Capitulo 20: La honestidad a veces duele más que una mentira

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Lo único que faltaba era que el señor Aizawa lo despidiera cuando se diera cuenta que confesó el plan para hacerlos comer juntos. Era una lástima, puesto que se sentía bien viviendo en la mansión, y no era por los lujos, ya que nunca había vivido con ellos.

Sino por el hecho de la calidez de los demás sirvientes y por supuesto de sus ahora amigos, que estaba perdiendo con cada segundo que pasaba.

Así que suspiro hondo y comenzó de nuevo.

— Lo que te dije es verdad, cuando llegue a la mansión nunca les conté de mis planes ni porque me volví su niñero, — mencionó con voz baja, sin mirarlo a los ojos, — Mi trabajo consiste en hacer que se lleven mejor, pero no esperaba que se terminarán enamorando de mi, ese no era parte del plan... — susurra con obvia vergüenza que tiñe sus blancas mejillas.

Eijirou lo sigue mirando sin perderse detalle, aunque el enojo está ahí, latente, entiende el punto del chico, conoce demasiado bien a su tío y sabe que puede ser un viejo retorcido.

— Entiendo, continúa... — le dice  instandolo a seguir. Pero sin dejar de mirarlo asesinamente.

Si ya había comenzado a hablar era mejor que terminara.

Midoriya respira profundo nuevamente,  buscando la fuerza que le falta y necesita.

– Con el pasar del tiempo me fui encariñado con cada uno de ustedes, aun a costa de las negativas de la situación, pero cabe resaltar que no pude cumplir mi objetivo, que es hacer que se lleve bien, por eso he fallado en todo, no merezco seguir viviendo en la mansión... – menciona triste, desbordando esa aura de inseguridad y miedo que se le escapa cada dos por tres.

Las cosas no iban bien. Y para su desgracia tenía miedo de lo que vendría más adelante. Puesto que su padre lo detestaba ahora, ya no tenía un hogar al que volver y mucho menos trabajo.

¿Que más podía empeorar?

– Realmente es un trabajo retorcido el que te asigno mi tío, – responde pensante el pelirrojo, mientras pone sus manos en jarras y observa a Izuku temblar.

Quiere abrazarlo y se maldice internamente por ello. Odiaba las mentiras... pero verlo tan cohibido, asustado y casi al borde del llanto en esos hermosos ojos verdes, hacen que se sienta como un idiota a punto de perdonarlo.

Y ahí reside lo irónico. Ya que desea perdonarlo.

Pero todavía no.

— ¿Eso es todo? — vuelve a preguntar de la forma más fría que puede. Tratando de no mostrar que el enojo ha mermado más de lo que quisiera.

Definitivamente sus sentimientos a veces eran un dolor en el culo.

Esa, era una de las veces.

Izuku guarda silencio, buscando que más decir. De todas formas ¿que más podía perder? Estaba seguro que Shoto no lo perdonaría, estaba jodidamente seguro que Eijirou lo terminaría golpeando en cuestión de segundos mientras que de su boca saliera cada palabra que se guardo como planes para que los tres príncipes se llevasen mejor, y que por obvias razones había fallado de una manera colosal.

Baja la cabeza sintiendo el peso de seguir diciendo verdades. Piensa en su madre en ese momento, recuerda como ella le recalcaba vez tras vez que ser sincero era lo mejor, en esta ocasión se lo estaba cuestionando.

Así que sin más que dejar atrás su miedo e incertidumbre le cuenta la mayor parte de las cosas pedidas por el señor Aizawa, de los planes que debía de llevar a cabo sea como sea y el precio que se le pagará por cada tarea realizada.

♠Cenicienta y los Cuatro Caballeros♦ 👉Editando 👈Where stories live. Discover now