V

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-Perdonen su atrevimiento, es un joven muy...

-Descarado?-dije yo ahora, volviéndome hacia el hombre que sonrió como avergonzado.

-Yo no lo habría dicho mejor-parecía intentarse disculpar tanto con aquella sonrisa como con sus palabras y la voz que usaba para expresarlas.

-Pero no se disculpe por él. Da la casualidad de que lo conozco por una... compañera de trabajo.

-Ah sí?-reí. Con aquella pregunta, casi dicha en un suspiro, mostró alivio.

-Sí. Ambas trabajábamos en la misma agencia de modelos.

-Tendrías que haber dejado que se quedara con la duda de si lo hacía con todas las clientas. Con el sustito habría aprendido la lección-refunfuñó Philip haciéndonos reír tanto al camarero como a mí.

-Sí, lo cierto es que con el chico hay que tener paciencia para no darle con lo que se tenga más a mano.

-No lo jure-volvió a refunfuñar mi pequeño príncipe.

-Anda ya celosillo-dije riendo mientras acariciaba su mejilla.

-Saben qué? Les recompensaré. Pidan lo que quieran. Invita la casa.

-No hace falta. Tampoco quiero sentir como que el chaval me invita a algo-dijo Philip apoyándose en la barra de brazos cruzados.

-Perdone... Soy Meg y este es Philip, mi prometido, a veces con comportamiento de crío-le dije al hombre tendiéndole la mano por encima de la barra y la cual estrechó. De reojo vi como Philip también me miraba del mismo modo antes de sonreír con diversión y girarse hacia el hombre.

-Lo siento. Comprenderá que con una chica así a mi lado y muchos cuervos como ese, uno tiene que estar atento-reí por lo bajo. Ambos se estrecharon la mano. El hombre riéndose por el comentario de mi tontorrón.

-Yo también tendría cuidado tranquilo-dijo entonces el hombre aún riendo-Entonces qué? Me dejáis recompensaros?-miré a Philip a espera de su respuesta.

-Solo si me promete que se lo quitará del sueldo-bromeó Philip. Sin embargo el hombre abrió los ojos como platos-Tan solo bromeaba-reí al ver nuevamente esa expresión de relax en el rostro del hombre.

-Por cierto. Cuál es su nombre?-pregunté apoyando ambos brazos en la oscura barra.

-Oh perdonad. Mi nombre es Miguel-nos volvió a estrechar las manos-Perdón por el despiste. Mucho gusto.

-Igualmente-dijimos Philip y yo sincronizados.

La noche estuvo tranquila. Aquello cada vez estaba más repleto y por lo tanto había más ambiente. Estábamos muy a gusto.

-Acércate-le pedí a mi pequeño extendiendo hacia él mi mano, en la cual tenía una servilleta.

-Qué tengo?-preguntó mientras se inclinaba hacia mí.

-Un poco de nata-le respondí mientras le limpiaba la comisura de los labios con cuidado.

-Gracias-dijo acomodándose nuevamente en su silla metálica. Me quedé mirándolo notando un extraño sentimiento recorriendo mi interior. Era extraño pero sin dudas me encantaba-Por qué te me quedas mirando así?-preguntó tapando su rostro con la fina carta de postres-Tengo más y no me lo has dicho-dijo cogiendo su servilleta de tela blanca intacta hasta el momento. Reí.

-Que no peque-dije aún entre risas-Solo me quedaba mirándote. Tengo ese derecho. Tú muchas veces lo ejerces sobre mí y me fastidio, no?

-Seguro?-preguntó haciéndome reír aún más. Se veía tan dulce e inocente tras aquella carta.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now