IV

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Amaba la casa en todo su esplendor.
Me pasaba las mañanas leyendo afuera tumbada en una de las hamacas o en el balancín. El caso era pasarme la mañana leyendo y tenía mi propio método de lectura, que era leer siete libros distintos durante la semana, cada uno con su día asignado, hasta que los terminara. Lo mismo podía tratarse  de un libro de aventura, una biografía, un libro de política... Intentaba abarcar lo máximo posible.

-Se te ve cómoda-me dijo mi renacuajo. Tuve que arquear el cuello un poco para poder mirarlo. Se encontraba de pie y yo en frente suya, con la espalda en el suelo y el trasero y las piernas apoyados en la pared.

-Es una nueva postura de lectura, deberías probarla-dije antes de volver a clavar los ojos en mi libro. Escuché su risa leve antes de que se marchara de la habitación del peque en la que me encontraba, dejándome sola nuevamente.

Esa semana estaba o bien empezando o bien terminando: El guardián entre el centeno; La ciudad de las bestias; Un monstruo viene a verme; Más cuentos infantiles políticamente correctos y Mi vida lejos de mí. Ese día en concreto estaba llegando a la mitad de El guardián entre el centeno.

-Au-un cojín chocó contra mi cara, antes de caer a mi lado dejándome ver como Philip se sentaba a mi lado para luego colocarse, no sin esfuerzo, en mi misma postura-Qué haces?-dije riendo cuando su pie empujó el mío.

-Probar la nueva postura de lectura, como me has recomendado-dijo abriendo su libro, el cual al fin estaba por terminar.

-Te vas a quedar aquí conmigo?-pregunté con la alegría de una cría. Él simplemente sonrió sin mirarme antes de asentir con la cabeza. Y bueno, allí nos pasamos un par de horas. A mí para el embarazo aquella postura me era de ayuda, a veces sentía unas leves molestias en el vientre y ponerme con los pies en alto, además de resultarme sencillo, me calmaba. Philip no era muy dado a posturas anormales, por lo que terminó al contrario que yo, con la espalda y cabeza contra la pared y el trasero y las piernas en el suelo. Lupe que estaba limpiando como cada mañana, a pesar de decirle que no pasaba nada por pasarse dos días o los que necesitara sin sacarle brillo al suelo, al entrar y vernos allí se echó a reír, antes de salir de la habitación y volver al poco con la cámara para inmortalizar aquel curioso momento.

Las tardes se dividían en varias partes. Primero comíamos, luego nos relajábamos, Philip y yo normalmente en nuestra habitación, aunque no durmiéramos y solo nos quedásemos allí tumbados, abrazados y en silencio y Lupe o bien en los sillones del jardín o bien en el balancín, convirtiendo aquello en su rato de lectura y paz. Luego venía nuestro rato de juego con Draco, quien normalmente se pasaba toda la mañana por el bosque y era a partir de la hora de comer cuando lo veíamos. Y luego venía nuestro rato de ejercicio, Philip salía a correr mientras yo hacía yoga y luego pasada más o menos una hora, ambos hacíamos flexiones, sentadillas, abdominales... Lo mío obviamente era de mucha menos intensidad. Era aproximadamente una hora de risas por mi parte, porque Draco me acosaba mientras yo hacía mis repeticiones y si por ejemplo me ponía a hacer abdominales, él intentaba besuquearme la cara a lametazos, o si me ponía con las sentadillas, se ponía a saltar queriendo que lo cargara... Cosas así. Muchas veces cuando terminaba abrazada a Draco entre risas, pillaba a Philip mirándonos embobado. Me encantaba.

Luego estaba nuestro ratito tecnológico, es decir, bien tocaba conectarnos con el mundo por el móvil, ya fuera mediante llamadas, mensajes, videoconferencias.... O bien tocaba perdernos un rato por las redes de internet buscando de todo. Normalmente cuando alguno pillaba el portátil, el otro se ponía al lado, porque por lo general si cogíamos el portátil era para buscar algo interesante, lo que en mi caso resultaba divertido, ya que la situación era esta. Por orden: Cogía el portátil, Philip si estaba cerca al verme se acercaba, yo buscaba cualquier curiosidad por la que se me había ocurrido coger el portátil, ambos leíamos curiosos y luego Philip se levantaba al ver que comenzaba a buscar algo de venta de ropa online o cosas de ese estilo. A veces lo hacia directamente para que se fuera porque a lo mejor lo que realmente quería buscar, me daba vergüenza que él lo supiera, tipo; Es normal que me duelan las bubis durante el embarazo?

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora