Decisioni sbagliate

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Al abrir los ojos, lo primero en recibirme fue el tono cálido que tomaba la habitación color vainilla con los rayos de sol que pasaban a través de las cortinas vaporosas. Lo segundo y más bonito, fue la pausada respiración de mi chico, que descansaba boca abajo y con el rostro en mi dirección, aún con los ojos cerrados.

Las sábanas del mismo tono de las paredes, tan solo le tapaban medio cuerpo, permitiendo que fuera posible ver el movimiento regular de su espalda al respirar. Me quedé allí tumbada, observando cada rasgo de su rostro delicado.

Recordé lo ocurrido la noche anterior, lo que provocó que frunciera el ceño.

La noche anterior había estado dándole vueltas al tema. Por algún motivo me sentía insegura, no sabía lo que pensar y mucho menos cómo actuar.

Por un lado, algo me hacía sentir mal, supongo que era porque Philip era un chico estupendo, sabía o al menos pensaba que me quería, y lo más importante, lo quería... El caso es, que nunca me había pedido nada y lo primero que me pide... se lo niego.

Por otro... tenía miedo.

-Buenos días princesa- dijo incorporándose antes de darme un beso breve.

-Buenos días cariño- dije ahora incorporándome yo.

-¿Te ocurre algo?- me preguntó apartándome los cabellos del rostro para colocármelos tras la oreja. Negué con la cabeza y forzando una sonrisa. 

-Aún me dura el cansancio- dije sonriendo ahora sin esfuerzo mientras le acariciaba el rostro.

-Descansa. Da igual cuándo te despiertes.

-No. Prefiero hacer algo con mi niño- dije antes de abrazarlo. Me besó en el hombro.

-Como quieras.

Mientras Philip se duchaba, tuve tiempo de comerme la cabeza durante otra media hora. No logré aclarar ninguna de las tantas ideas que rondaban mi cabeza.

-Te toca- dijo al salir del baño mientras me guiñaba un ojo, con una alegre sonrisa.

¿Cómo puedo decirle que no a esa sonrisa?- pensé.

Él era el tipo de persona tan alegre que mientras estuvieras a su lado, siempre tendrías la certeza de que TODO saldría bien.

Me di un largo baño de espuma.

-¿Puedo meterme?- bromeó Philip al entrar en el cuarto de baño para dejarme el neceser sobre la repisa de mármol del lavamanos.

Me reí antes de indicarle que se acercara. Se arrodilló para quedarse a mi altura. Tras apoyarme en el borde de la bañera y tomar impulso, le di un rápido beso en los labios, luego cogí un poco de espuma de la superficie del agua y se la soplé al rostro. Rio antes de tomarme por la nuca con delicadeza para luego darme un beso más tierno y prolongado.

-Bella- dijo mirándome con esos ojos, que tan solo ellos tenían el secreto de poder hipnotizarme. Sonrió -Te espero abajo tomatito- dijo incorporándose. Me tapé las mejillas al oír el nombre por el que me acababa de llamar,  motivo suficiente para que comenzara a reírse nuevamente. Le saqué la lengua y él a modo de respuesta, me imitó.

-Tarda todo lo que quieras- dijo entrecerrando la puerta -Pero que no sea mucho- dijo haciendo pucheros.

-Tonto- le dije sonriendo -No tardaré más, en breve bajo- asintió con una sonrisa antes de cerrar.

Suspiré.

Al bajar las escaleras, Adela, otra sirvienta, me detuvo.

-Buenos días señorita, todos están en el salón blanco, el señorito me dijo que la avisara para que desayunaran juntos- asentí.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now