II

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-Dibuja una sonrisa y te regalo una rosa!-Philip se moría de la risa oyéndome cantar el estribillo de Perdona de Tiziano Ferro. Me lo estaba tomando en serio con mis gafas por micrófono y todo. Tengo mérito lo sé.

-Cómo no nos acordábamos de esta canción al preguntarnos si habían canciones italianas movidas?-pregunté mientras seguía bailando al ritmo de la canción con los hombros.

-Esto no es movido-dijo riendo-Aunque cualquiera que te vea a ti diría lo contrario-dijo ahora haciéndome reír a mí.

-Pero sí es divertida, eso no puedes discutirlo-dije poniéndole mi "micrófono" a pocos centímetros de su rostro-Canta conmigo-le supliqué haciendo pucheros.

-Mm mm-negó con la cabeza sin quitarle ojo a la carretera y apretando los labios, como el pequeño que se niega a comer algo. Reí al verlo y seguí con mi concierto, al que no le quedaría mucho.

-Que sepas que me hacía ilusión que cantaras conmigo-dije como apenada, mientras buscaba alguna otra emisora.

-No me la sabía-se defendió. Yo reí por el tono que había usado de reproche infantil. 

Sí, yo también me he dado cuenta de que solo le saco comparaciones relacionadas con niños. Mi niño.

Buscando, encontré a medio empezar una canción que sabía que si que le gustaría a mi principito, así que la dejé pudiendo ver al momento como me miraba cómplice y con una divertida sonrisa en aquellos labios que me traían de cabeza. Pursuit Of Happiness de Kid Cudi, así se llamaba la canción por la que Philip tamborileaba el volante al ritmo de música. La verdad es que era difícil no tener ganas de bailarla o cantarla...

Bajé la ventanilla y notras soltarme la coleta, saqué la cabeza por ella sintiendo como el viento impactaba de un modo agradable y refrescante contra mi rostro. Mi pelo simplemente seguía la corriente. Cerré los ojos y respiré hondo.

Enumeremos:

A mi lado tenía al mejor de los hombres que cualquier mujer podría tener.

Estaba cada vez más encantada con mi embarazo.

Había pasado dos días estupendos en aquella finca, uno de los mejores recuerdos de mi infancia y aunque acababa de despedirme de mi familia, dentro de poco los volvería a ver.

Por fin me llevaba algo mejor con mi madre.

Tenía al mejor padre que nadie podría tener, bueno lo cierto es que mi suegro era también increíble, tanto de suegro como de padre.

Era parte de una familia increíble, incluyendo tanto la mía como la de Philip, quizás con alguna que otra excepción llamada Miquiella.

Estaba de "pre luna de miel" porque pocos días después me casaría con mi pequeño príncipe...

En resumen. Aquello debía ser felicidad. Al menos yo me sentía una diosa en todo su esplendor.

-Te falta sacar la lengua-al oír a mi niño metí la cabeza dentro y aún agarrándome con ambas manos al borde de la ventana me giré para fulminarlo con la mirada mientras arqueaba una ceja y ponía morritos. Él simplemente no pudo aguantar la risa.

-Me acabas de llamar lo que creo que me acabas de llamar?-me hice la ofendida de forma tan exagerada que era más que obvio que estaba de cachondeo. Él reía ahora sin mirarme.

-No?-reí por la vocecilla de niño inocente que usó. Me quité el cinturón y apoyándome en su asiento, cogí impulso para plantarle un sonoro beso en la mejilla que lo hizo reír antes de que girase la cabeza dándome otro beso igual de rápido y corto, pero en los labios.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now