos, igual que en una pantalla de  televisor. 

"Mi madre, Mikey y yo sabíamos que íbamos a morir. Algunos de los rehenes se calmaban entre ellos con sutiles palabras de esperanza, pero nosotros no sabíamos jugar a ese juego. Conocíamos demasiado bien lo que iba a suceder; no duraríamos ni una semana entre los barrotes; mi padre y Gerard nunca volverían, y nos acabarían pegando un tiro en la cabeza. Por eso mi madre nos abrazaba a los dos con tanta fuerza: aquel iba a ser el último día de nuestras vidas."

Charlie cree empezar a entenderlo. "Pero no lo fue."

La de negro niega con lentitud.


***


La oscuridad de la furgoneta es casi tan asfixiante como su hedor. No sabría distinguir exactamente su causa, pero desde luego es totalmente distinto a las lavandas del patio de casa, o al olor que tiene la temible consulta del dentista. Duda que lo haya percibido antes.

El interior tampoco mejora. Apenas puede uno verse la palma de la mano, mucho menos ver los rostros de los demás pasajeros. Pero se sabe que están ahí por sus llantos, sus gemidos. Hay un bebé que parece inconsolable, al igual que su madre. 

Lo único que siente con firmeza, es la mano de su madre oprimiéndole el brazo, y el cuerpo de su hermano apretado al otro lado. En cualquier otra ocasión, se hubiera quejado por las carantoñas maternas, pero esta vez decide permanecer callada. Puede que incluso necesite ese apretón.

DANGER DAYS: AftermathWhere stories live. Discover now