III

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Cerré la puerta tras de mí.

La habitación era sencilla. Sus paredes estaban pintadas en un suave amarillo canario. No era muy grande pero tampoco pequeña, resultaba acogedora.

Tan solo cruzar la puerta, había un pequeño pasillo de no más de cuatro metros, lo mismo que medía el armario empotrado de puertas correderas que había a la derecha. Las puertas eran de madera clara sin barnizar, estando parte de ellas cubiertas por un gran espejo, en realidad dos, uno por cada puerta que al estar cerradas, los espejos estaban centrados de forma que formaran uno mayor.

Auto seguido se encontraba una pequeña cocina con minibar. Todos los muebles también de madera clara. El gracioso minibar con copas colgando boca abajo de la parte superior y botellas de distintos tipos de bebidas alcohólicas colocadas en fila en la barra, daba hacia lo que sería la zona de "descanso" en donde se encontraba la pequeña televisión de plasma sobre un largo mueble de madera mas oscura, colocado frente a la cama de matrimonio pegada a la pared y guardada a ambos lados por dos pequeñas mesitas de noche. Al otro lado de la cama, estaban los amplios ventanales que parecían dar a una terraza en aquellos momentos reinada por la completa oscuridad. En la misma pared de la cama y a poco de los ventanales, había una puerta, de lo que, deduje, sería el cuarto de baño.

Caminé hacia la cama, en la que se encontraba Philip tumbado boca arriba con la manos bajo la cabeza. Me tumbé de espaldas con cuidado, apoyando la cabeza contra su pecho.

-Nene-aquello pareció más una pregunta. Estaba preocupada por si estaba enfadado. Con su mano acarició mi cabeza.

-Tienes que comer algo-dijo con voz suave.

-Y tú-dije mientras me incorporaba y antes de darme la vuelta para apoyar todo el peso sobre mis codos y poder mirarlo más cómodamente-No eres Superman recuerdas? Tú también puedes morir de hambre-dije con ganas de reír, pero aparentando tanto seriedad como el estar muy convencida y orgullosa de lo que decía. Philip no tuvo mas remedio que reír.

-Estás segura de lo que dices, no?-se burló.

-Nop-ambos reímos antes de que mi chico se incorporara levemente para poder besarme.

-Nos damos una duchita?-preguntó con peligrosa picardía haciéndome reír.

-Trato-dije robándole otro beso-Pero-dije ahora arrastrando las vocales-No tenemos ropa... Y todo por mi vagancia-escondí la cara hundiéndola en su pecho pudiendo sentir su suave risa.

-Y al final estás más despierta que yo. Si quieres métete y en unos minutos estoy de vuelta.

-Ese no era el plan inicial-dije haciendo morritos y consiguiendo provocar su risa.

-Entonces ve desvistiéndote lentamente. En cualquiera de los dos casos haré récord en carreras-reí antes de que su beso me lo impidiera.

-No tardo-dijo saltando de la cama tras yo dejarle paso. Lo imité.

-Si eres listo no lo harás-dije comenzando a desvestirme llamando su atención. Rio antes de salir de la habitación a toda prisa provocando mi risa.

Entré al cuarto de baño. Era más grande de lo que esperaba. El suelo parecía estar adoquinado con piedras blancas de distintos tamaños. Las paredes estaban recubiertas por completo por azulejos blancos con algún extraño dibujo grisáceo. La bañera tenía jacuzzi, era cuadrada y en el lateral interior que había justo frente a mí, tenía un pequeño escalón a modo de asiento. Junto a esta había una ducha rodeada por grandes mamparas de cristal. El agua caía como una suave lluvia desde un chorro cuadrado y fijo al techo en color gris metalizado.
El estilo de aquel hotel era muy extraño, muchas mezclas en uno, pero supongo que eso era lo que lo hacía original y por tanto, interesante.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now